ByMoser
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El lugar existe
Es un edificio de 330 metros de altura, 105 pisos y 3000 habitaciones.
Mas de 3’5 km2 de planta.
Esta en Pyongyang, capital de Corea del Norte.
Pero, si tiene la exclusiva fortuna de visitar el país, jamás le pregunte por él a ningún ciudadano; le dirá que no sabe de que le habla, que ese edificio no existe.
Tal vez usted insista, si es que lo tienen a la vista; déjelo; el pueblo norcoreano tiene prohibido hablar de el, pensar en el, mirarlo si quiera.
(o al menos, así ocurría hasta hace bien poco)
De forma piramidal con tres alas de 100m de largo por 18m de ancho convergiendo bajo una estructura circular con ocho plantas que supuestamente rotarían más otras seis estáticas, en las en las que haría cumbre.
Un gigantesco esqueleto de hormigón (algo de por si impensable; los rascacielos se construyen en acero, pero es mas caro claro); sin puertas, ni ventanas, ni intestinos ni cableado; asi duerme nuestro Godzilla inmobiliario ya desde 1992 que las obras se interrumpieron; con seguridad, debido al colapso economico que sufrió el país durante los años que siguieron a la caida de la Union Sovietica.
En otro orden de cosas, el pueblo ya llevaba años pasando hambre mientras se consumían 700 millones de dólares en la gestación de esta “epopeya del ladrillo” en quiebra.
Una vez paso la miseria, llegó la vergüenza; se descubrió que el gigante presentaba importantes taras estructurales; comenzando por el propio hormigón; de dudosa calidad; se desaconseja proseguir la obra y parece imposible una hipotética finalización.
Asi muerto y sereno, vació y quieto ha permanecido dando fantasmagórica sombra a los habitantes del distrito de Potong-Gang durante casi 20 años;
En fechas recientes sin embargo, contra lo esperando, se retomaron los trabajos con el objetivo de dejarlo concluido (es difícil saber algo con certeza respecto a Corea del Norte) para 2010 o 2012.
Y si, algo que no pensé vivir para ver, el edificio, al menos ,en su aspecto externo, luce terminado; cubierto por una piel de cristal-espejo que le confiere un aspecto absolutamente “galáctico”, demasiado “kitch” para ser cierto; un estilo muy del gusto del “amado líder”, Kim Jong Il, el Líder Supremo.
Una autentica montaña de sarcófago reluciente; una medida, que se antoja, exclusivamente, estética; que sirve para esconder una momia de millones de toneladas; un dios muerto; no más que los sueños de un hombre muy pequeño.
En fin, igual cualquier día nos lo encontramos abierto.
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