ByOskarele
El Dr. Javier Cabrera Darquea, cirujano peruano, descubridor de las famosas Piedras de Ica, de polemica autenticidad, encontradas en la región de Ica (por eso se llaman así), relativamente cerca de los geoglifos de Nazca, en su libro “El mensaje de las piedras grabadas de Ica” plantea que serian un testimonio de la tecnología espacial que conocía y usaba aquella humanidad anterior (datada según él en el 250.000 a. C.) para sus vuelos cósmicos.
Así dice: “Nazca fue el lugar desde donde abandonaron la Tierra ante la inminencia de un cataclismo. No sería pues un punto de llegada -como cree Von Daniken- sino un punto de partida. Detalle curioso: los hombres esos carecerían de pulgar, ya que el pulgar oponible posibilita la manipulación de objetos -el trabajo físico- tanto como la formación del puño y la garra -la violencia-, dos signos ineludibles de nuestra actual condición humana. Sin pulgares, el hombre sería puro intelecto”.
Curiosamente la doctora María Reiche tenía sólo cuatro dedos en una de sus manos, lo que ella atribuyó a un hecho fortuito y perfectamente natural, sin embargo Cabrera Darquea ha afirmado que su dedo fue cercenado como parte del ritual que le permitió quedarse a vivir en Nazca, al amparo de los misterios…
(Mas info aquí del Dr. Cabrera, Ica y Nazca)
Otra interpretación curiosa tiene Jadwiga Pasenkiewicz, graduada en Historia y Sociología en la universidad de Varsovia. Mostró gran interés en las civilizaciones desaparecidas, centrándose especialmente en lo que ella consideraba que era medios aeroespaciales de comunicación. Escribió varios libros interesantes, en los que propone la existencia de humanidades anteriores a la nuestra, extinguidas por diversos cataclismos. Entres sus obras destacan “Los Soberanos de los Mundos Perdidos. Las Civilizaciones Aeronáuticas del Pasado”, de 1992, “No Eran Extraterrestres” de 1997, y “La Gran Época Olvidada de la Historia Americana” de 1997, éste último inconcluso, ya que falleció en 1996,
Pues bien, en el primero de esos libros, “Los Soberanos de los Mundos Perdidos. Las Civilizaciones Aeronáuticas del Pasado”, dice lo siguiente: “Sabemos que esos trazados en Nazca reproducen un texto de antiquísima memoria, proveniente de una civilización muy desarrollada que habitó en nuestro planeta entre dos cataclismos que, a su turno, destruyeron casi todo vestigio de vida humana; esto ocurrió en los años 36576 y 9792 antes de Cristo, siendo este último conocido como el Diluvio Universal”.
Según esta dama, los humanos que grabaron los geoglifos de la pampa de Nazca serian descendientes de aquella civilización antediluviana, “los hijos del sol”, en sus términos, los mismos que fundarían el Imperio de Tiahuanaco, que, según ella, alcanzó su máximo esplendor en el 12.000 a. c. Y que desapareció tras el último cataclismo, en el 9.792 a. C., más terrible que los anteriores, ya que borró de la faz de la tierra a todos los otros reinos esparcidos por el mundo y extinguió al 80 por ciento de sus habitantes: “Y como consecuencia de las potentes fuerzas telúricas desatadas, se levantó toda la región andina, elevándose muchas montañas hasta los 7 y 8 mil metros de altura. Así, los restos de Tiahuanaco que hoy conocemos fueron arrojados a la inhóspita altitud de cuatro mil metros”.
“Las Iíneas trazadas en la planicie de Nazca indican las relaciones recíprocas entre las estrellas fijas y las errantes. También el movimiento de los planetas, del Sol y de la Luna, el desplazamiento de 12 constelaciones de la eclíptica ecuatorial celeste y la posición de Orión, usada como punto de referencia para estos cálculos. Es posible pensar que este mapa del cielo tome como punto de partida el año 9792 a.C., fecha del Diluvio, representando una suerte de calendario astronómico".
