HISTORIA DE LA HERMANDAD MASÓNICA (PARTE 26) LAS REVOLUCIONES ESPAÑOLAS. PRINCIPIOS DEL SIGLO XX. LA SEMANA TRAGICA Y LOS MOVIMIENTOS OBREROS

ByOskarele

En 1898 España pierde sus últimos bastiones coloniales: Cuba, Puerto Rico y Filipinas, en una guerra con los Estados Unidos que resultaría humillante para la sociedad española, por lo que este año es conocido como el año del “desastre”. Fue especialmente dura la perdida de Cuba (hoy en día sigue empleándose en el argot cotidiano la expresión “Mas se perdió en Cuba”), tras la insurrección de José Martí. El estallido del buque norteamericano Maine el 15 de febrero de 1898 desató la guerra en la que la escuadra norteamericana del atlántico atacó Cuba, y la del pacífico, desde Hong Kong, hizo lo propio con Filipinas. En julio capitulo Cuba y al mes siguiente Filipinas.

Esta perdida colonial hace que se produzca una grave crisis de identidad en la antigua metrópoli, surgiendo lo que se denominaría el “Regeneracionismo”, como intento de corregir los errores del pasado y encontrar un nuevo camino en todos los sectores. En 1902 accede al trono Alfonso XIII, con Antonio Maura como jefe del gobierno. El objetivo principal era evitar la temida revolución obrera, para lo que se inicia un proceso aperturista y descentralizador, a lo que desde un primer momento se enfrenta el ejército.

En esta época las dos grandes organizaciones masónicas son el Gran Oriente Español, con sede en Madrid, y la Gran Logia Regional Catalana, con sede en Barcelona. Entre ambas se hace un pacto en 1903 de amistad y mutuo reconocimiento. Fue cumplido hasta 1917, fecha en la que El GOE comienza a instaurar logias en Cataluña, rompiendo el pacto.

Como reacción la Logia Catalana se extiende al resto de la península, pasando a llamarse Gran Logia Española, integrada desde 1921 en la Asociación Masónica Internacional de Ginebra.

A partir de ese momento y hasta 1936 serán las dos obediencias más importantes, a las que se les une La Gran Logia Unida, formada por escisiones de la GLE. El GOE será quien tenga mayor importancia y difusión, tanto en estos años como a lo largo del siglo.

En 1909 se produjo un acontecimiento decisivo: la Semana Trágica de Barcelona, provocada por la Guerra con Marruecos, que se inicia ese año y durara hasta 1927. Ante los reclutamientos forzosos surgen protestas y huelgas. El 26 de julio  se fija un paro de 24 horas  en Barcelona, que desembocara en una sucesión de hechos violentos. La inicial protesta antibelicista va girando en protesta anticlerical, con el incendio de iglesias y conventos. Se proclamara el estado de guerra en Barcelona y  comienzan los enfrentamientos armados.

El balance de los disturbios supone un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares); medio millar de heridos y 112 edificios incendiados (80 religiosos). Se detiene a varios millares de personas, de las que 2000 fueron procesadas resultando 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 condenas a muerte, entre ellas la de Francisco Ferrer Guardia, masón, miembro de la Logia "La Verdad" (integrada en la Gran Logia Regional Catalana), desde el año 1902, y afiliado también, durante su exilio en París, en el centro masónico de la Rue Cadet. Ferrer Guardia llegó al grado 31 de la masonería, conferido por el Gran Oriente de Francia.

Suyas son las palabras: "No nos interesa hacer buenos obreros y empleados, buenos comerciantes. Queremos destruir la sociedad actual desde sus comienzos".

El Consejo de la Orden del Gran Oriente de París envió a todas las organizaciones masónicas del mundo un manifiesto de protesta contra la ejecución del Francisco Ferrer. Como consecuencia de esta semana trágica, Antonio Maura pierde el poder y sube al pódium José Canalejas, masón  apoyado por la Gran Logia catalana, que curiosamente sería asesinado en 1911 por un anarquista (Francisco Franco, bajo el seudónimo de Jakim Boor, en su libro Masonería acusó a la masonería de haber asesinado a José Canalejas, siendo el mismo masón, para vengarse de su rebelión, pero ya sabemos lo veraz de la información de este panfleto anti-masónico)
Lo que sí es cierto es que dentro de los emergentes movimientos obreros (el PSOE, la UGT…) hubo muchos masones, muchos de ellos dirigentes destacados, lo que no es extraño, pues estas doctrinas, basadas en los movimientos comunistas surgidos en las Internacionales obreras, tenían bastantes puntos en común con la masonería: en primer lugar un fuerte ímpetu anticlerical, pero también la idea de que extender los derechos humanos, conseguir la libertad y la igualdad, así como acabar con los sistemas de poder basados en el Antiguo Régimen.

Incluso habrá masones dentro de los movimientos anarquistas, como Isaac Puente o Anselmo de Lorenzo (en Europa también serán masones y ácratas Bakunin y Proudhon), grado 18 de la masonería, fue uno de los fundadores de la sección española de la Primera Internacional. Nombrado albacea testamentario de Ferrer Guardia, colaboraría con este en su “Escuela Moderna”. Colaboraría en la fundación en 1910, en España de una entidad anarquista, la C.N.T. (Confederación Nacional del Trabajo).

Anselmo Lorenzo
Suya es la siguiente cita:
“Como masón que soy y como anarquista que goza de cierto prestigio en uno y otro campo, yo soy una protesta viva contra esa preocupación (la de si es compatible la pertenencia a la masonería con las actitudes activas en movimientos obreros y sociales), a la par que un lazo de unión entre los verdaderos amantes del progreso y de la justicia a cualquier clase social a la que pertenezcan”

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