LE FAUX MYSTÈRE (PARTE 10) LA IGLESIA DE LA MAGDALENA. LA DISPOSICIÓN DE LAS ESTATUAS II


2. Sainte Germaine de Pibrac, representada como una pastora, acompañada de dos ovejas. Nacida en Francia en 1579, con una debil constitución, además recibió en su infancia enormes castigos de sus allegados. Un día se le encomienda el cuidado de un rebaño de ovejas, pero ella se queda dormida y se pierden. Por ello es despreciado por los habitantes de su pueblo. Pero ella aun así continua siendo amable. Realiza además dos milagros: un día atraviesa un río sin mojarse la ropa, y en otra ocasión, se le acusa de robar un trozo de pan y guardarlo en el delantal, pero al abrir el delantal solamente hay rosas (de hay que la decoración del paño que lleva sea con flores). Fallece el 17 de enero de 1601, curiosa coincidencia con otros muchos hechos que acaecen en 17 de enero. Su historia guarda un enorme parecido con la historia de Santa Roseline (que aparece en el fresco del altorrelieve)
3. Saint Antoine l´ermite, como todas las demas estatuas esta ricamente vestida, con una Biblia en su mano derecha, y en la izquierda un baston con una campanilla atada arriba, y con un cochino en sus pies.

San Antonio o Antón de Egipto, llamado también el Abad, el Ermitaño o el Grande (Heraclea, Egipto, 251– Monte Colzim, Egipto, 356) fue un monje cristiano, fundador del movimiento eremítico. Se cuenta que alrededor de los veinte años de edad vendió todas sus posesiones, entregó el dinero a los pobres y se retiró a vivir en una comunidad local haciendo ascética, durmiendo en un sepulcro vacío. Luego pasó muchos años ayudando a otros ermitaños a dirigir su vida espiritual en el desierto, más tarde se fue internando mucho más en el desierto, para vivir en absoluta soledad. Antonio fue reiteradamente tentado por el demonio en el desierto. La tentación de san Antonio se volvió un tema favorito de la iconografía cristiana, representado por numerosos pintores de fuste.

Su fama de hombre santo y austero atrajo a numerosos discípulos, a los que organizó en un grupos de ermitaños junto a Pispir y otro en Arsínoe. Por ello, se le considera el fundador de la tradición monacal cristiana. Sin embargo, y pese al atractivo que su carisma ejercía, nunca optó por la vida en comunidad y se retiró al monte Colzim, cerca del Mar Rojo como ermitaño. Abandonó su retiro en 311 para visitar Alejandría y predicar contra el arrianismo. Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.

Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalía con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio, por lo que corría su fama. En la teología el colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.

Curiosamente Saint Antoine fallece el 17 de enero del 356, a los 103 años de edad, entrando de nuevo en el mito del 17 de Enero. A los pies del santo encontramos un cochino, transformado en jabalí, hecho denotado por los dientes enormes que muestra, y que no encajan para nada en la iconografía clasica y que entra en relacion con la obra de Boudet “la verdadera lengua celtica”, en el capitulo “la caza del jabalí”.

Hay otro misterio y es que la cara del santo se parece mucho a la de Joseph Chiron (1789-1852), cura y mistico frances, que se esforzo enormemente por ayudar a los pobres y a las locos. Pero por diferentes problemas con la justicia y con la iglesia, acabara haciendo ermitaño en su sitio llamado Galamus. Ademas lo volvemos a ver en la estacion XIV del via crucis.

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