LOS CULTOS CARGO: ¿SURGIERON ASI LAS RELIGIONES? (PARTE IV Y ULTIMA)




Aquello era increíble. Los americanos no solo recibían el cargo en canoas metálicas sino que tenían embarcaciones volantes. Decenas de ellas. Y no solo eso. Había algo que desconcertaba aún más a los melanesios. Entre los americanos había negros. Era algo que no podían comprender. Hasta entonces siempre habían hecho una distinción clara entre ellos y el hombre blanco pero ahora estaban contemplando como gente de su mismo color de piel vestían y se comportaban como americanos. Tras muchas confusiones consiguieron integrar ese hecho en su mitología suponiendo que los ingleses les robaron bebes décadas atrás para que fueran criados en América. Su llegada parecía un síntoma claro de que el regreso de John Frum y el Apocalipsis estaban cerca.
Al ver la admiración que los nativos mostraban hacia los americanos, los misioneros decidieron usar esto en su favor. Pidieron a los militares que intentasen convencer a los melanesios del error de sus creencias para que pudieran abrazar la auténtica fe. Pero las cosas no salieron exactamente así... Los americanos dijeron a los nativos que su tal John Frum no valía un pimiento y que ellos desayunaban dos como él cada día (o alguna macarrada parecida) Aquello les pareció una auténtica proeza a los melanesios. ¡Aquellos visitantes no tenían miedo a desafiar a los dioses! Los americanos mismos se convirtieron en objeto de adoración.

Bien es cierto que, de algún modo, consiguieron que crecieran en la zona los sentimientos religiosos cristianos. Junto a John Frum, Jesus pasó a ocupar un lugar, secundario eso sí, en el panteón melanesio. Pero a los misioneros eso no les tranquilizaba lo más mínimo. Jesús no solo era un dios menor que Frum sino que solo era uno más en un panteón al que Santa Claus, Juan el Bautista, el Rey de América (sic) y el Tio Sam también fueron añadidos.
Las ceremonias se fueron volviendo más elaboradas y la adoración por los americanos centró todos los cultos cargo. Ademas de barcos también se comenzaron a realizar elaboradas copias de los aeropuertos americanos. Los melanesios creaban largas pistas de tierra, así como aviones y torres de control de madera. Uno de ellos se situaba en la torre frente a una caja de madera pintada que hacía las veces de radio y que aseguraban que comunicaba directamente con Frum. Otros se ponían a lo largo de la pista con antorchas en las manos y hacían gestos imitando a los controladores americanos. Por último, el resto se situaba junto a un avión de madera a esperar un cargo que nunca llegaba. También desarrollaron complicados rituales de adoración a la bandera americana y copiaron las canciones que los militares entonaban durante las marchas.
Con el tiempo, como todas las religiones, los cultos cargo han sufrido cismas o ramificaciones de todo tipo. Por ejemplo, en Nueva Hannover surgió un culto en 1964 que adoraba a Lyndon B Johnson. Su líder, el profeta Bos Malik, aseguraba que la llegada del cargo era inminente. Malik había servido de enlace entre los nativos y los americanos por lo que se ganaba a menudo una recompensa en forma de comida y baratijas. Cuando los americanos le dijeron que abandonaban la isla se sintió bastante desconcertado y les preguntó de donde iban a sacar ahora la comida. “No te preocupes, chico. Hay mucha más en el sitio de donde viene ésta. Solo tienes que hablar con Lyndon Johnson” cuentan que le dijo un soldado. Con la isla bajo dominio australiano y en plenas elecciones, Malik convenció a su pueblo para que todos votaran por Johnson. Tenía madera de líder ya que también los convenció de que le pagaran a él los impuestos en lugar de a las autoridades australianas. Él se encargaría de hacerlo llegar al presidente americano... Los intentos del gobierno de Australia por regular la isla y cobrar impuestos llevaron a los seguidores de Malik a protagonizar numerosas revueltas. Finalmente los impuestos fueron pagados pero Malik profetizó que el Queen Mary llegaría pronto a Nueva Hannover y los llevaría a todos ante Lyndon Johnson.

Diez años después la reina inglesa visitó varias islas de Melanesia. Los nativos no le hicieron mucho caso, en su cultura no era concebible una mujer con poder. Decidieron centrarse en su marido, el Principe Felipe, a quien rápidamente elevaron a los altares. También Duke Ellington se convirtió en una deidad melanesia pero, en este caso, no tengo ni idea del motivo ni de la forma en que sucedió.
En la actualidad todavía sobreviven un buen número de cultos cargo, entre ellos la Iglesia de John Frum en Tanna. Se cuenta que, estando en Melanesia, David Attenborough preguntó a un indígena si seguía creyendo que John Frum iba a volver después de décadas esperando.
“¿Acaso no lleváis vosotros dos mil años esperando a vuestro Mesias? ¿Por qué ibamos nosotros a cansarnos tras unas pocas décadas?” respondió el melanesio.

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