Asi pues, en los primeros años del siglo XIX los fosiles habian adquirido una importancia indiscutible e ineludible, ademas, aparecian huesos por todas partes.
En 1812, en Lyne Regis, England, una extraordinaria niñita de 12 años, MARY ANNING encontró un extraño monstruo marino fosilizado de cinco metros de longitud, conocido hoy en dia como Ictiosaurio. Esta sería el inicio de una espectacular carrera : Anning se pasaría los siguientes 35 años recogiendo fosiles. Encontraría el primer plesiosaurio y uno de los primeros y mejores pterodáctilos. Ademas era capaz de extraerlos con la mayor delicadeza y sin dañarlos. Solo el plesiosaurio le llevo diez años de paciente excavación. Claro que todo esto no le sirvió para salid de la notable pobreza bajo la que vivió toda su vida.
Otro personaje excepcional fue GIDEOL ALGERNON MANTELL, medico rural de Sussex, y una desgarbada colección de puntos flacos (vanidoso, egoista, mojigato, despreocupado por su familia...), pero era un paleontologo excelente y apasionado. EN 1822 encontró un diente fosilizado, y dedujo que era de un animal herbivoro, extremadamente grande, que parecía un reptil y vivio en el cretácico. Era un Iguanodonte.
Pero desgraciadamente para Martell, por aquellos tiempos, el reverendo Buckland, acaba de describir formalmente otro ser monstruoso de la antigüedad, el Magalosaurio, y seria la primera descripción rigurosa de un dinosaurio. Mantell, ignorando que la decepción sería una constante en toda su vida, continuó buscando fosiles (en 1833 descubrió el Hileosaurio), llegando a crear un museo en su casa, aunque finalmente tuvo que vender la mayor parte de la colección por su ruina economica.
En parte la ruina de Mantell fue motivada por su enemistad con RICHARD OWEN, estrella del momento en la paleontología, y acuñador del termino "dinosauria" en 1841, que significa lagarto terrible, cosa curiosa porque no eran lagartos (estos son aun anteriores) ni terribles. Pero Owen era un imbecil de cuidado (fue la unica persona que Darwin detesto siempere), que no vaciló en perseguir a los que podian hacer sombra, como el pobre Mantell, que se acabó suicidando en 1852, tras ser borrado su nombre de todos sus descubrimientos por Owen.
Owen acabaría pagando su megalomanía, pero hemos de agradecerle el hecho de ser el fundador del Museo de Historia Natural de Londres, que abrió la paleontología a todo el mundo (incluso se le ocurrió la criticada idea de poner etiquetas explicativas en cada hallazgo para los no iniciados)
CONTINUARÁ
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