LOS LADRILLOS DE LA VIDA. PARTE 10: EL ADN TE CONTROLA, AMIGO



ByOskarele

Pero es que el ADN es la hostia: aun nos falta explicar que es el ADN basura y por qué tan poco tiene una finalidad clara (un 3%). Aunque suene desconcertante y perturbador, la explicación parece estar en que el propósito de la vida es perpetuar el ADN. El 97% de tu ADN suele denominarse “basura” y está compuesto por grupos de letras que existen por la simple y extraña razón de que son buenos en lo de conseguir duplicarse. En otras palabras, la mayor parte de TU ADN está dedicado no a ti sino a sí mismo.

Tú estás a su servicio.

Como hemos dicho más de una vez, la vida, simplemente, quiere ser, y el ADN es el culpable de eso…

Además, piensa en esto: ni siquiera cuando el ADN “bueno” o “útil” incluye las instrucciones para hacer genes (cuando codifica para ellos), lo hace pensando en que tu cuerpo vaya mejor.

Un ejemplo: uno de los genes más comunes que tenemos es para una proteína con el bonito nombre de “transcriptasa inversa”, que no tiene absolutamente ninguna función conocida beneficiosa para los humanos. Lo único que parece hacer es permitir que retrovirus como el maldito VIH, penetran sin llamar la atención en el organismo… así pues, nuestro cuerpo se dedica a fabrican una proteína que no solo no le ayuda, sino que puede perjudicarle. Pero no culpes a tu cuerpo. Solo cumple órdenes del ADN. Somos juguetes de sus caprichos.

En conjunto, casi la mitad de los genes humanos (la mayor proporción conocida en un organismo) no hace absolutamente nada más que reproducirse.

Así se puede decir sin riesgo de ser presuntuoso, que todos los seres vivos son esclavos de sus genes. Por eso la mayor parte de seres vivos se juegan muchas veces la vida para poder procrear y mantener a su progenie (por ejemplo, los salmones o los pingüinos emperador). El deseo de engendrar, de propagar los propios genes, es el impulso más potente de la naturaleza.

Visto así, el placer sexual no es otra cosa que un mecanismo de gratificación para impulsarnos a transmitir nuestro material genético.

Pero el ADN es aun más curioso, como demostraron algunos experimentos científicos posteriores al descubrimiento del ADN basura. Así en uno los científicos cogieron el gen que controlaba el desarrollo de un ratón y lo insertaron en la larva de una mosca de la fruta.

La idea era producir un ser grotesco, pero interesante. En realidad, el gen del ojo del ratón no solo hizo un ojo viable en la mosca de la fruta, sino que hizo un ojo de mosca. Dos criaturas separadas por quinientos millones de años de evolución, sin ancestros comunes cercanos, podían intercambiar material genético como si fuesen hermanas…

Y esto mismo lo comprobaron en otros experimentos: descubrieron que podían insertar ADN humano en ciertas células de moscas y que las moscas lo aceptaban como si fuese suyo.

Claro que resulta que más del 60% de los genes humanos son básicamente los mismos que se encuentran en las moscas de la fruta. El 90% lo compartimos con los ratones.

Esto daba que pensar: la vida se construía a partir de un mismo juego de planos...

Y con los mismos ladrillos.

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