PITÁGORAS Y SU ESCUELA ESÓTERICA, PARTE 3: DIOS, EL ALMA Y LA METEMPSÍCOSIS
ByOskarele
No está muy clara cuál era la postura de los pitagóricos ante el tema de la existencia de los dioses. A juzgar por algunas ideas, parece que admitían la posibilidad de un dios personal, superior e independiente del mundo, pero en otras ocasiones, posiblemente más numerosas, tenían una concepción más bien panteísta, totalmente opuesta a la anterior.
Aclaremos antes de nada que es el panteísmo: etimológicamente esta palabra está formada por el termino griego “pan”, que significa “todo” y el termino “theos”, que significa “Dios”.
Así que sería “todo es dios”.
Esto informa bastante de lo que es el panteísmo: seria cualquier doctrina que considere que el universo y Dios son equivalentes. Cada una de las cosas seria una manifestación de la divinidad. Algo parecido seria la doctrina budista de “el uno es todo”.
Para los pitagóricos el mundo, el universo, es un conjunto ordenado, y un todo bello y armónico. Según Plutarco fueron precisamente ellos los que lo denominaron por primera vez “cosmos”. En el centro de este mundo, como hemos dicho antes, estaría un fuego central (que no es el sol, sino el centro del universo), alrededor del cual girarían diez esferas, entre las que estarían el sol, los planetas, la Luna, la Tierra y uno que llaman la “antitierra”.
La divinidad, según algunos escritos, viviría en ese fuego central.
La perfección que atribuían al número diez y al movimiento circular, como mencionamos en el artículo anterior, les hizo atribuir a ese número y los cuerpos celestes la forma esférica. Además, consideraba que el movimiento regular y acompasado de las esferas en torno al fuego central, producía un sonido armónico (que no percibimos porque, según ellos, lo llevamos escuchando siempre y no le damos importancia)
El mundo, además de ser armónico, ordenado y perfecto, también es animado, se mueve, y esto es gracias a un “alma universal”, emanación también del fuego central, en la que todos los seres, tanto vivos como inertes, participan.
El alma humana sería una emanación del alma universal: no es engendrada ni producida a la vez que el cuerpo, si no que llega de fuera. Además creían que puede habitar varios sucesivos cuerpos, humanos o animales, o existir sin ocupar ninguno, habitando en las regiones etéreas del alma universal, según como hay a sido la vida en el cuerpo, produciéndose castigos si se ha obrado mal (como pasar al cuerpo de un animal). En pocas palabras: los pitagóricos admitían la metempsícosis…
Metempsícosis…
Vaya palabra.
Me explico: la metempsícosis es un término griego que se empleaba para expresar los cambios que se producen en el alma de los hombres tras morir. Exactamente, perduran algunos elementos del alma, como la imaginación o la memoria, pero no toda.
Aunque no lo parezca, es diferente de la reencarnación: en esta un ser deja un cuerpo y pasa a otro, además lo hace su alma entera, no solo algunos elementos, como en el caso de la metempsícosis.
Tampoco es exactamente como la transmigración de las almas de los hindúes, en la que se pasa de un ser a otro, pero en otros estados de existencia. Seria más bien un cambio de estado.
Esta idea es bastante importante, sobre todo por dos motivos: la creencia en la inmortalidad del alma humana y la idea de las penas y recompensas después de la muerte.
Me centro un poco más en este último punto: según los pitagóricos unos humanos ascienden a las regiones superiores del alma universal, gracias a la práctica de la razón y de la virtud (el bien), mientras que otros, la mayoría, descienden a las regiones inferiores, animales, por culpa del abuso, de las pasiones desenfrenadas y de los vicios.
Por esto hay quien dice que los pitagóricos consideraban que el alma tenía dos partes: una parte noble, donde conviven la razón, la voluntad y la virtud, y otra, sensible (en vez de inteligible) donde yacen los sentidos y las pasiones. La primera estaría situada en la cabeza y la segunda en determinadas vísceras, como el corazón.
Aristóteles plantea que los pitagóricos definían el alma como “un numero que se mueve a sí mismo”. Con esto quería decir que el alma es una esencia simple, UNA unidad. Y que tiene capacidad para darse actividad a sí misma, sin necesidad de intervención divina o natural.
Defendían, además, que la virtud, el bien, es una armonía que debe mantenerse empleando la música y la gimnasia. En este sentido, entendían que la medicina tenía la función de restablecer la armonía del individuo cuando ésta se viera perturbada, y, siendo la música instrumento por excelencia para la purificación del alma, la consideraban, por lo mismo, como una medicina para el cuerpo. (Más info aquí: http://www.filomusica.com/filo11/paula.html)
En este sentido el cuidado del cuerpo (la alimentación, la higiene, el ejercicio…) era importantísimo también para el cuidado del alma. Por este motivo en la escuela se seguían normas estrictas sobre limpieza, ropa, alimentación. De ahí viene la prohibición de consumir animales, que además está muy relacionada con el tema de la metempsícosis antes mencionada, ya que al comer un animal igual estabas destruyendo un alma humana. También prohíbe gustar el vino, el laurel o las dichosas habas (Aristóteles afirma que llevo a escribir un libro llamada “De las habas”), con las que se ha creado más de un mito atribuido a Pitágoras, como la de su supuesta muerte por no querer cruzar un campo de habas, cuando huía de sus perseguidores.
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