LAS LINEAS DE NAZCA, PARTE 4. LOS QUE HAN ESTUDIADO NAZCA

ByOskarele

 Hagamos un breve recorrido histórico por los estudios sobre estas curiosísimas figuras. Para empezar, decir que la tenemos referencias de estos geoglifos desde poco tiempo después al descubrimiento: en 1547 tenemos la primera referencia, que nos la da el conquistador Pedro Cieza de León (1520-1554), que además fue un gran cronista e historiador, famoso por su “Crónica del Perú”, en tres partes, publicando en vida solo una de ellas. En esta obra presta especial atención a la geografía, flora, fauna y gentes, y menciona los numerosos monumentos y construcciones de la zona, incluidas las famosas líneas a las que considera “señales en algunas partes del desierto que circunda Nazca… para que las comunidades puedan encontrar el camino que deben seguir”


Pero no será hasta el siglo XX cuando el mundo científico descubrirá, fascinado, las líneas de Nazca. Y será gracias a un señor llamado Toribio Mejia Xesspe, nacido en  Perú en 1896 y que falleció casi con un siglo de vida, en 1983. Fue un importante arqueólogo e historiador. Trabajo con Julio C. Tello, destacadísimo medico y arqueólogo peruano, responsable del descubrimiento de las culturas Chavin y Paracas, codo con codo, haciendo sensacionales hallazgos que cambiaron nuestro concepto de las civilizaciones pre-incaicas.

Mejia Xesspe comenzó a interesarse por aquellos increíbles geoglifos en 1926 y comenzó a estudiarlos y fue el primero en informar al mundo científico de occidente de su existencia. Esto sucedió en el año 1939 durante el XXVII Congreso de Americanistas, desarrollado en Perú, donde planteó las primeras hipótesis sobre los orígenes y funciones de estos geoglifos, planteando la posibilidad de que los geoglifos, especialmente los que tienen formas de animales, fueran caminos procesionales por los que los antiguos habitantes de la zona se desplazaban en actos rituales y religiosos. También le dio enorme importancia a los sistemas de irrigación, considerando que muchas de las líneas rectas pudieron ser canales.

En 1941 llega a Nazca el padre Alberto Rossel Castro, para hacerse cargo de la parroquia. Por desgracia, al año siguiente, 1942, un fuerte terremoto asolo la zona, destruyendo la iglesia y la mayoría de edificios del pueblo. Se encargo personalmente de la reconstrucción de la ciudad, en la medida de sus posibilidades, trabajando como el que más en las obras. En 1946 es nombrado concejal del museo y la biblioteca, cargo que le venía estupendamente para poder desarrollar su pasión: la arqueología y la historia. Así comenzó a explorar la zona, interesándose por las líneas y los geoglifos y por los complicados sistemas de acueductos e irrigación.

Fue precisamente él quien se encargo de facilitar los medios para la investigación a una recién llegada María Reiche, a la que dedicaremos un capítulo entero más adelante. El mismo publicaría varios estudios sobre el tema, destacando  un articulo llamado “Figuras geométricas de la hoya del Rio Grande de Nazca” en el plantea teorías cercanas a las del peruano Mejía Xesspe. Considera sin dudar que se trata de “proyectos prácticos de irrigación y de división de parcelas agrarias”, puestos en marcha y realizados por un “pueblo trabajador, eminentemente compuesto por agricultores”.

Pero sería un antropólogo y músico norteamericano (fue compositor y director de la Orquesta Filarmónica de Brooklyn y compuso "The Andean Rhapsody" (Rapsodia Andina), inspirado en sus viajes al Perú), llamado Paul Kosok, quien divulgaría al mundo la maravilla de este conjunto arqueológico. Nacido en 1896, cuando tenía 45 años (1939), estaba haciendo una investigación sobre los antiguos sistemas de regadío de las culturas precolombinas para universidad de Long Island. Desde el primer momento se quedo fascinado con las líneas de diversas formas, tamaños y orientaciones esparcidas a los lados de la carretera. Hasta que un día, al detenerse al borde de una colina, desde lo alto, comenzó a dibujar una de las formas, percatándose sorprendido de que tenia la forma de un pájaro en pleno vuelo.


Esto le fascino de tal manera que decidió dedicarse a tiempo completo a investigar las líneas y las culturas que las realizaron. Descubrió que, si bien presentaban una ligera depresión, no eran lo suficientemente hondas como para haber servido de canales de agua. Tampoco pudieron ser caminos, según Kosok, ya que no valían para el transporte porque se cruzaban unas con otras y formaban zig zags y figuras imposibles.

Un día, tras atravesar una pequeña montaña donde se juntaban varias líneas, miro directamente al sol, que se ocultaba sobre una de las líneas. Curiosamente fue un 21  de junio, día más corto del año en el hemisferio sur, cuando tiene lugar el solsticio de invierno. Tras estudiarlas, medirlas, dibujarlas y datarlas (planteo que fueron realizadas en el 550 después de Cristo) propuso que constituían un enorme mapa astronómico, cuya función era registrar perpetuamente los movimientos de los astros y las constelaciones, una especie de calendario, con un claro sentido religioso, y posiblemente, practico, pues también podía ayudar a los agricultores con las sequias y las cosechas. Consideraba que eran un conjunto ceremonial de culto y que algunas líneas pudieron emplearse para carreras ceremoniales o procesiones.

Esta teoría fue presentada al mundo al principio de los años cuarenta, siendo la primera propuesta científica seria que intente explicar el misterio de los geoglifos. En 1946 Kosok regresa a su país, sustituyéndole en sus investigaciones María Reiche, que mantuvo las teorías de Kosok y dedico toda su vida a investigar el tema, además de preocuparse enormemente por proteger y mantener este ancestral legado.

 Mañana hablaremos de Maria. La dama de la pampa.

1 comentario:

  1. Excelente Artículo-resúmen... Kosov, sin embargo, jamás creyó que fueran caminos de algún tipo, ni siquiera con fines religiosos, como sí lo estipuló Xesspe... Saludos... Edson Urbina Manrique

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