RITOS DE PASO Y DE INICIACIÓN. INTRODUCCIÓN

Perpetrado por Oskarele

Un folclorista y etnógrafo francés, aunque de origen alemán, llamado Arnold Van Gennep (1873-1957), propuso uno de los conceptos más usados e importantes de la historia del estudio de las sociedades humanas. En su obra más famosa, “Les rites de passage” (Los ritos de pasaje) de 1909, identificó un conjunto de ceremonias, pruebas y fiestas rituales que calificó por primera vez con el nombre “Ritos de paso”, a los que atribuyó, acertadísimamente una gran importancia en la formación de los individuos y su relación con la sociedad.

Este fragmentillo de su obra explica exactamente a que nos referimos:

“Tanto para los grupos como para los individuos, vivir es disgregarse y reconstruirse sin cesar, cambiar de estado y de forma, morir y renacer. Es actuar y después detenerse, esperar y descansar para empezar de nuevo en seguida a actuar, pero de un modo distinto. Siempre hay nuevos umbrales que franquear: umbrales del verano o del invierno, de la estación o del año, del mes o de la noche; umbral del nacimiento, de la adolescencia o de la edad madura, de la vejez, de la muerte; y el umbral de la otra vida… para quienes crean en ella”



 Van Gennep se dedicó a explorar y recuperar las diferentes modalidades de estos rituales a través de documentos locales franceses, tradiciones orales y folclóricas, relatos y leyendas y la observación de pervivencias en su actualidad. Todas aquellas fuentes combinaban a menudo elementos sagrados y elementos profanos, motivos paganos y motivos cristianos.

Así llegó a la conclusión de que, en su desarrollo social, un individuo debe llevar a cabo numerosas transiciones: nacimiento, pubertad, matrimonio, vejez, muerte…, por un lado, pero también estos ritos concernían a determinados cambios de periodo, como el año nuevo, el cambio de estación (solsticios y equinoccios) o la luna llena. Además existían ritos de paso relacionados con lugares geográficos (cruce de un rio, de un puerto de montaña) o con un determinado umbral (casa, templo).

Los ritos de paso, según Van Gennep, tendrían tres fases: separación, espera e integración.

Efectivamente, extrapolando este concepto a otras sociedades, los ritos de paso se ajustan a esta pauta notablemente similar en las culturas más diversas: en primer lugar, los principales actores, los protagonistas del rito, son separados de sus respectivas rutinas, asociadas a su vida anterior.  Esta separación puede representarse de muchas maneras, por ejemplo: el iniciado puede ir en procesión del lugar A al lugar B; puede quitarse su ropa original, permanecer un tiempo desnudo y luego recibir una ropa nueva; pueden matarse animales sacrificiales, simbolizando la separación de la vida con el animal muerto; se puede producir un lavado ritual; o, lo más común de todo, es apartado en un lugar de reclusión.

Durante este paso, los iniciados, rompen con su existencia normal, pasando a ser una “persona anormal” en un “tiempo anormal”. Como consecuencia de esto, sigue una fase de intemporalidad social, la más importante de las tres, en la que los iniciados son tratados como seres contaminados y contaminantes y en la que se dan los pasos físicos y simbólicos decisivos para extinguir los status anteriores (a menudo con la idea simbólica de cargarse a la antigua personalidad), dándose cambios (en las ropas, en el cuerpo…) que alumbran un renacer, que se produce en el tercer paso, que sería el retorno, una vez pasado el umbral, y la reintegración en la sociedad, casi siempre consistente en un lavado ritual (para borrar la contaminación).

En muchos casos la fase 3, la de reincorpación al grupo, consiste en invertir los ritos iníciales de separación de la fase 1: procesiones opuestas, se adopta la nueva ropa normal del nuevo status social, se suprimen las restricciones de alimentos…



Este esquemica puede ayudar a entender lo que planteamos:

FASE 1: CONDICION NORMAL --- RITO DE SEPARACIÓN –

FASE 2: CONDICION ANORMAL (FUERA DE LA SOCIEDAD Y DEL TIEMPO) ---

FASE 3: RITO DE INCORPORACION --- CONDICION NORMAL FINAL

Desde mi perspectiva, considero, al igual que muchos antropólogos y etnógrafos, que los ritos de paso tienen una función clara: conjurar y paliar la ansiedad social e individual que producen el cambio y el devenir. Se trata de compensar los desequilibrios relacionados con el cambio de estado, para hacer más fácil a los individuos la transición entre estados diferentes de la vida, a la vez que sirve de iniciación y aprendizaje para los mismos. Esto último es muy importante, pues los ritos de paso también conllevan un claro papel iniciático, es decir, de transmisión de una experiencia y de un conocimiento (antes vetado para el sujeto), en muchas sociedades, relacionado con un acceso al misterio y a lo sagrado. No en vano, muchas sociedades secretas o discretas (como la masonería), en sus ritos de iniciación siguen claramente las pautas de estos ritos de paso.

En nuestras sociedades contemporáneas y occidentales, la mayoría de estos ritos siguen estando vigentes, en la mayor parte de los casos simplificados, y bastante secularizados, aunque, por ejemplo, en la España pseudo-cristiana en la que vivo, casi todos estos ritos están interrelacionados con sacramentos religiosos: nacimiento-bautismo, pubertad-comunión, madurez-matrimonio, muerte-entierro/extrema unción… algunos otros han caído en desuso.

De todas formas, los ritos de paso son un componente esencial en todas las sociedades, aunque con modos y formas extremadamente diferentes. En las siguientes entregas analizaremos algo más detenidamente como se han dado y se dan estas fases de transición social en diversas sociedades, incluida la nuestra.

Empecemos con el nacimiento...


No hay comentarios:

Publicar un comentario