ByOskarele
En todos los casos tenemos una prácticamente absoluta falta de información sobre las causas que provocaron las seis extinciones masivas del artículo anterior. Existen numerosos factores y causas propuestas: calentamiento global, enfriamiento global, cambios de nivel marino, disminución de oxigeno en los mares, epidemias, fugas enormes de gases desde el manto terrestre, impactos de meteoritos, cometas y demás basura sideral, huracanes descomunales, enormes erupciones volcánicas, brutales erupciones solares, supernovas cercanas, cambios en el campo magnético de la tierra, castigos divinos, ataques extraterrestres… teniendo en cuenta, además, que estas causas pueden ir combinadas. De he hecho siempre van combinadas.
Como dijimos anteriormente, cada 100 años millones de años, de media, un asteroide gigante choca contra la Tierra. Si partimos de la idea de que la vida pluricelular existe hace unos 600 millones de años, aproximadamente, tenemos las cinco o seis extinciones mencionadas.
Otras causas, como glaciaciones globales, erupciones masivas, calentamiento y subida del nivel del mar pueden ser consecuencias del choque de objetos siderales.
Hay una posibilidad igual de intrigante que esta de los meteoritos.
Las temidas y tan de moda erupciones solares.
Pa empezar, nadie sabe lo chungas que pueden llegar a ser, porque hace muy poco tiempo que las venimos observando (desde principios del siglo XX) y no tenemos constancia de sus efectos en el pasado. Lo que sí sabemos es que el Sol es un potentísimo motor y sus tormentas son de una magnitud similar.
Una erupción solar típica (algo que ni siquiera percibiríamos desde aquí) libera la energía equivalente a mil millones de Bombas-H y lanza al espacio 100.000 millones de toneladas de partículas asesinas con muchísima energía que, poco tiempo después, llegan a nuestra casa, aunque gracias a nuestras amigas y defensoras, la magnetosfera y la atmósfera, la mayor parte son eliminadas o devueltas al espacio, produciendo las bonitas auroras boreales.
El problema está en que una explosión más allá de lo normal, por ejemplo, cien veces mayor que la erupción típica, podría destruir nuestras geniales defensas.
El espectáculo luminoso seria, no me lo negareis, impresionante. Aunque, seguramente mataría a la mayoría de los que nos quedásemos mirando. Además, y esto es lo más curioso e importante, no dejaría el mas mínimo rastro en la historia.
Sería como si no hubiese pasado nada.
Así que lo único que tenemos son un montón de conjeturas y teorías sobre las posibles causas de las extinciones y muy pocas pruebas. El enfriamiento parece estar relacionado como mínimo con tres de los episodios de extinción (el Ordovícico, el Devónico y el Pérmico), pero, aparte de eso, hay poco que se acepte de forma general, como por ejemplo, la duración de la catástrofe.
Una de las razonas por lo que resulta tan difícil explicar las extinciones masivas es que exterminar la vida a gran escala es bastante difícil. Lo que acabó con los dinosaurios no acabó con toda la vida en la Tierra, es más, como hemos visto no es de las catástrofes mas chungas.
En cierto modo cabria preguntarse, si en la extinción jurasica desaparecieron el 70% de las especies, ¿Cómo pudo sobrevivir el 30% restante? ¿Por qué un fenómeno absolutamente devastador y decisivo pudo acabar con los dinosaurios, mientras que otros reptiles, como las serpientes y los cocodrilos tiraron pa’lante sin problemas? ¿Por qué desaparecieron del mar los amonites, mientras que sus primos, los nautiloides, siguieron nadando las aguas?
Son unas contradicciones enormes. Y muy difíciles de explicar. Seria fácil calificar a todas las especies supervivientes de “afortunados”. No parece suficiente.
Un ejemplo clarísimo de esto que esto, es el caso de los Corales: estos necesitan algas para sobrevivir, y las algas necesitan la luz solar. En el cataclismo que acabo con los dinosaurios, si nos acogemos a la hipótesis mas extendida, la del choque de un meteorito, la Tierra, tras el evento, hubiese quedado cubierta de una densa capa de cenizas y polvo durante meses, destruyendo prácticamente toda la flora, tanto marina como terrestre. Los corales parecen ser tremendamente sensibles, tanto que se habla de que el calentamiento global puede cargárselos, pues no soportan los cambios de temperatura…
Sin embargo, sobrevivieron a la catástrofe del Jurásico, y aun siguen aquí, tras varias glaciaciones…
No hay comentarios:
Publicar un comentario