LA OPERACIÓN BERNHARD. INTENTO DE COLAPSO DE LA ECONOMÍA INGLESA

ByOskarele

Entre los muchos planes que los dirigentes del brutal Tercer Reich trazaron durante la segunda gran guerra para derrotar a las potencias aliadas, estuvo la operación Bernhard o Krüger, por el apellido del coronel encargado de ejecutarla, aprobada personalmente por Heinrich Himmler.

Esta acción consistía en la falsificación del equivalente en billetes a 150 millones de libras esterlinas, trabajo encargado a uno de los más hábiles falsificadores del mundo, un ruso conocido con el alias de Wladimir Dogranov.

Estos billetes serian empleados para pagar espías y armamento, pero sobre todo, la intención era lanzarlos desde aviones sobre Inglaterra para colapsar la economía británica.

Himmler le propuso al ruso este que empleara, tras una rigurosa selección, a los judíos que tuvieran capacidades en el tema: calígrafos, técnicos de impresión, dibujantes, banqueros… creando un equipo de 140 personas, calificados por las SS como “trabajadores altamente esenciales”, y que obtuvieron ciertos privilegios, como, por ejemplo, seguir vivos…

Los trabajos se realizaron en el campo de concentración de Sachsenhausen, cerca de Berlín.

Los billetes falsificados alcanzaron un grado de réplica muy cercana a la perfección y solo un ojo muy experto podría sospechar de su falsedad. La fábrica hacía unas  400.000 libras esterlinas por mes, y pronto debería aumentar la tasa pues el plan debería concretarse en tan solo 3 años,

Krüger sabía que al terminar la cuota sus trabajadores serían eliminados y él sería enviado al frente, por lo que frenó un poco la producción.

En la primavera del 45 la situación en la guerra para Alemania estaba bastante jodida. Hitler estaba a punto de caer. Himmler quiso cancelar la operación, pero el general Krüger, al frente de la operación, decidió trasladarse a los Alpes Austriacos, cerca del lago Toplitz. Pero el avance aliado impidió que siguiesen con la fabricación de billetes: se tuvo que tomar la decisión de destruir todas las instalaciones.

Las prensas, troquelas, imprentas y más de 100 millones en billetes fueron tirados a lo más hondo del lago Toplitz.