LOS LADRILLOS DE LA VIDA. PARTE 11 Y FINAL. LA VIDA ES COMPLEJISIMA… PERO ES LA QUE TENEMOS.
ByOskarele
Otras investigaciones revelaron la existencia de un grupo de genes encargados del control, cada uno de los cuales dirigía el desarrollo de un sector del cuerpo, a los que se denominó “homeóticos” o “genes hox”, que aclaraban un interrogante que duraba mucho tiempo rayando a los investigadores: como miles de millones de células embrionarias, surgidas todas de un solo huevo fertilizado, con el mismo ADN, sabían adonde tenían que ir y que tenían que hacer: unas se convertían en células hepáticas, otras en neuronas… pues bien, son los genes Hox los que se encargan de controlar todo esto.
Además, la cantidad de ADN que tienen los seres vivos y como esta organizado no reflejan siempre el nivel de complejidad de la criaturica correspondiente: nosotros tenemos 46 cromosomas. Un helecho tiene mas de 600. El pez pulmonado, uno de los animales complejos menos evolucionados que existen, tiene 40 veces mas ADN que nosotros.
Así, lo importante no es el numero de genes, sino lo que hacemos con ellos.
Esto es importante, porque recientes descubrimientos han demostrado que tenemos menos de lo que pensábamos: de 100.000 hemos pasado a 35.000 o 40.000 genes, mas o menos los mismos que tiene el césped…
Muchas veces leemos en la prensa o vemos en las noticias como un sesudo investigador de no se donde ha descubierto los genes responsables de la obesidad, la esquizofrenia, la homosexualidad, la delincuencia o el alcoholismo… el punto culminante de esta gilipollez biodeterminista se dio en 1980 cuando en la revista “Science” se publico un articulo que sostenía que las mujeres son genéticamente inferiores en matemáticas a los hombres.
Pues bien, cuando leas o escuches algo de esto, piensa inmediatamente “estos es mentira”… y acertarás.
Nada es tan simple en la naturaleza.
Y es una lastima, la verdad, porque si pudiésemos genes individuales que determinasen la estatura, la propensión a la diabetes o a la calvicie, seria fácil (relativamente) aislarlos y manipularlos. Pero no es así. Por desgracia, 35.000 genes funcionando independientemente no son ni mucho menos suficientes para producir el tipo de complejidad física que te caracteriza.
Los genes no trabajan solos. Cooperan.
Es cierto que hay unos cuantos trastornos, como la hemofilia, el Parkinson, la fibrosis quística o la enfermedad de Huntington, que se deben a genes disfuncionales solitarios, pero la norma es que la selección natural, a largo plazo, elimina los genes chungos mucho antes de que puedan ser un problema para la especie. Así que nuestro destino grupal no lo determinan unos cuantos genes, sino todos trabajando al unisono.
Por eso es tan chungo saber como encaja todo
Por eso no podemos hacer replicantes…
En realidad, cuanto mas sabemos, mas se complica la movida: por ejemplo, a principios de los noventa, unos científicos hicieron unos experimentos que les llevaron a descubrir algo trascendental. Al destruir genes supuestamente vitales de ratones en estado embrionario, comprobaron que no solo nacian sanos, sino que incluso nacian mas aptos que sus hermanos sin manipular. Resultaba que cuando quedaban destruidos ciertos genes importantes, acudían otros a llenar el hueco. Eran noticias cojonudas para nosotros como organismo, pero malas para nuestro conocimiento del modo en que trabajan las células, ya que se introducía una nueva capa de complejidad.
Así nos dimos cuenta de que conocer el genoma general humano era solo el principio. Lo que hacia falta era conocer el manual de funcionamiento que lo hace trabajar. Lo que se intenta ahora es descifrar el “Proteoma” humano, la biblioteca de información que crea las proteínas, mucho, muchísimo mas complicado que el genoma, y de reciente acuño (se creó en 1995).
Las proteínas, como ya dijimos en artículos anteriores, son las bestias de carga de todos los seres vivos. En cada célula hay hasta cien millones currando a saco. Mucha actividad para abarcarla entera. Pero además, su conducta y funciones no se basan simplemente en su composición química, como sucede con los genes, sino que depende también de su forma.
Además, las proteínas cambian de estado rapidísimamente: se fosforilizan, glicosilizan, acetilizan, sulfatan…
Así que todo es complejísimo.
Impresionante e inabarcablemente complejo.
Pero también es cierto que hay una simplicidad subyacente en todo esto, igual de elemental en la forma de actuar de toda la vida. Todos los procesos químicos que animan las células, evolucionaron solo una vez y se han mantenido fijos desde entonces.
Todos los seres vivos son ampliaciones de un único plan original.
Somos, como humanos, simples incrementos en la complejidad.
Pero en realidad, nuestras células funcionan como las del gusano mas chico que exista o como las de un limón.
La vida es toda una.
Y punto.
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