LE FAUX MYSTÈRE (PARTE 27) SUSPENSION “A DIVINIS” Y BARRENA PSICOLOGICA


ByOskarele

Mientras tanto, el obispado de Carcasonne no reconoce al abad su calidad de litigante, y al no presentarse Sauniere a la segunda vista oral, es condenado directamente a suspensión a divinis, lo que provoca en Sauniere un tremendo impacto psicológico que no tardara en afectar a su salud.

Marie, su amiga/amante, le cuida lo mejor que puede, pero no le ve mucho, puesto que pasa la mayor parte de su tiempo encerrado en la Torre Magdala, hinchándose de ron del caro y atando y clasificando minuciosamente sus sellos, sin ningún orden aparente en realidad, en paquetitos de cuarenta. ¿Dónde se ha visto alguien que colecciones sellos de esa manera?

El abate Huguet, que sigue en Roma con las pesquisas para restituir al abad, a principios de 1912 le escribe a su cliente lo siguiente: “Su silencio me preocupa y me pregunto si las conmociones de estos últimos tiempos le han afectado a la salud”. A la vez reclama una nueva provisión de fondos de 400 francos (unos 6.000 euros actuales) “para afrontar los gastos de tren, cancillería… en Roma, todos esos empleados, sobre todo los subalternos, son muy pedigüeños y siempre hay que tener buenas propinas preparadas en el bolsillo. Es la única forma de meterse en el bolsillo a los cancerberos”.

La sangría del abogado continuara durante años.

A finales de 1992, el proceso llega a un punto muerto y tan solo una transacción entre el obispo y Sauniere, referente a los bienes mobiliarios, puede resolver el conflicto y permitir que se levante el castigo. Sin embargo, como todos los terrenos y la casa están a nombre de Marie, Sauniere emplea este artificio para explicar que no puede disponer de ellos. Es más, ambos amantes han redactado un nuevo testamento reciproco anulando los anteriores. Ya no legan todos lo bienes al obispado con el fin de que Villa Betania se convierta en una casa de retiro para sacerdotes, sino que sea un bien que herede el ultimo que quede vivo.

Berenger escribe: “Hago entrega a Marie Denarnaud de todos estos bienes sin que ello cree precedente para un inventario, del que es mi expreso deseo librar a mi heredera universal”. Marie añade “ Mi expresa voluntad es que no se realice inventario alguno al producirse mi deceso…”

En 1913, el abogado y abad Huguet sigue intentando sacarle la pasta a Sauniere. Le especifica  que no sabe cuándo podrá regresar a Roma, pero que allí hay un pez gordo que se está encargando de que todo salga bien… pero hay que pagarle. En 1915 el proceso continúa con su eterno devenir. Sauniere mantiene su confianza en el abogado, a pesar de que es avisado por algunos de que le está sacando los billetes.

Siguiendo los consejos del chorizo del abogado, interesado en que esto dure todo el tiempo posible, se opone a cualquier concesión y demanda la reparación del artículo aparecido en “La semaine religieuse”, que considera difamatorio, del 3 de julio de 1915, que dice así: “para la administración diocesana de Carcasonne constituye una profunda pena, aunque también un imperioso deber, informar a los fieles de que el abad M. Sauniere, antiguo párroco de RLC y que actualmente reside en dicho lugar, ha sido privado, según sentencia del provisorato con fecha de 5 de diciembre de 1911, de todas sus potestades sacerdotales, que por lo tanto, ya no debe celebrar el santo sacrificio y que, desde este momento, no podrá cobrar los honorarios de las misas que se le solicitaren”

Esto no le impide celebrar misas a título privado, fuera de la iglesia de RLC, puesto que fue ordenado sacerdote y esta es una dignidad que no se puede eliminar. Aunque haya colgado los hábitos o haya sido excomulgado, un sacerdote que pronuncie las palabras de la consagración transmuta el pan y el vino en carne y sangre de Cristo.

Lo que no puede hacer es cobrar por las misas

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