Empleando a la mismísima naturaleza como aliada, utilizando como una herramienta mas el proceso ecológico natural, el genial escultor Jason Taylor, ingles nacido en 1974, crea obras con aspiración de convertirse en arrecifes artificiales con formas humanas.
Las esculturas las hace el en su estudio, pero es la Tierra la mano realmente creadora, es la que moldea las figuras depositadas en el fondo del mar por Jason. Así, como te imaginaras, ver una obra de arte humana bajo el agua no es lo mismo que verla en Tierra. Es una experiencia realmente perturbadora, incluso viendo su trabajo en fotografías.
En su propia página web, Taylor plantea que existen una serie de consideraciones ópticas y físicas a tener en cuenta. En el agua los objetos parecen un 25% más grandes y, en consecuencia, parecen más próximos. Los colores son alterados cuando la luz es absorbida y reflejada en diferentes proporciones, con la profundidad del agua afectándola aún más. La fuente de luz en el agua es de la superficie, lo que produce un efecto calidoscópico gobernado por el movimiento del agua, corrientes y turbulencia. El agua es un medio maleable en el cual el visitante puede tener una participación activa con el trabajo. La gran cantidad de ángulos y perspectivas desde las cuales las esculturas se pueden ver, incrementa dramáticamente la experiencia de disfrutar la obra.
Pero, para mí, lo que más destaca es que sus obras están vivas: van evolucionando y cambiando conforme la erosión y la acción biológica de los animales marinos van actuando sobre ellas. Os recomiendo especialmente dos obras: “Vicissitudes”, un círculo formado por unas esculturas que representan a diferentes chicos de diferentes etnias y razas, que trata de evocar la unidad y ridicularizar el racismo. Y también una llamada “The lost correspondant”, que nos muestra a un periodista, un corresponsal, sentado en su mesa, escribiendo.
Se trata de un arte sublime, realmente sublime. Aqui teneis su pagina web
No hay comentarios:
Publicar un comentario