EL CUBO DE GURLT


ByOskarele

En 1885 un obrero llamado Reidl, quien trabajaba en una fundición en Schöndorf, cerca de Vöcklabruck (Austria) abrió un bloque del carbón marrón que se extraía de Wolfsegg. Este yacimiento de carbón pertenece al período Triásico, cerca de 60 millones de años. En el bloque se halló un cubo de hierro con aspecto de haber sido trabajado mecánicamente de 67x67x47mm de arista.

Los bordes del cubo eran ligeramente redondeados y tenía una serie de inscripciones desconocidas, que difícilmente pudieran ser obra de la naturaleza. Pesaba ocho kilos y sus dimensiones eran perfectas (67x67x47).  La imagen nos muestra además la extraña textura y acabado de la piedra.

Fue analizado por el Doctor Gurlt del Naturhistorisches Museum de Viena: no se encontraron rastros de níquel, cromo o cobalto, lo que sugiere que no es de origen meteórico, mientras que la falta de azufre demuestra que no es una pirita.  Esta composición química no podría haberse producido naturalmente, lo cual indicaba de debía ser manufacturada. Esto le llevaría a plantear la hipótesis de que un trozo de meteorito se había incrustado en la Tierra en época muy remota, en la época de los dinosaurios quizá, y que alguien lo manufacturo en aquel entonces, publicando los resultados en una obra de 1886.

El extraño objeto aparentemente fue destruido durante el bombardeo de Salzburgo en la Segunda Guerra Mundial, pero cuando un periodista ruso visitó el museo de dicha ciudad en la década de los años 70 con miras a escribir una nota sobre el objeto anómalo, el conservador del museo le informó que no existían pruebas sobre la existencia del objeto: se habían perdido todos los archivos del museo desde 1880 hasta 1910. El periodista tachó el cubo de Gurlt de fraude, y así se le considera como tal hasta el día de hoy.

Aunque resulta conveniente para todas las partes en el asunto descartar el artefacto como fraudulento, el fallecido autor francés Jacques Bergier (co-autor de “El retorno de los brujos), escribió sobre estos objetos detenidamente en su obra “Las visitas extraterrestres desde el pasado prehistórico hasta el presente” (1975). Bergier sugirió que estos artefactos anómalos representaban los sofisticados métodos de recopilación de datos de una civilización extrahumana, agregando que tales objetos serían capaces de albergar una gran cantidad de informacion mediante el grabado en los átomos de hierro. Bergier consideraba que un cubo o cilindro con las dimensiones del desaparecido objeto estudiado por Gurlt podría contener diez millones de años en datos, añadiendo que radiaciones sutiles invisibles a nuestra tecnología podrían "alimentar" dichos objetos hasta ser recuperados por sus dueños... quienesquiera que sean.

Así que, por desgracia, como en otros muchos casos de Ooparts, el objeto en cuestión está desaparecido, lo que hace imposible contrastar estas extravagantes opiniones. Es curioso como objetos de este tipo, que pueden cambiar la historia tal y como la conocemos, desaparezcan sin dejar rastro… igual es porque son falsos y sus autores se encargan de quitarlos del medio antes de que se comprueba… o quizá es porque no le interesa al colectivo científico replantear todas las “verdades” aceptadas como dogmas.

Quién sabe.

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