EL JARRÓN DE DORCHESTER


El objeto en cuestión es un pequeño jarrón con forma de campana en su base y con una pequeña apertura en su parte superior. Sus medidas son: 114 milímetros de altura, 165 milímetros de diámetro en su base, 65 milímetros en su boca y un espesor medio de unos 3 milímetros. El pequeño jarrón está realizado completamente en zinc y está decorado con incrustaciones en plata, en las que se pueden apreciar seis adornos florales en sus laterales y una especie de vid o corona en su parte inferior. El trabajo decorativo y la perfecta manufactura del Jarrón de Dorchester denotan que su creador fue algún artesano experto en el moldeado de este metal.

Hasta aquí todo parece normal, a no ser porque esta curiosa pieza fue descubierta en el interior de una roca estratificada de unos cien mil años de antigüedad.

La primera y prácticamente única referencia histórica sobre el Vaso de Dorchester data del 5 de junio del año 1852, en la publicación de la revista Scientific American. En la Wikipedia se dice que fue en 1851, pero ese es un dato incorrecto. En el artículo en cuestión se cuenta que el jarrón fue encontrado tras unas voladuras en una mina de Meeting House Hill, en Dorchester (Massachusetts). El jarrón estaba fraccionado en dos trozos y según el artículo, se hallaba incrustado en el interior de rocas estratificadas a casi cinco metros de profundidad y con unos cien mil años de antigüedad.

En el artículo se echa de menos una serie de información que, en principio, es suficiente para no tomar demasiado en serio este objeto. En principio, no queda demasiado claro que el jarrón estuviese realmente “incrustado” en el interior de esa roca. Cuando se hallaron los trozos estaban sueltos y separados de ella, con lo cual es muy posible que simplemente estuviese enterrado en algún estrato o quizás, en esa roca existiese algún hueco o recoveco en el que se encontrara el jarrón. Tras la voladura, claro está, todo esto no se pudo comprobar y se dio por sentado que el jarrón se encontraba “dentro” de la roca. Por otro lado, tampoco existe una referencia sobre la datación ni sobre quien la llevó a cabo y en todo momento, se habla sobre la datación de la roca en cuestión y no sobre la del objeto que, como se puede suponer, en aquella época no existían medios para realizarla.
En fin, un artículo con muchas incógnitas en el que incluso al final, se hace una pequeña referencia a los Tuba Cain, los primeros pobladores de la zona a los que veladamente se les atribuye la manufactura de este jarrón, allá por comienzos del siglo XVII.

Ante un artículo tan enclenque, los arqueólogos y expertos de la época no pudieron más que sonreír y dar la espalda a este supuesto Oopart, que huérfano de defensores deambuló por diferentes museos hasta que desapareció en lugar y fecha inconcretos. Es una lástima que el objeto no haya perdurado hasta nuestros tiempos para que se le pudiera realizar un estudio exhaustivo y de ese modo disipar todas las dudas, porque quien sabe, quizás mis suposiciones sean erróneas y quizás, hace cien mil años, cuando sobre la tierra tan solo habían proyectos de seres humanos, alguien se dedicaba a realizar con gracia y esmero este tipo de manufacturas.

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