LA DEPRESION DE DANAKIL, EL INFIERNO EN LA TIERRA

ByOskarele

Si creéis que esta ola de calor que estamos sufriendo estos días en la península ibérica hace que nos imaginemos el infierno como algo parecido a esto, es porque no conocéis la depresión de Danakil, en la región de Afar, Etiopia, uno de los puntos más calientes de este amado planeta nuestro.

Se encuentra en el Cuerno de África, zona de fricción entre las placas tectónicas de África y Asia, lo que conlleva una importante actividad sísmica y Vulcanóloga (existen 30 volcanes en activo) Las temperaturas diurnas de esta espectacular joya geológica rondan los 40 grados centígrados.

Pero es que, además, la depresión de Danakil, entre 90 y 155 metros por debajo del nivel del mar, está salpicada de lagos de lava (como el formado por el antiguo volcán Erta-ale), lagos de acido, geiseres  o lagos de agua increíblemente salada, como el lago Assal (tiene una salinidad mayor del 35%), así como gran cantidad de fuentes termales de agua enormemente caliente y salada, que hace que no se pueda utilizar. El lago del volcán extinto Erta-ale es considerado como el lago de lava más grande del mundo.

Los numerosos manantiales de agua ardiente constan de una gama de colores inimaginable, que va desde los anaranjados, al verde, blanco o amarillo, a causa del azufre y de los otros minerales que se encuentran en la zona. Parece de otro planeta. Una versión africana del infierno en la tierra, aunque bello en sus formas.

Las enormes temperaturas, así como la escasa pluviosidad hacen que no sea de los sitios más agradables del mundo para pasar un ratico, por bonito que sea, ya que, además, es bastante chungo llegar, por la escasez de comunicaciones en la zona y por la actividad de grupos armados terroristas. Sin tener en cuenta el riesgo añadido de que en cualquier momento puede petar uno de sus treinta volcanes activos.

Sin embargo, y a pesar de todo esto, esta región está habitada desde tiempos inmemoriales por la etnia Afar, cuya principal actividad es la minería de la sal. De hecho, las gigantescas caravanas de sal que cada día cruzan el desierto son un espectáculo en sí mismo.