EL HOMBRE DEL TIEMPO, PARTE 4. CIRCULACION TERMOHALINA


ByOskarele

El verdadero centro de mando del comportamiento de la superficie del planeta son los mares. Por eso, los meteorólogos actuales tratan los mares y la atmosfera como un sistema único: al agua se le da de maravilla retener y transportar el calor. La corriente del golfo transporta cada día una cantidad de calor rumbo a Europa equivalente a la producción de carbón mundial de diez años. Pero el agua se calienta bastante despacio (por eso las piscinas y los lagos están fríos incluso en días muy calurosos)

Los mares no son una masa de agua uniforme. Tienen enormes diferencias de temperatura, salinidad, profundidad, densidad… entre ellos, y estas diferencias juegan un papel importantísimo en su forma de transmitir el calor de un lugar a otro, lo que, a su vez, afecta al clima. Así, por ejemplo, el Océano Atlántico es mas salado que el Pacifico. El agua, cuanto mas salada más densa es, y el agua densa se hunde. Sin su peso suplementario de sal, las corrientes atlánticas continuarían hasta el Ártico, calentando el polo Norte, privando a Europa del calorcito agradable.

Por eso, el principal agente de transferencias de calor es algo llamado “circulación termohalina”, que se origina en las corriente lentas y profundas a gran distancia de las costas. Lo que sucede es que las aguas superficiales, cuando llegan a las proximidades de Europa, se hacen más densas y se hunden a grandes profundidades, e inician un lento viaje de regreso al hemisferio sur. Al llegar a la Antártida, se incorporan a la corriente circumpolar antártica, que acaba conduciéndolas al pacifico. Este proceso es lentísimo (el agua puede tardar 1.500 años en llegar desde el Atlántico Norte a la zona media del Pacifico), pero la influencia es enorme.

Esta circulación Termohalina, por desgracia, puede ser también muy sensible al cambio: incluso una disolución modesta del contenido de sal del océano (por un aumento de la fusión de la capa de hielo de Groenlandia, por ejemplo) podría perturbar de forma desastrosa el ciclo.

Los mares se hacen favores unos a otros, y a la vez nos favorecen a nosotros. Absorben enormes cantidades de carbono y proporcionan un medio para que este permanezca bien guardado. Me explico: el sol arde ahora con un 25% más de luminosidad que al principio de su historia.

Eso debería haber tenido como consecuencia que la Tierra fuese mucho más cálida. Pero no ha sido así, gracias a la vida… como veremos en el artículo de mañana.

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