LA CHINCHONA, TODO UN TESORO.


ByCineclásicajazz Pizcadelodemás

Aparte de todo aquel oro y plata, tan desaforadamente codiciado por los españoles, los Incas, habitantes del Perú, guardaban secretamente otro tesoro, que no era otro que una cura para las terribles fiebres que producía el paludismo. Un remedio que era conocido por Quinina, por provenir del árbol de la quina. Pero Linneo cuando le puso nombre latino en su clasificación natural, lo llamó  "Chinchona pubescens" (Cinchona por una traslación fonética del español al italiano Ci=Chi). Y ese nombre de Chinchona tiene su historia.

Entre 1629 y 1639 fue nombrado Virrey del Perú el cuarto Conde de Chinchón, Don Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, y con el viajo su familia. El caso es que el trato que tenía su esposa con la servidumbre era realmente considerado y amable, especialmente con una joven criada a la que tomó afecto. Así cuando la Condesa enfermó de paludismo, mal que atacaba con especial virulencia a la población foránea cuyo sistema inmune no estaba preparado para dicho mal, aquella joven se atrevió a secretamente preparar el remedio celosamente guardado por los Incas, a base de quinina, mezclándolo con la comida para salvar a la Condesa, pero sin desvelar a las claras cual era el remedio. Fue descubierta en trance de prepararlo y se llegó a pensar que intentaba envenenar a la esposa del Virrey y fue apresada. La Condesa aún enferma, salió en su defensa y logró despejar las dudas sobre ella. Tras este gesto, el padre de la joven, como muestra de agradecimiento contó a los españoles el secreto de dicho remedio, que sirvió para salvar innumerables vidas, resultando uno de los primeros remedios antipiréticos, analgésicos y antipalúdicos de probada eficacia. Un gran tesoro que se consiguió más con amor y respeto que con las armas y la dominación. Ojala siempre fuera así!

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