ByCineclásicajazz Pizcadelodemás
Jacqueline Du Pré, fue una de las grandes violonchelistas que ha dado el siglo XX. Mujer de sonrisa arrebatadora que entre sus más cercanos era conocida como "Smiling" y a la que se le hacía muy fácil el contagiar al público que la escuchaba esa pasión tan intensa que sentía por su instrumento, al que recogía entre sus piernas de forma sensual mientras le arrancaba sonidos que iban directos al alma del oyente.
Tuvo por profesores a los mejores violonchelistas posibles: a Tortelier, a Pau Casals y a Rostropovich y sin duda resultó una alumna aventajada, una bendición. Su estrella aún se alza más al casarse con el genial pianista y director Daniel Barenboim, con el que formó una pareja que recordaba, en la genialidad que atesoraba, a aquella también mítica de Robert Schumann y Clara Wieck. Después se unió a ellos, el violinista Pinchas Zukerman y el trío resultante se convirtió ya en legendario.
Jacqueline enfermó con tan sólo 25 años de esclerosis múltiple lo que hace que poco a poco vaya perdiendo sensibilidad y movilidad en sus dedos, imposibilitándola para tocar, teniéndose que retirar de forma fulminante de la interpretación con 28 años. Tras unos años de doloroso silencio (que dificil ha de ser lograr un sueño y que se te arrebate así) muere a los 42 años, perdiéndose una figura irrepetible de este instrumento, que con tan pocos años dejó para la historia y como referencia, entre otras muchas piezas, su grabación del concierto para cello de Elgar.
En 1999 se rodó una película, "Hillary and Jackie" que ofrecía una cara oculta de la interprete y que la presentaba como un poco "ligerilla de cascos" e inestable, y también reflejaba los celos musicales de su hermana Hillary que no consiguió la excelencia alcanzada por Jacqueline en la interpretación.
El instrumento que tenía Jacqueline era un stradivarius, llamado "Davidov 1712" y que tras ser adquirido por más de un millón de libras por la Fundación Vuitton fue dejado en préstamo a Yo-Yo Ma, quien sigue arrancándole maravillas. Parecen estos instrumentos seres vivos, que luchan por regalarnos sus sonidos y van buscando, a lo largo del tiempo, las mejores manos para que les acaricien las cuerdas y ellos ronronear de placer...
No se pierdan el video de más abajo, con su formidable interpretación del Intermezzo de Goyescas (Granados), donde despliega toda esa pasión y energía que la hacian tan atrayente. Bon appétit mes amis!!!
La publicación original aquí, en la pagina de nuestro colaborador: http://www.facebook.com/group.php?gid=12
Lo importante en la vida, no es la cantidad, si no la calidad.
ResponderEliminarJacqueline du Pré, es una buena muestra de ello.
Gracias por la página.