LA ATLÁNTIDA. PARTE 28. LA ATLANTIDA Y LOS NAZIS: LA COSMOLOGÍA GLACIAR DE HANNS HÖRBIGER 1/3, UNA INTRODUCCIÓN HISTORICA


Perpetrado por Oskarele

Una cosa que siempre me ha fascinado del surgimiento del nazismo en Alemania es como un pueblo que en aquella época tenía grandísimos científicos y una tradición filosófica reciente impresionante, no solo produjo un engendro político de esta calaña, si no que, además, produjo una serie de teorías “científicas”, aceptadas y fomentadas por el régimen de Hitler, absolutamente incoherentes y delirantes hasta punto insospechados. Básicamente se pasó de las geniales deducciones de Einstein o Planck a cosas como las absurdas teorías raciales del Ariosofismo o esta movida que nos ocupa, la alucinante (en el sentido psicodélico de la palabra) teoría de la Cosmogonía Glacial de Hörbiger.

La primera vez que leí algo sobre esto fue en el famoso libro “El retorno de los brujos”, de Louis Pauwels y Jacques Bergier, un clásico de 1960. En el capítulo VI de la segunda parte, afirman que en 1925 muchos científicos de Alemania recibieron una misteriosa carta con este texto:

“Es preciso elegir entre estar con nosotros o contra nosotros. De la misma manera que Hitler limpiará la política, Hans Hörbiger barrerá las falsas ciencias. La Doctrina del Hielo Eterno será el símbolo de la regeneración del pueblo alemán. ¡Tened cuidado! ¡Formad a nuestro lado antes de que sea demasiado tarde!”

El que firmaba esto era el mismo Hans Hörbiger y su teoría es la famosa “Wel” (Welteislehre: doctrina del hielo eterno). Se trataba de una cosmogonía delirante y totalmente enfrentada a la astronomía y geología oficiales.

¿Quién era este profeta iluminado?

Hanns Hörbiger (1860-1931) fue un ingeniero austriaco que, entre otras cosas, participó en la construcción del tren subterráneo de Budapest, en 1894. Parece ser que fue alternando sus investigaciones tecnológicas con sus estudios astronómicos y físicos. Así, en 1913, junto al astrónomo amateur Philipp Fauth, escribe y publica la obra “Glazial Kosmologie” en la que expone la teoría que nos ocupa. Posteriormente Hans Robert Scultetus, cabeza de la sección meteorológica de la Ahnenerbe, hizo la teoría mucho más popular.

Curiosamente, parece ser que no llegó a esta teoría estudiando, sino que la recibió mediante una visión en 1894… estaba observando la Luna, cuando, de pronto, le vino la noción de que el brillo que emitía se debía al hielo. Poco después tuvo un sueño en el que estaba flotando en el espacio mirando un péndulo balanceándose que se fue haciendo mas y mas grande hasta que se rompió. Esto le llevo a concluir que “Newton estaba equivocado y la fuerza gravitacional del sol deja de existir a tres partes de la distancia con Neptuno”…


Comenzó a trabajar en la teoría junto al astrónomo amateur Philip Fauth, a quien conoció en 1898, saliendo esta a la luz en 1913, sin llamar demasiado la atención, todo sea dicho. Tras la Primera Guerra Mundial decidió darla a conocer al público en general (pues los ambientes universitarios le habían rechazado), y aquí encontró más apoyo, pues existían muchos grupos de desencantados con la ciencia (y la política) oficial. Así que se hizo con un grupo fuerte de seguidores que comenzaron a publicitar la movida con posters, panfletos, libros e incluso un periódico. Incluso algunos boicotearon algunos actos académicos al grito de “Fuera con la astronomía ortodoxa. Traigan a Hörbiger”. Muchos cientificos recibieron cartas amenazantes, incluso.

Dos organizaciones se crearon en Viena para desarrollar las teorías: el “Kosmotechnische Gesellschaft”, creado en 1921 por un grupo de entusiastas, y el “Hörbiger Institute”, creado por él mismo.

Hörbiger muere en 1931. Sus seguidores ven oportuno aliarse con los Nazis en ascenso, con la idea de que sus “Cosmogonía Aria” se aceptase frente a la “Teoría semita de la relatividad”. Algunos ingenieros y sabios se incorporaron a la doctrina, como por ejemplo, Lenard, que había descubierto con Roëntgen los rayos X.  Surgen folletos con textos como este:

“Nuestros antepasados nórdicos se fortalecieron en la nieve y en el hielo; por esto la creencia en el hielo mundial es la herencia natural del hombre nórdico. Un austría¬co, Hitler, expulsó a los políticos judíos; otro austriaco, Horbiger, expulsará a los sabios judíos. El Führer ha demostrado, con su propio ejemplo, que el aficionado es superior al profesional. Ha sido necesario otro afi¬cionado para darnos la comprensión completa del Universo”

Que decir…

Hitler y Hörbiger se vieron varias veces.

Se dice incluso que este ordenó callar al dictador cuando osó interrumpirle en una conferencia.

Hitler, parece ser, se entusiasmó con la idea de que diferentes y terribles diluvios, así como extrañas razas de  esclavos y gigantes, habían existido en la antigüedad. Los origines fabulosos que atribuían a la raza aria, descendidos de las montañas habitadas por antiguos superhombres venidos de tierras desaparecidas… Heinrich Himmler fue otro gran admirador de la teoría, hasta el punto de decir que “nadie puede ser un buen Nacional Socialista sin creen en la Wel”. Así que no es de extrañar que se convirtiese en la cosmología oficial del partido.

Y finalmente sus institutos y publicaciones serian absorbidos por la Ahnenerbe de Himmler, aunque parte del material quedo en mano de sus hijos.

En el próximo profundizaremos un poco más en estas curiosas teorías, así como en el tema que nos ocupa, La Atlántida…

Mas info y fuentes por aquí: http://en.wikipedia.org/wiki/Hans_H%C3%B6rbiger, aquí: http://en.wikipedia.org/wiki/Welteislehre, aquí: http://www.bibliotecapleyades.net/tierra_hueca/esp_tierra_hueca_12.htm, aquí: http://www.alertaaustral.cl/2006/0904/horbiger.html (pagina chunga), Aquí: http://milucha.org/attachment.php?s=3100c27470fada1e682caa3bd2635490&attachmentid=35&d=1226948211 y aquí: http://www.qinsolito.com/la-doctrina-del-hielo-eterno.html.

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