ZECHARIA SITCHIN, EL 12° PLANETA, PARTE 32. LOS ANUNNAKI REIVINDICAN DERECHOS LABORALES… Y SE CREA AL SER HUMANO
ByOskarele
Aquellos Anunnaki tenían que trabajar. Y esto lo podemos comprobar en un texto titulado “Cuando los dioses, al igual, que los hombres, tenían que trabajar”...( mas claro el agua)… La historia comienza cuando sólo los dioses vivían en la Tierra: “Cuando los dioses, al igual que los hombres, tenían que trabajar y sufrir la labor-la labor de los dioses era grande, el trabajo era pesado, la aflicción era mucha”.
En aquella época las principales divinidades se habían repartido los mandos y habían fundado las primeras siete ciudades a su cargo. Estos “ fueron los que hicieron que los dioses menores sufrieran el trabajo”. Y de este trabajo el mas arduo era, sin duda, el de cavar: cavaron los lechos de los ríos para hacerlos navegables, cavaron canales para la irrigación y cavaron en el Apsu para sacar minerales de la Tierra.
Era un trabajo durísimo, aun con herramientas adecuadas. Estos pobres Anunnaki sufrieron muchísimo, hasta que un día dijeron “basta”: “Ellos se quejaban, murmuraban, refunfuñaban en las excavaciones.” Y aprovecharon una visita en ENLIL, hermano de su jefe, ENKI, a la zona minera, para rebelarse. “Hagamos frente a nuestro... el Oficial Jefe, que nos libere de nuestro pesado trabajo. Al rey de los dioses, al héroe Enlil, ¡vamos a enervarle en su morada!” y se lió parda: “Los dioses siguieron sus palabras. Prendieron fuego a sus herramientas; fuego a sus hachas prendieron; llevaron a mal traer al dios de la minería en los túneles; lo atraparon mientras iban a la puerta del héroe Enlil.”
ENLIL, enojado, en un primer momento esta a punto de tomar las armas contra los amotinados. Pero se calmó y pidió ayuda a su padre, ANU, que bajo del cielo y acudió en su auxilio. Y comprendió el motivo por el que sus súbditos se había rebelado: estaban harticos de trabajar: “¡Cada uno de nosotros ha declarado la guerra! Tenemos nuestro ... en las excavaciones; el exceso de fatigas nos ha matado, nuestro trabajo era pesado, la aflicción mucha”. Y ANU se puso de parte de los Anunnaki amotinados: “¿De qué los estamos acusando? ¡Su trabajo era pesado, su aflicción era mucha! Cada día... El lamento era pesado, podríamos escuchar la queja.”
Y en este momento ENKI vio la solución a este gran problema: “Mientras la Diosa del Nacimiento esté presente que cree un Trabajador Primitivo; que lleve él el yugo. ¡Que cargue él con el duro trabajo de los dioses!”. Los Anunnaki se mostraron encantados con esta idea, convocaron a la diosa “Tú eres la Diosa del Nacimiento, ¡crea Trabajadores!¡Crea un Trabajador Primitivo, que pueda llevar el yugo! Que lleve el yugo encomendado por Enlil, ¡Que El Trabajador cargue con el trabajo duro de los dioses!”
Mami, la Madre de los Dioses, dijo que necesitaría la ayuda de ENKI. En la Casa de Shimti, algo parecido a un hospital, los dioses esperaban. ENKI ayudó a preparar la mezcla de la que la Diosa Madre procedería a forjar al “Hombre”. Al final, gritó triunfante: “¡He creado! ¡Mis manos lo han hecho!” y convocó a los Anunnaki y a los grandes dioses y dijo: “Me mandasteis una tarea- La he terminado... Os he quitado el duro trabajo he impuesto vuestra labor a El Trabajador, 'Hombre'. Levantasteis un grito por un Trabajador: He soltado el yugo, os he dado la libertad.”
Los Anunnaki recibieron esta buena nueva con gran jubilo. Ahora iban a ser los “trabajadores primitivos” los que se encargarían del duro trabajo de las minas.
Un motín de los dioses había llevado a la creación del Hombre.
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