JOICE HEATH , LA FICTICIA NIÑERA DE WASHINGTON



Joice Heth fue una anciana de raza negra que allá por el año 1830 se convirtió en la que se podría denominar como “el primer freak de la historia”. Se contaba que tenía 161 años y que fue el ama de cría del mismísimo George Washington. Esta es su historia.

A principios de la tercera década del siglo XIX, los ciudadanos de muchos lugares del noreste norteamericano se encontraron con unos curiosos carteles en los que se mostraba a una anciana de raza negra, arrugada y apergaminada que más bien parecía una vieja momia, con unas uñas largísimas y ataviada con una especie de toquilla que le otorgaba un aspecto bastante estremecedor. Bajo la ilustración se podía leer:

“Joice Heth es sin duda la más sorprendente e interesante curiosidad en el mundo. Ella fue esclava de A. Washington, (el padre del general Washington) y fue la primera persona en ponerle la ropa al bebé que, después de varios años, condujo a nuestros padres heroicamente a la gloria, la victoria, y la libertad. Para utilizar sus propias palabras al hablar del ilustre Padre de la Patria, “ella lo crió.” Joice Heth nació en el año 1674, y tiene por tanto, la edad asombrosa de 161 años “.

El promotor de la peculiar atracción fue Phineas Barnum, un showman y empresario norteamericano que años después llegaría a hacerse millonario con su circo de personajes extraños (freaks). La anciana Heth fue su primer personaje de éxito y el que le dio la fama en un principio. Barnum recorría las ciudades americanas exhibiendo a Joice Heth en distintos lugares como tabernas, posadas, museos, casas de ferrocarril o salas de conciertos. La gente acudía en masa a ver a tan peculiar anciana que, sentada en una silla, contaba sin prisas viejas historias sobre la vida del querido y respetado presidente Washington.

Los diarios se hacían eco de tan inusual personaje para aumentar todavía más, si cabe, la curiosidad de los ciudadanos que esperaban ansiosamente el paso de la atracción de Barnum por sus ciudades. El 21 de agosto de 1835, el diario Sun de Nueva York publicaba el siguiente artículo:
Joice Heth nació en la isla de Madagascar, en la costa de África, en el año de 1674, y en consecuencia, ha llegado a la asombrosa edad de ¡ciento sesenta y un años! Pesa, cuarenta y seis libras, y sin embargo es muy alegre e interesante. Ella mantiene sus facultades en un grado sin precedentes, conversa libremente, canta numerosos himnos, refiere muchas anécdotas interesantes del pequeño Washington, los casacas rojas, etc, y muchas veces se ríe a carcajadas de sus propias declaraciones o las de los espectadores. Su salud está en perfecto estado, y su aspecto muy aseado. . .

La aparición de esta maravillosa reliquia de la antigüedad merece que se la mire con asombro, y al verla, uno se convence de que sus ojos están mirando a la persona más longeva que nunca antes se ha visto...

Pasados unos meses, el interés comenzó a menguar. Pero Barnum era un personaje de recursos y mediante una carta anónima a un diario de Boston, en la que aseguraba que Joice Heth no era más que una máquina, un autómata fabricado con cuero y huesos de ballena, logró de nuevo interesar al gran público y llenar de nuevo las salas que visitaba.




Joice Heth en realidad no era nada de todo esto, ni fue un autómata, ni tenía 161 años, y por supuesto, jamás conoció al presidente Whasington. Simplemente fue contratada por Barnum y su colega Levi Lyman para representar un papel. Muchos sospechaban que todo era un engaño, y hasta de estas sospechas supo Barnum sacar un enorme provecho.

En febrero de 1836 falleció la vieja Joice y Barnum montó una autopsia pública en Nueva York, en la que se congregarían más de 1500 personas, expectantes ante el veredicto del doctor David L. Rogers, quién tenía que atestiguar la verdadera edad de la fallecida. A parte del dinero recaudado por el espectáculo, se dice que Barnum también se llevó un gran porcentaje de las apuestas que allí se realizaron.

El doctor Rogers dio su veredicto, la anciana a la que había realizado la autopsia rondaba los 80 años a lo sumo. Barnum todavía dio sus últimos coletazos en este asunto, asegurando que el cuerpo al que se le había efectuado la autopsia no era en realidad el de Joice Heth y que esta no había muerto, si no que con el dinero que había ganado se había marchado a Europa. Esto es posible que hasta a él le sonara demasiado disparatado y le hiciera confesar tiempo después que todo había sido un montaje.

También es cierto que el admitir el engaño no fue impedimento en su carrera, pues muchos fueron los personajes similares que recorrieron el estado americano en el Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus. El quizás más famoso circo de freaks de la historia.

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