Los geoglifos, pues, fueron hechos, según esta señora por los “Hijos del Sol”, “unos hombres que se establecieron en tiempos inmemoriales en la zona andina de Sudamérica, donde alcanzaron un alto grado de civilización (…) Se desarrollaron en tres épocas diferentes: primero, aquella de los reinos e imperios prediluvianos. La segunda se inicia con el gran cataclismo del año 9792 a.C., que destruyó civilizaciones y dio origen a un larguísimo período de insegura soledad y terribles sufrimientos para los pocos sobrevivientes (…) La tercera época es ya conocida por muchos. Es la que vio asentarse las maravillosas civilizaciones de los Mayas, los Olmecas y los Toltecas. Y también aquellas andinas y sub andinas preincaicas todavía poco estudiadas, descendientes de las que habitaron Tiahuanaco”
La doctora Jadwiga Pasenkiewicz, inspirada en los dibujos de Nazca, ha escrito una relación de hechos, según su punto de vista, que denuncia como “La Proclama de Nazca” (que aparece en el libro “Los soberanos de los mundos perdidos”, págs. 28 y 29), donde se lee lo siguiente:
“Dios creó el Universo dentro de un círculo en expansión hacia el infinito. Después de forjar el nacimiento de los mundos estelares, el Omnipotente se preocupó por crear la vida. Primero formó la célula vegetal que dio origen a las plantas. Después un ser orgánico, esbozo simbólico de un pez, del cual, tras una larga cadena de transformaciones, habrían de generarse los animales y el hombre.
La vida nació del cosmos, desde donde fue transportada a la Tierra dentro de un arca que contenía la progenie de la flora, de la fauna y de diversas razas de seres humanos. Estos últimos, con el correr de los tiempos, poblaron el globo, pero cayeron en la corrupción y la ingratitud, olvidando al Creador y la obediencia que le debían, lo que desató Su terrible ira. A causa de esto, para castigar a la humanidad pecadora, el Eterno desencadenó un pavoroso cataclismo que dio vuelta al globo terrestre extinguiendo casi todo vestigio de vida (36576 a. C.)
Los sobrevivientes de aquel desastre procrearon la nueva estirpe que habría de habitar la tierra, conscientes del castigo recibido y respetuosos de la voluntad del Señor. Quien para guiar a aquel pueblo dilecto envió a la Tierra a su Hijo, el que eligió vivir en la Ciudad de las Tres Montañas, reuniendo en su sagrada persona Cielo y Tierra, y tomando posición en el centro del Eje del Mundo que, en línea recta, une los puntos más importantes de la existencia humana: el Zenit, en lo alto; luego el asentamiento terrestre donde reside el Hijo de Dios y sus descendientes, y por último el Nadir, en el corazón del planeta, donde queda el reino de los muertos. Estos tres espacios unidos al Eje del Mundo, tienen como símbolo al Árbol de la Vida, que con sus raíces penetra en la profundidad del suelo, con el tronco se yergue sobre la superficie y con las ramas se proyecta hacia el Cielo.
La vida del hombre dura un instante en contraposición a la existencia inmortal. Para conseguirla, es llamado a cumplir un difícil viaje espiritual dentro de sí mismo. Con el desafío de alcanzar la comprensión de la voluntad del Altísimo y, a la vez, tomar conciencia del hecho de que toda la materia es penetrada por el espíritu divino.
El género humano consiguió levantar vuelo sobre las máquinas impulsadas por energía cósmica, similares a las aves, capaces de aterrizar con la velocidad del rayo.
Este mensaje fue grabado en las piedras de Nazca por el Pueblo de Dios, bajo la dirección de los grandes sacerdotes, para la gloria eterna del Omnipotente y para la confortación de sus hijos dilectos".
(Todas las citas extraídas del libro “Los Soberanos de los Mundos Perdidos. Las Civilizaciones Aeronáuticas del Pasado”, editorial Kier, 1992, aquí lo podeis leer completo)
Fuentes y mas info aquí, aquí, aquí y aqui
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