EL PODEROSO (Y CHIQUITIN) ÁTOMO, PARTE 2. EL CUAQUERO JOHN DALTON DESCUBRE EL ATOMO

Los átomos son utiles por dos motivos: la abundancia y la durabilidad extrema. La pequeñez es lo que los hace difíciles de comprender y estudiar.

Esta idea (que los átomos son pequeños, muchos y casi indestructibles) se le ocurrió a un cuáquero ingles de escasa formación academica llamado JOHN DALTON, nacido en 1766, en el seno de una familia de tejedores cuáqueros pobres y devotos.

Destaco desde pequeño por una inteligencia excepcional, tanto que a los doce años le pusieron a cargo de la escuela local. Con quince años, sin dejar la escuela, acepto un trabajo en el pueblo de al lado, y diez años después se fue a Manchester, de donde apenas se movio en los siguientes 50 años.

Allí se convirtió en una especie de torbellino intelectual: escribió libros y artículos sobre temas que abarcaban desde la meteorología hasta la gramatica. Pero lo que le hizo famoso fue un libro muy gordo llamado “Un nuevo sistema de filosofía química”, de 1808.

En cinco de las novecientas paginas del tocho describe por primera vez átomos en una forma que se aproximaba a su concepción moderna. Ni la idea ni el termino eran nuevos: ambas procedían de los griegos. Pero la aportación de Dalton consistió en considerar sus tamaños relativos y las características de estos y como se unen.

En 1826 el químico francés P. J. Pelletier fue a Manchester a ver al cuáquero, ya famoso. Se quedo asombrado al encontrarlo enseñando aritmética elemental a los niños de una pequeña escuela de un barrio pobre. Cuando llego, Dalton le dijo “Si, ¿podria sentarse y esperar un poco, que estoy explicando a este muchacho aritmética”.

Aunque intento rehuir de todos los honores, lo eligieron miembro de la Real Sociedad contra su voluntad, lo cubrieron de medallas y le concedieron una generosa pension oficial. Cuando murió, desfilaron delante de su ataúd cuarenta mil personas y el cortejo fúnebre se prolongo durante tres kilómetros.

Su propuesta siguió siendo solo una hipótesis durante un siglo y unos cuantos científicos eminentes dudaron de la existencia de los átomos, hasta que Einstein, en 1905, aporto la primera prueba indiscutible, con su articulo sobre el movimiento Browniano, aunque esto tampoco despertó demasiada atención.

Así que el primer héroe autentico de la era atómica fue ERNEST RUTHERFORD