ByOskarele
El Diluvio fue, imagínense, una experiencia traumática para la Humanidad, pero no lo fue menos para los dioses, los Nefilim. El diluvio había arrasado todo lo que habían construido durante miles de años: Las minas del sur de África, las ciudades en Mesopotamia, el centro de control de Nippur, el espaciopuerto de Sippar; todo estaba enterrado bajo el agua y el lodo. Ahora no podían volver a vivir aquí, más cuando toda su mano de obra había muerto.
Cuando los asustados Nefilim aterrizaron por fin en los picos del Ararat, debieron sentir cierto alivio al descubrir que el Hombre, así como los animales, no habían perecido por completo. Incluso Enlil, enfurecido al principio al descubrir que sus objetivos se habían frustrado en parte, no tardó en cambiar de opinión. Así que rápidamente se pusieron manos a la obra y enseñaron a los hombres que quedaban las artes del cultivo y de la cría del ganado, bases elementales para la supervivencia de extraterrestres y humanos (sic)
Los científicos consideran que la agricultura surge hace unos 13.000 años gracias al clima cálido que siguió a la última glaciación. Pues según Sitchin, la biblia y los escritos sumerios ya situaban aquel descubrimiento trascendental justo tras el diluvio, que coincide para él con el final de la última glaciación. “Sementera y Siega” se citan en el Génesis como dones divinos concedidos a Noé y a sus descendientes como parte de la alianza posterior al Diluvio entre la Deidad y la Humanidad.
Después de ser concedido el conocimiento de la agricultura, “Noé se dedicó a la labranza y plantó una viña”: se convirtió en el primer labrador postdiluviano que se involucró en la deliberada y complicada labor agrícola.
Efectivamente, los estudios modernos, que propone Sitchin, que conste, proponen que la agricultura surgió en tierras altas, posiblemente porque las más bajas y llanas estaban aun anegadas, y hacían impracticable tanto la habitabilidad como la plantación. Según nuestro autor, pasaron milenios antes de que llanos y valles se secaran lo suficiente como para permitir que la gente bajara de las montañas que rodean Mesopotamia y se establecieran en las llanuras. Además, los textos sumerios dicen que Enlil fue el primero en sembrar cereales “en los terrenos de las colinas” y que hizo posible el cultivo en las montañas manteniendo a distancia las aguas de la inundación.
Los expertos, que han dejado establecido que la agricultura comenzó con la domesticación de una variedad silvestre de trigo -el Triticum dicoccum- como origen del trigo y la cebada, no pueden explicar cómo puede ser que los cereales más antiguos (como aquellos encontrados en cueva de Shanidar) fueran ya uniformes y estuvieran altamente especializados, según Sitchin, que conste, pues se necesitan miles de generaciones de selección genética a través de la naturaleza para conseguir siquiera un modesto grado de sofisticación.
Así que tuvo que ser fruto de alguna experimentación Anunnaki… y, además, no fue solo el trigo, sino innumerables especies de cereales, frutas, arboles, verduras, animales… Fue un regalo de los dioses.
En este punto, Sitchin, se saca de la manga una curiosa teoría: las llegadas periódicas del Duodécimo Planeta parecen encontrarse detrás de las tres fases cruciales de la civilización postdiluviana del Hombre: la agricultura, alrededor del 11000 a.C.; la cultura neolítica, alrededor del 7500 a.C.; y la repentina civilización del 3800 a.C., todas tuvieron lugar con intervalos de 3.600 años.
Se ve que los Nefilim nos fueron pasando los conocimientos en dosis medidas.
En primer lugar, los Nefilim llegaron a la conclusión de que necesitaban un intermediario entre ellos y las masas de seres humanos. Así pues introdujeron la “Realeza”, nombrando un soberano humano que asegurara el servicio de la Humanidad a los dioses y canalizara las enseñanzas y las leyes desde los dioses hasta el pueblo… siempre según Sitchin…
Después hicieron que la Humanidad reconstruyera primero las ciudades antediluvianas exactamente donde habían estado originalmente, y tal como habían sido planificadas: Eridu, por tanto, fue la primera en ser reconstruida. Después, ayudaron a los humanos a planificar y construir la primera ciudad real, y la bendijeron. “Que la ciudad sea el nido, el lugar donde la Humanidad repose. Que el Rey sea un Pastor”: la primera ciudad real del Hombre, nos dicen los textos sumerios, fue Kis.
Pero no sabemos el nombre del primer rey humano. Pero si que aquel hombre dio inicio a un largo linaje de dinastías cuya sede real cambió de Kis a Uruk, Ur, Awan, Hamazi, Aksak, Acad y, más tarde, a Assur, Babilonia y otras capitales más recientes.
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