UN MUNDO FELIZ (Aldous Huxley, 1932)

ByOskarele

Un mundo feliz es una novela escrita por Aldous Huxley, publicada en 1932, sin duda una de las mejores novelas de todos los tiempos y sin duda uno de los puntos mas altos en la historia de la ciencia ficción, total y necesariamente recomendable para aquellos que aun no se hayan atrevido a leerla (estáis tardando!!)

En esta genial obra nos plantea un sistema utópico (o distópico, según se mire) en el que se ha conseguido el ideal máximo de la humanidad: la felicidad. El problema es que el precio a pagar es muy caro, empezando por la libertad individual y la ausencia de amor. Un sistema en el que todos los individuos son esclavos del propio sistema, aunque son felices, claro está, porque les han condicionado desde su nacimiento para ello. La ciencia se convierte en la guía y el motor de un sistema clasista, elitista y absurdo, pero del que nadie puede escapar, ya que nadie “sabe” que puede escapar. Además el mismo sistema crea sus propias válvulas de escape: el consumo y el Soma.

Os propongo un breve RESUMEN pa que entendáis algo la historia: todo comienza en algo llamado “centro de incubación y condicionamiento de la ciudad de Londres”, en el año 632 después de Ford (este Ford es Henry Ford, empresario americano, y la fecha clave es la de la fabricación del primer modelo T de automóvil de esta empresa, del que teneis una foto en el blog, lo que sería nuestro 1908, con lo cual estaríamos realmente en el 2540 de nuestra Era) Los miembros de esa sociedad no nacen, sino que son fabricados en serie. La sociedad está dividida en castas, en orden decreciente de categoría (que implica inteligencia, habilidades, capacidad emocional, atractivo físico, etc.). Esas castas son denominadas Alfa, Beta, Gamma, Delta y Epsilon.

En aquel “mundo feliz” vivía un hombre llamado Bernard Marx. Era un Alfa-más, pero físicamente era más parecido un Delta que a cualquier miembro de su casta. Por eso los miembros de su grupo social lo discriminaban y decían que le habían suministrado alcohol en el sucedáneo de la sangre. Bernard no estaba plenamente integrado en esa sociedad, y, quizás en consecuencia al rechazo de sus compañeros, comenzó a pensar por sí mismo y a formar algunas ideas propias.

Tampoco le gustaba lograr la felicidad mediante drogas y métodos de manipulación de masas, y era un amante de la soledad, cosa que estaba poco menos que prohibida en aquel mundo donde la gente era obligada (más que animada) a relacionarse con otras personas para mantener la masa unida. Bernard comenzó a tener relaciones con Lenina, una mujer Alfa-más. Y decidió llevarla de vacaciones a una reserva de salvajes, considerando este un lugar diferente e instructivo, y una vez allí, Lenina se quedó aterrorizada al observar el contraste entre su modo de vida y el de aquellas personas. A Bernard también le produjo un gran impacto, pero disimulaba sus emociones.

En aquel lugar conocieron a un salvaje, John, cuya madre había nacido y vivido durante muchos años en el “otro lugar”. Ella había quedado embarazada durante unas vacaciones, y se tuvo que quedar en la reserva. John enseguida hizo buenas migas con Bernard, y cuando este y Lenina regresaron a su mundo, se llevaron al salvaje y a Linda. El salvaje desde el primer momento pareció disgustado con aquel mundo, del que su madre le había hablado tan bien, al ver la manipulación a la que estaban sometidos todos los individuos.

Ya no cuento más que os destripo el final. Ahora mi particular ANALISIS sobre esta obra maestra:

“Un mundo feliz”, la genial y profética obra de Huxley, tiene muchas lecturas posibles, desde la crítica feroz que plantea el autor hacia una sociedad dominada por la tecnología y el control, hasta una posible lectura en la que se considere positivo un mundo como este. Pero hay una cosa clara: Huxley no pretendió mostrar un estado ideal, perfecto, feliz, en el que todos los miembros están contentos con su posición y con su relación con el sistema. Huxley pretendía mostrar y criticar realmente el afán de crear utopías que desde la más remota antigüedad ha tenido el ser humano, y para ello creó una utopía absurda, ridícula, en la que la sociedad funciona gracias a la destrucción del individuo, del yo.

En nuestra sociedad el germen del yo, de la diferencia de uno respecto a los demás y de los demás respecto a uno, se basa en la interacción de diferentes factores: la educación y el aprendizaje pasivo que recibimos de nuestros padres, de nuestro entorno, del colegio… pero estos factores no son iguales para todos los individuos de nuestra sociedad, ni siquiera entre hermanos se puede lograr homogeneidad. Por eso la sociedad que plantea Huxley tiene que controlar todo el proceso de creación de un individuo, desde su nacimiento y sus primeros años, pero además, ha de hacerlo por igual, a todos sus individuos, para que no surjan diferencias entre ellos, para que todos sean iguales. Y para esto es fundamental que no existan los padres, los antiguos creadores de humanos, tanto en el aspecto físico como en el social. Ahora es el estado el padre de todos.

Si hay algo que caracteriza a los humanos, no como especie animal, sino como especie social, es la diferencia, lo distinto; lo que nos hace humanos es precisamente esa variedad enorme de formas de ser, de expresarse, de vivir, de sentir. Cuanto más iguales somos menos humanos somos. Y esto es precisamente lo que nos muestra nuestro autor: un sistema en el que todos los humanos son prácticamente iguales, por lo tanto un sistema en el que los humanos han dejado de ser humanos, para ser masa, comunidad.

La panacea, el antídoto último para aliviar cualquier pequeña brizna de individualidad, sufrimiento o dudas, se fomenta y se reparte masivamente: el Soma, la famosa droga ficticia que Huxley propone como la cura para cualquier mal social que le surja a un individuo de esta sociedad. Como bien dice Mustafá Mond, el soma aporta lo mismo que el cristianismo y el alcohol pero sin efectos secundarios. Aporta paz, tranquilidad y relajación, pero también, en dosis altas, aporta euforia, excitación…

¿Es una utopía el sistema planteado por Huxley? Seguramente sí. ¿O, por lo contrario, es una distopía el sistema planteado por Huxley? Probablemente también. ¿Cómo puede ser esto? Sin duda es una utopía porque cumple con todos los requisitos que, por ejemplo, la real academia de la lengua, la definen: una utopía seria un plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación. Pero también es una distopía, que podemos definir como una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal.

¿Vivimos en un mundo feliz? Está claro que no, por lo menos no toda la humanidad. Pero muchas de las ideas que presenta Huxley están presentes en nuestra sociedad actual: el consumo exacerbado, el bienestar ridículo basado en la acumulación de mas y mas objetos pseudo placenteros, el importantísimo papel de la ciencia, la destrucción de la moral y los dioses, la existencia de una sociedad que tiende a la psicopatía y a alienación de los individuos… Pero no somos felices, por lo menos no todos, y esto es porque solamente se han confirmado algunos de los elementos distópicos de la obra, y muy pocos de los utópicos.

Pero tiempo al tiempo.


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