El 4 de diciembre de 1977 el joven malagueño Manuel José García Caparrós fallecía por los disparos, traicioneros y por la espalda, efectuados por la policía armada. Su crimen aun permanece impune, pero su muerte es para muchos andaluces símbolo de la lucha de este pueblo mío por sus derechos.
El 28 de febrero es la fecha, establecida institucionalmente, del día de Andalucía. Se trata de una fecha importantísima, pues fue cuando el pueblo andaluz, en las urnas, afirmo su personalidad colectiva frente a aquellos que pretendían reeditar nuestra secular marginación política, ridiculizando la rica cultura e historia de esta bella tierra. Un año después entro en vigor el estatuto de autonomía, el 20 de octubre de 1981. En octubre de 2006 la Comisión constitucional de las Cortes Generales aprobó con los votos favorables de PSOE, IU y PP un nuevo Estatuto de autonomía que en su preámbulo denomina a Andalucía como una realidad nacional:
“El Manifiesto andalucista de Córdoba describió a Andalucía como realidad nacional en 1919, cuyo espíritu los andaluces encauzaron plenamente a través del proceso de autogobierno recogido en nuestra Carta Magna. En 1978 los andaluces dieron un amplio respaldo al consenso constitucional. Hoy, la Constitución, en su artículo 2, reconoce a Andalucía como una nacionalidad en el marco de la unidad indisoluble de la nación española.”
Andalucía llevaba tiempo reclamando sus derechos como pueblo integrado dentro de España, pero con sus características propias, hasta ese momento, no reconocidas. Ese cuatro de diciembre fatídico Andalucía entera se echo a las calles para exigir que se le tratara de una vez como un pueblo con derecho a decidir como quería estar, exigiendo un marco legal que le diera la capacidad de autogobierno que, como nacionalidad histórica dentro del estado español (con un status similar a Cataluña, Euskadi o Galicia) le correspondía. Algunos, una minoría, comparados con los fuertes movimientos de otras nacionalidades ibéricas, plantean una independencia absoluta del estado español, y, como en otros casos, se encuentran ante el muro de otros andaluces, que se sienten identificados por igual con el concepto de España. Ambas posturas son respetables.
Por eso para muchos andaluces el 4 de diciembre es el verdadero Día de Andalucía. Y sobre todo es por el asesinato impune a cargo de las fuerzas de seguridad del joven de diecinueve años Manuel José García, que caía muerto en la Alameda Colon malagueña. Así lo comentaba la crónica del país de dos días después:
«Tensión en Málaga por la muerte del joven manifestante
Partidos, centrales y ciudadanos responsabilizan al presidente de la Diputación
Una fotografía de José Manuel García Caparrós, malagueño, de diecinueve años, rodeada de velas y claveles rojos, sirve hoy en el pavimento de la Alameda Colón para señalar el lugar que encontró su muerte el día, en que Andalucía y Galicia se echaron a la calle para pedir su autonomía. Un millón cuatrocientas mil personas, aproximadamente, se habían dado cita en las calles de las capitales de las dos regiones para, en un ambiente de alegría y exaltación, solicitar sus estatutos. Las provocaciones de la extrema derecha no consiguieron romper el orden de las concentraciones, pero los sucesos de Málaga dieron esa nota triste.»
JOAQUÍN MARÍN - Málaga
EL PAÍS - 06-12-1977
Aquella manifestación congregaría en Málaga a más de 150.000 personas y todo transcurrió pacíficamente, hasta que un joven escaló la fachada de la diputación malagueña y colocó una bandera verdiblanca junto a la nacional. Los agentes de la autoridad cargaron contra los manifestantes, de una forma tremendamente violenta. Mientras tanto, el grueso de la manifestación continuaba su recorrido, sin saber que a su retaguardia se estaban produciendo enfrentamientos de gravedad. Fue en estos altercados donde resulto mortalmente herido Manuel José.
El Gobierno Civil, para justificar la terrible actuación de sus policías, hizo pública una nota en la que se excusaba argumentando que los agentes tuvieron que responder a las agresiones del populacho histérico. “Un pelotón de las fuerzas de orden público fue acorralado, y agotados sus elementos antidisturbios se vio precisado a hacer uso de sus armas cortas”
El lugar donde cayó muerto se convirtió en un altar improvisado por donde pasaron miles de malagueños, hasta que fue destrozado por las fuerzas del orden, de nuevo finos. Durante varios días, hubo protestas por la represión policial.
El pleno del Ayuntamiento de Málaga del 16 de noviembre de 1995 aprobó darle su nombre a una calle en su memoria. La Diputación Provincial de Málaga le nombró Hijo predilecto de la provincia a título póstumo el 20 de abril de 2009.
En la actualidad Manuel José García Caparros es un símbolo para muchos andaluces, similar al que representa Blas Infante, del que algún día hablaremos. Símbolo de la lucha de un pueblo por la libertad, por la igualdad y por la justicia.
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