QUID PRO QUO. LAS OFRENDAS


Perpetrado por Oskarele

Aparte de estos ritos prohibitivos (tabúes, ritos de separación) y de los ritos que se emplean para superar la transgresión de estos (rituales de purificación, de limpieza, de expiación), existen otro tipo de rituales, en los que de nuevo los conceptos de magia y religión (entendidos ambos según los conceptos que estamos manejando y que hemos expuesto en entregas anteriores), se entremezclan e interactúan.

Ritos positivos.

Activos.

Serian los ritos en los que se pretende obtener algo de la divinidad, ya sea esta un ser barbudo que vive en el cielo, una energía X o la propia Madre Tierra. Básicamente se trata unos rituales que pretenden establecer una relación quid pro quo con un ente al que consideran superior, tanto en rango como en poderes.
Serian de dos tipos, muy esquemáticamente hablando: ofrendas/sacrificios y oraciones.

El concepto y la práctica de los sacrificios son extremadamente complejos y han sido objeto de múltiples teorías, controversias y polémicas entre los estudiosos. La verdad es que no sé muy bien porque, ya que la cosa esta más o menos clara: un sacrificio es un acto mediante el cual se pierde algo que se entrega como ofrenda a la divinidad o cualquier ente sobrenatural al que se apele.

Un sacrificio sería, a la vez, un acto de piedad (en el que se muestra respeto y fiel creencia a la entidad a la que se dirige), de adoración, de unión, de expiación (al modo del Chivo expiatorio del que hablábamos en el artículo anterior) y de propiciación (en el que se pretende “propiciar”, por ejemplo, la aparición de lluvia o de caza o de lo que sea)


La forma de sacrificio más simple es la ofrenda (u oblación si queremos ser fisnos y estrictos), hecha a los dioses, los muertos, la virgen, los santos, la pachamama o cualquier cosa que se considere con poder. Además reviste muchísimas formas: desde monumentos enormes (como las ermitas construidas en las apariciones marianas) a la simple donación de alimentos o bebidas, objetos, esencias, flores, velas…

En relación con los difuntos, las ofrendas están relacionadas con la creencia religiosa en la supervivencia de los fallecidos en un mundo misterioso y desconocido, donde pueden llegar a sentir, incluso, las mismas necesidades a las de los vivos, además de poder intervenir de un modo tutelar o maléfico, según el muerto y la relación que se tuviese con él, en el destino del grupo o de determinados individuos. Eran prácticas comunes, por ejemplo, en el antiguo Egipto o en el imperio Inca. En la actualidad, en occidente, estos ritos de ofrenda se han simplificado.


Por otro lado están las ofrendas dadas a los dioses, con la clara intención de captar su benevolencia y obtener algo a cambio, ya sea de un modo pragmático (en las religiones más antiguas y en la magia), para conseguir, por ejemplo, que llueva, que acabe la guerra o que un volcán aplaste a los enemigos; ya sea de un modo simbólico, en las religiones más complejas, donde, aparte de apelar a objetivos mundanos, se pide ayuda ante temas más trascendentales, como la muerte, el dolor, la culpa…

Hay una caso curioso de ofrendas, especialmente extendido en esta España nuestra, que son aquellas dirigidas a los santos y a las vírgenes, que funcionan como una especie de intermediarios con las divinidades superiores, y a los que se pretende convencer para que intercedan por nosotros. Aunque en muchos casos son los propios santos y vírgenes los que materializan, supuestamente, los deseos y peticiones de los creyentes.

Un caso especialmente curioso, y muy típico de aquí, es de los exvotos que se entregan en los santuarios marianos o en determinados templos con reliquias de santos tras la, supuesta curación milagrosa o por la ayuda prestada. Así se suelen depositar muletas, artefactos ortopédicos, trajes de boda, fotocopias del carnet de conducir o fotografías y cosas por el estilo...

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