ORIGEN Y NACIMIENTO DEL CINE: EN LA PREHISTORIA, PARTE 2. LA LINTERNA MAGICA


ByOskarele

En 1601 nació en Alemania Athanasius Kircher. ¿Y quién es este, diréis? Pues fue un sacerdote jesuita, culto, poliglota y científico, siendo una de las personalidades más importantes de su época. Entre otras cosas estudio el vulcanismo y los fósiles antediluvianos, publicando una genial obra llamada “El mundo subterráneo” (de 1665). Destacó por su estudio sobre la lengua copta y su aplicación al desciframiento de los jeroglíficos egipcios, campo en el que pese a que se le consideraba un experto no logró ningún resultado válido.

Como curiosidad decir que su fama como "experto" en jeroglíficos movería a uno de los primeros propietarios del Manuscrito Voynich, un tal Georgius Barschius, a pensar en él como el único capaz de interpretar sus extraños caracteres: le escribió una carta, en 1637, en la que le pedía estudiara el texto y tratara de hallar una solución al problema; Kircher paso de él.

Insistente Baresch volvió a escribir al erudito dos años más tarde. Tampoco hubo respuesta a este segundo llamamiento. Años más tarde Johannes Marcus Marci (1665 ó 1666) le remitió el Manuscrito Voynich, para que intentase descifrarlo, junto con una carta en la que le explicaba su oscuro origen y decía, de paso, que parecía haber sido escrito por Roger Bacon: tampoco consta que obtuviese resultado alguno en esta tarea. 

Mencionamos aquí a Kircher porque también destaco en sus estudios sobre la luz y sus efectos asociados. En su obra del año 1671 "Ars magna lucis et umbrae" describe varios artilugios relacionados con la luz y las sombras, entre ellos varios diseños fantásticos de Relojes solares. Entre estos se encuentra algo que sería importantísimo: la linterna mágica. Se trataba de un aparato óptico que servía para proyectar imágenes, pero que funcionaba de un modo opuesto a la cámara oscura.

En la Linterna Mágica el espacio interior de la caja es el que está iluminado y el exterior está a oscuras. La luz que hay dentro de la linterna mágica ilumina unas transparencias pintadas sobre placas de vidrio. Estas imágenes se iluminaban con una lámpara de aceite (recordemos que aún falta mucho para el invento de la luz eléctrica), y se proyectaban en la pared oscura. La imagen también estaba invertida, pero invirtiendo la transparencia  nosotros la veríamos en su posición normal.


En 1736, Pieter Van Musschenbroek, holandés de nacimiento, ideo un procedimiento genial que permitía mover en proyección la imagen de una transparencia iluminada por una linterna mágica como la de Kircher. Se basaba en que la linterna, como buen proyector que era podía proyectar tanto imágenes opacas como imágenes transparentes. Este señor se planteo un día superponer la proyección de dos transparencias complementarias entre sí. Por ejemplo, una podía ser un paisaje bucólico con un molino sin aspas. La imagen complementaria tenía pintadas las aspas del molino, y esta era girada desde fuera por alguien, dando la sensación de que el molino era real.

De nuevo comprobamos como la ilusión por la recrear la realidad en movimiento ha llevado, necesariamente, al cine y a la televisión. Pero antes de esto hizo falta un invento trascendental: hasta entonces se pintaban las transparencias que se iban a proyectar. Esto hacia que el realismo y la veracidad de las imágenes fuese limitado. Era necesario buscar alguna forma de poder “copiar” la realidad tal y como es.

Esto lo solucionaría un francés llamado Jean Niepce en 1826 al inventar la fotografía...

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