RITOS DE PASO Y DE INICIACIÓN. DE NIÑOS A ADULTOS


Perpetrado por Oskarele

En todas las sociedades antiguas y tradicionales, así como en muchas sociedades actuales, el cambio de estatuto de los jóvenes y su acceso a la edad adulta se veía acotado y atestiguado por un conjunto de ritos de iniciación, más o menos complejos, de muchas maneras diferentes y en ambos sexos, aunque con rituales bien diferenciados.

Acabados los mismos, el joven o la joven eran reconocidos como aptos para casarse, fundar una familia y participar plenamente en las actividades sociales del grupo.

En definitiva, este rito les permitía ser miembros de pleno derecho de la comunidad.

Aquí se pueden aplicar perfectamente las tres partes de Von Gennep aplicó a los ritos de paso: una fase de ruptura con la infancia y el ambiente materno (simbolizada en muchos casos con una muerte ritual), una fase de aprendizaje y superación de pruebas, generalmente aislados del grupo, y por último, una fase de reintegración en el colectivo, ya como miembros adultos.

La iniciación en las sociedades menos complejas y arcaicas, para los miembros de ambos sexos, consistía en una serie de retiros, purificaciones y pruebas, aunque los rituales eran diferentes entre los dos sexos, debido principalmente a que cada uno de ellos tenía un rol social distinto (aceptado y/o impuesto), y, por lo tanto, el aprendizaje consistía en temas específicos para su futura función dentro del grupo.

El sujeto, en estos ritos de iniciación, aunque no físicamente, es invisible durante el periodo marginal (la fase 2, después del ritual de separación). Las antiguas sociedades no permiten la existencia de seres que a la vez no sean ni niños/as ni hombres/mujeres, y esto es justo lo que son estos sujetos iniciados. Simplemente, socialmente, no son (o mejor dicho, todavía no son).

Por eso es común que durante esta fase se les dé un nombre genérico (perdiendo su identidad individual) o se les trate, simbólicamente, como muertos (en muchas sociedades los neófitos pueden ser enterrados, obligados a yacer inmóviles en la misma postura que los cadáveres en los ritos de enterramiento)

Pero, a la vez que son tratados como muertos, el hecho de “iniciarse en ser” se simboliza con la equiparación ritual de los chicos y chicas como si fueran embriones, siendo tratados, en muchos casos, como tales.


Entre los instructores de los ritos, ya sean femeninos o masculinos, y los neófitos sea una autoridad y una sumisión plena, mientras que los neófitos entre si mantienen una igualdad absoluta y una gran camaradería, siempre que los ritos sean colectivos. Esta sumisión y pasividad de los neófitos lleva a una clara maleabilidad, que se ve incrementada por el sometimiento a pruebas y vejaciones, con la intención de que su vida anterior quede totalmente destruida y para poder ser moldeados de nuevo. Se ven despojados de sus anteriores hábitos de pensamiento, sentimiento y acción.

Así los muchachos, los varones, tenían una iniciación colectiva, pues se reunían y apartaban todos los protagonistas de la transición en un lugar apartado y separado de la aldea. Juntos accederían a la revelación de los orígenes (reales o míticos) del grupo, aprenderían quienes eran sus seres sagrados  y los objetos de culto. Además se sometían a ciertas proezas o pruebas, y a menudo, a mutilaciones corporales, múltiples y variables, por ejemplo: circuncisión o sub-incisión (que consiste en hacer una abertura en la parte interior del pene hasta llegar a la uretra), y para ambos sexos, limadura o extracción de dientes, perforaciones nasales o auriculares…

Probada la resistencia al dolor y al aislamiento, reforzada la camaradería entre los protagonistas del rito y superadas las pruebas y el aprendizaje, los varones volvían a nacer, simbólicamente, después de matar al niño que antes eran. Esto es bastante curioso, pues en muchos casos, este reaprendizaje simbólico consistía en la destrucción de la vida anterior: el iniciado, en muchos casos, al regreso al hogar tras el rito, volvía como si hubiese olvidado todo lo que era, como si no supiese hablar ni andar, en algunos casos, incluso, regresaba a cuatro patas, balbuceando, sin reconocer a sus padres ni su casa. Había pues que resocializarlo, pero este regreso supone una fiesta para los suyos y para el resto del grupo, fiesta que se expresaba con canticos y danzas.


Además, en casi todas estas sociedades, los muchachos eran adiestrados en las artes de la guerra y de la caza, principales funciones sociales que desempeñarían en su nueva vida.

Para las muchachas, en cambio, la iniciación era, generalmente, individual, y empezaba con la primera menstruación (lo que hacía difícil que fuese un ritual colectivo, por la dificultad de la coincidencia en la fecha).

El rito de paso femenino trataba, principalmente, de prepararlas para las principales funciones sociales adjudicadas a las mujeres en este tipo de sociedades: el cuidado de la casa y, sobre todo, la fecundidad. Por eso, y por los tabús relacionados con la sangre menstrual y el estado de la mujer durante la regla, estos ritos eran dirigidos solo y exclusivamente por mujeres, que otorgaban al mismo un carácter secreto.

Como en el caso de los muchachos, el simbolismo, sobre todo en las tribus africanas, expresa la destrucción de la primitiva personalidad con vistas a un renacimiento.

También eran separadas y recluidas del grupo. En algunos casos, la joven se colocaba en posición fetal sobre una manta o esterilla, o dentro de hoyo lleno de agua (imagen simbólica de la matriz) o se la aislaba en una cueva durante días o, incluso, semanas, hasta que de nuevo, simbólicamente recomenzaba a hablar, a andar… ya como una mujer formada.


En muchas sociedades se realizaba (y, lamentablemente, se realiza) una mutilación genital en las muchachas. Es la terrible cliteridectomía, operación en la que se corta la parte externa del clítoris, aunque en algunas sociedades también le quitan los labios interiores de la vagina, le cosen las paredes de la vulva y le dejan sólo un pequeño orificio para que pase la orina y el flujo menstrual. Y todo sin anestesia.

Este tipo de prácticas bárbaras aun se siguen dando en determinadas culturas, religiones y pueblos, como en los Masai de Tanzania, aunque también está extendida en Somalia, Egipto, Sudan y muchos otros países africanos, además de países islámicos donde se practica la Sunna (ablación, una cliteridectomía parcial), como por ejemplo entre la población musulmana de Indonesia y de Malasia o, en menor medida en la India, Yemen y Emiratos Árabes.

Mas info y fuentes por aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Rito_de_paso, aquí: http://acultural.wordpress.com/category/ritos-de-paso/, aquí: http://www.scn.org/mpfc/modules/mis-rits.htm, aquí: http://www.historia-religiones.com.ar/los-ritos-de-paso-en-la-sociedad-actual-103, aquí: http://www.proyectopv.org/2-verdad/ritospaso.htm, aquí: http://www.revistafusion.com/1998/num62/repor62-2.htm

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