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A comienzos del siglo pasado se creó una curiosa moda entre algunos ejércitos: realizar figuras de sus escudos, sus símbolos nacionales o simplemente formas, empleando a soldados puestos en orden. Con ello se pretendía demostrar la voluntad y la disciplina de los ejércitos, manteniendo formas complicadas formadas por cientos de soldados que solo podían ser apreciadas desde el aire o mediante fotografías. Además esto servía para elevar la moral de las tropas y para aumentar el sentimiento de comunidad y de integración.
El ejercito yanqui fue el que más se aficiono a este tipo de obras, con ejemplos maravillosos como una estatua de la libertad, realizada en 1918 en el Camp Dodge, con la cooperación de 18 mil hombres, la mayoría miembros de brigadas de reservistas o La Campana de la Libertad, famosa tras ser la campana utilizada para llamar a los ciudadanos de Filadelfia en 1776 para leerles por vez primera la Declaración de Independencia.
En estas obras norteamericanas destaca el trabajo de los fotógrafos Arthur Mole y John Thomas, que consiguen crear unos enfoques y unas perspectivas alucinantes. En la galería Carl Hammer podemos encontrar gran parte del trabajo de estos geniales fotógrafos
La Alemania de Hitler y la URSS de Stalin también se aficionaron a este rollo, aunque en una escala algo menor y mucho menos elaborada. En la fotografía vemos una esvástica realizada por soldados apuntando sus rifles en todas las direcciones.
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