EL CINE ALEMÁN. PARTE 1. LA AUTENTICA MECA DEL CINE EN SUS COMIENZOS

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El 18 de diciembre de 1917 nació la U. F. A. (Universum Film AG), en Berlín, como una compañía cinematográfica estatal pensada para ofrecer servicios públicos de información y de propaganda durante la Primera Guerra Mundial. Fue una especie de unión entre diferentes empresas alemanas del sector, como Nordisk Films o Decla (productora perteneciente a Erich Pommer, que en 1919, produjo “El gabinete del Dr. Caligari”, de Murnau). La UFA comenzó a trabajar en 1918, sostenida por las autoridades militares, por la industria pesada y por las altas finanzas, se hace cargo de prácticamente todo el negocio del cine en Alemania.

La inauguración de la más importante de sus salas cinematográficas, el UFA-Palast de Berlín, cobró la importancia de un acontecimiento nacional.

En 1921 la UFA sería privatizada y nada más acabar la guerra cuenta con una organización impresionante: producen más de 600 películas al año, con miles de espectadores diarios. Pero artísticamente aun dejaban bastante que desear, cosa que no tardaría demasiado en enmendarse. Además los productores se dieron cuenta de que mediante el cine podían ayudar a la restauración, económica y moral, del país, maltrecho tras la gran contienda, planteándose desde un principio la realización de películas más o menos propagandísticas, con argumentos extraídos de la historia de Alemania o los países que habían sido enemigos.

Cuatro nombres participaron de forma más o menos afortunada en esta acción restauradora del espíritu alemán: Ernst Lubitsch, con su “Madame du Barry”, donde al lado de la bella Pola Negri, Emil Jannings construye un curioso y digno retrato de Luis XV. Dimitri Buchowietzky, con su “Peter des grosse” (Pedro el grande), también con Jennings. Richard Oswald con su “Lady Hamilton”, interpretada por la genial Liane Haid. Y por ultimo Arsen von Czerepy, con “Fredericus Rex”, el perfecto ejemplo del filme de militarismo prusiano, con un actor sensacional, Otto Gebühr, que daría vida al Rey Federico el Grande en mas de treinta obras.

Todas estas películas propagandísticas y pseudo históricas no tenían el menor respeto por la verdad histórica. Se trataba, básicamente, de exaltar a la hundida Alemania, casi siempre atacando la buena reputación de los vencedores de la guerra (Francia, Inglaterra…). El cine alemán se convirtió en un arma de combate que llenó los cines de alemanes desencantados. Pero es que, también, hay que tener en cuenta que las películas eran bastante buenas respecto a la técnica y la interpretación y, a pesar del tono panfletario, en el apartado del guion. Y en ellas intervinieron algunos de los nombres más destacados del futuro cine alemán, especialmente dos: Ernst Lubitsch, director, y Emil Jannings, actor. (EN LA FOTO DE ABAJO)



Al mismo tiempo que se hacían estos filmes de corte histórico y propagandista se hicieron filmes de puro entretenimiento, siguiendo la formula italiana de las lujosas realizaciones. Lubitsch, del que más adelante haremos un estudio monográfico, será el estandarte de este cine cómico con clase. Así, por ejemplo, dirigió “Sumurum” (Una noche en Arabia), de1919, con Jannings de nuevo y con Pola Negri, en una adaptación de uno de los mayores éxitos teatrales de Max Reinhardt. Otro ejemplo de estas peliculillas es “Das weib des Pharaos” (La mujer del faraón), de 1922, que de nuevo reúne a Lubitsch con Jannings, o “Die Austerinprinzessin” (La princesa de las ostras), 1922, burda farsa escatológica.

Pero por aquel entonces había surgido un movimiento que llevaría al cine alemán a las más altas cotas de calidad, innovación y éxito: el expresionismo, del que hablaremos en el siguiente capítulo.

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