En 1926 Marcel Mauss publica el influyente “L’Essay sur le don” donde presenta uno de los conceptos clave de la antropología: el potlach. El potlach fue un concepto en su origen aplicado a ciertos comportamientos institucionalizados por un acuerdo tácito heredado pero no escrito, inicialmente descubiertos en ciertas tribus del Noroeste americano y de Melanesia, y mas tarde rastreados en el origen de numerosas culturas, como es el caso de la azteca o la occidental, sin ir mas lejos, el potlach es una institución en la que clanes y fratrías rivalizan entre sí mediante gastos, regalos y donaciones mutuas, en la realización de excesivos y derrochadores rituales.
En esta institución la sorpresa e interés se encuentra en el aparentemente infundado derroche de bienes necesarios, tales como esclavos, casas o muebles, que son sacrificados como medios para la obtención de un fin social de paradójicas características.
En el potlach la suntuosidad del objeto regalado no adquiere una importancia relevante. Entre los aztecas, en los llamados panquetzlitzli, los objetos ofrecidos de escaso valor como plumas y vestidos, aunque en algunas zonas de Melanesia los bienes derrochados constituyen una parte importante de las posesiones.
Lo verdaderamente importante es la estructura que se reproduce en el ritual, que lo hace posible, y que al mismo tiempo realiza la alquimia social a partir objetos materiales crea simbólicas relaciones de poder.
El potlach se articula por medio de celebraciones cuyo único fin es la ostentación de un poder social regido por la posibilidad de una total y absoluta pérdida de los bienes. El contribuyente que recibe los dones se verá obligado en el futuro a devolver con intereses los bienes obtenidos durante la ceremonia. Por su parte aquél otorga los dones, recibe a cambio el poder simbólico que la desposesión otorga y muestra no necesitar ningún bien material de los objetos regalados.
En Melanesia este sistema impulsa a pueblos en algunos casos enemistados, a intercambiarse de forma agonística regalos cada vez mas suntuosos y excesivos.
En este contexto es factible afirmar que el potlach ideal es aquel que humilla a aquél que lo recibe y eleva al que ofrece: una deuda imposible de devolver. Esta institución constituye un paradigmático proceso socializador en la creación de un sistema de rango que fundamenta una jerarquización y normalización de las relaciones de poder. Despilfarro, perdida, sacrificios, desposesión de bienes, regalo, donación, en definitiva, consumición de bienes por parte de “el otro” constituyen las características propias del potlach.
CONTINUARÁ
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