PITÁGORAS Y SU ESCUELA ESÓTERICA, PARTE 2. EL PENSAMIENTO PITAGÓRICO


ByOskarele

Aristóteles, en su “Metafísica”, I, I, cap. III, dice “Los que llevaron y llevan hoy el nombre de pitagóricos, siendo a la vez los primeros que cultivaron las matemáticas, dieron a éstas la preferencia sobre todas las cosas, y, embebidos en estas especulaciones, pensaron que los principios matemáticos eran también los principios de todas las cosas"

Y si lo dice Aristóteles debía ser cierto.

Para los pitagóricos el número lo era todo: las matemáticas, sus principios y fórmulas, afectan a todos los órdenes del ser y del conocimiento. Por eso, para ellos, para poder conocer el origen, la esencia y las propiedades de las cosas, es necesario conocer el origen, la esencia y las propiedades de los números.

Estos serian, grosso modo, los principios básicos del pensamiento pitagórico:

El Número, principio general de todas las cosas, se divide en dos categorías: impar y par. Los impares son más perfectos, porque tienen un principio, un  medio y un final, mientras que los pares son indeterminados e incompletos. El numero par representa lo finito, lo determinado. El impar representa lo ilimitado, lo indefinido.

Los números son también los modelos de las cosas: establecen una correspondencia entre los seres cósmicos y los números. El punto, la línea, la superficie y el sólido se corresponden con el 1, 2, 3 y 4. La naturaleza física corresponde al 5. El alma al 6. La razón y la salud al 7. El amor, la prudencia y la imaginación al 8, la justicia al 9.

Curiosamente, los pitagóricos, aplicando este tipo de relaciones al universo, planteaban que este constaba de diez esferas o cuerpos celestes que se movían alrededor de un fuego central, siendo una de aquellas la Tierra, cuyo movimiento produce los días y las noches. Curioso, sobre todo si tenemos en cuenta que esto lo pensaban en el siglo V a.c.

Consideraban la armonía como un atributo básico en todos los seres, al igual que lo era en los números: las cosas, al igual que los grupos de números, son multiplicidades reducibles a la unidad. Es armonía porque todo está en equilibrio.

La unidad es el principio esencial del número, y por lo tanto, lo es también de todas las cosas. Por esto mismo es inmutable, semejante siempre a sí mismo (1 es 1 siempre, cuando no lo es, ya no es 1).

Esta unidad primigenia produce la “dualidad” (“dyada”), formada por dos unidades. Pero esta ya es imperfecta, en cuanto producida y compuesta. De aquí viene su consideración de que los números pares son imperfectos. Para los pitagóricos, la dualidad, representa la materia, el caos, el devenir, el cambio.

La Triada representaría los tres niveles del mundo: el celeste, el terrestre y el infernal, y todas las trinidades.

El grupo de cuatro (Tetraksys) representaría los cuatro elementos, tierra, aire, fuego y agua, y con ellos la multiplicidad del universo material.

La década constituye un numero con un simbolismo importantísimo, ya que es la suma de los cuatro primeros, expresando el conjunto de todos los seres.

Esta idea es algo áspera, pero vamos a tratar de aclararla: lo que es la unidad respecto al número (lo básico, lo que da pie a todo lo demás) es el punto respecto a la línea. Ahí va eso. Un punto añadido a otro constituye la primera línea posible. Un tercero crea la superficie, en dos dimensiones. Si añadimos un cuarto, tenemos el sólido.

Así, los pitagóricos atribuían a los elementos básicos formas geométricas: el fuego era un tetraedro, la tierra un cubo, el aire un octaedro y el agua un icosaedro. Pero entendámonos, no se refiere a que esos elementos tengan esa forma, si no que están compuestos por materia con esa forma, anticipándose, quizá a Demócrito y sus átomos.

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