ZECHARIA SITCHIN. LIBRO 2º: LA ESCALERA AL CIELO. PARTE 10: LOS ANTEPASADOS INMORTALES. UN TAL ENOC 1/2

ByOskarele

Ya hemos relatado que uno de los pseudo-Calístenes dice que Alejandro, después de visitar Egipto y ponerse en marcha en busca de los hombres inmortalizados, encontró en una cueva a Elías y a un tal Enoc, del que hemos hablado más de una vez y que se va mereciendo un análisis algo mas en profundidad, cogidicos de la mano del compañero Sitchin.

¿Quién era este Enoc?

Según la Biblia, Enoc fue el séptimo patriarca prediluviano del linaje de Adán a través de Set (para distinguirlo del maldecido linaje proveniente de Caín). Era el bisabuelo de Noé, el héroe del diluvio. El quinto capítulo del Génesis da la lista de las genealogías de esos patriarcas, las edades en que tuvieron a sus primogénitos y la edad en que murieron. Sin embargo, Enoc es una excepción: No existe mención sobre su muerte. "anduvo con Dios" a la edad real o simbólica de 365 años…

Sitchin menciona a un tal I. B. Lavner, que en su obra “Kol Agadoth Israel” (Todas las Leyendas de Israel), se hace eco de antiguas historias judías. Así cuenta que cuando Enoc fue llamado a la casa del Señor, un caballo de fuego vino a recogerlo. En aquel entonces el patriarca predicaba virtud al pueblo. Cuando el pueblo vio el caballo flamante descendiendo del cielo, pidió una explicación a Enoc, que habló: "Sepan que llegó la hora de dejarlos y subir a los cielos". Pero, cuando él comenzó a montar el caballo, el pueblo rechazó dejarlo partir y lo siguió por doquier durante una semana. "Entonces, el séptimo día, un coche de fuego estirado por ángeles y caballos flamantes descendió y arrebató Enoc." Mientras el patriarca subía, los ángeles se quejaron al Señor: "Como pode un hombre nacido de mujer ascender a los cielos?"

Dios destacó la piedad y devoción de Enoc y abrió para él los Portones de la Vida y de la Sabiduría, y lo vistió con una ropa magnífica y una corona luminosa.

Pero lo más interesante es que existe un libro, supuestamente atribuido al propio Enoc, del que existen diferentes versiones, una de ellas dentro de la Biblia de la iglesia Copta (Enoc 1), pero que no es aceptado como canónico por las demás iglesias cristianas. Las únicas versiones completas están en copto, pero son conocidas varias partes en griego, siríaco, armenio, árabe y latín. Además han sido encontrados varios fragmentos en arameo y uno en hebreo, en Qumrán. Cuando los manuscritos fueron estudiados, los eruditos concluyeron que ellos provenían básicamente de dos fuentes. La primera, identificada como I Enoc y llamada como “Libro Etíope de Enoc”, es la traducción para el griego de un original en hebraico o arameo. La otra, llamada II Enoc, es una traducción eslava de un original griego cuyo título completo era “El Libro de los Secretos de Enoc”.

Escrito en primera persona, “El Libro de los Secretos de Enoc” (II Enoc) comienza en una hora precisa y en un lugar determinado: El primer día del primer mes del 365º. Año de su vida, “yo estaba sólo en mi casa, reposando en mi lecho, y adormecí... Entonces surgieron delante de mí dos hombres muy altos, como yo jamás viera en la Tierra. Tenían el rostro brillante como el sol, los ojos eran como candelas y fuego salía de sus labios. Las ropas que usaban parecían de penas, los pies eran morados. Sus alas eran más brillantes que el oro y las manos más blancas que la nieve. Ellos estaban junto a la cabecera y me llamaron por el nombre.” Como Enoc dormía cuando esos extraños llegaron, él insiste en registrar que ahora estaba despierto: "Vi claramente esos hombres parados delante de mí". El patriarca los saludó, asustado, pero los dos lo tranquilizaron: “Alégrate, Enoc, no te asustes. El Dios Eterno nos mandó aquí y hoy tú ascenderás con nosotros al cielo.”

Le dijeron que despertara a su familia y a los criados, dándoles órdenes de que no lo buscasen. Y llegó la hora de la partida: “Cuando terminé de hablar con mis hijos, los dos hombres me llamaron, me tomaron en sus alas y me colocaron en las nubes; y he ahí que las nubes se movieron... Subiendo más, vi el aire y, más alto aún, el espacio celeste. Inicialmente ellos me pusieron en el Primer Cielo y me mostraron un mar inmenso mayor que el terrestre.”

Ascendiendo al cielo en "nubes que se movían", Enoc fue transportado al Primer Cielo, donde "doscientos ángeles gobiernan las estrellas", y enseguida para el sombrío Segundo Cielo. De ahí él fue para el Tercero, donde le mostraron “Un jardín agradable a la vista, bellos y perfumados árboles y frutos. En medio de él queda un Árbol de la Vida - en el lugar donde Dios reposa cuando viene al paraíso.” Impresionado con la magnificencia del árbol, Enoc intenta describir el Árbol de la Vida con las siguientes palabras: "Es más bello que cualquier cosa ya creada; en todos sus lados parece hecho de oro y carmesí, y es transparente como el fuego". De las raíces salían cuatro ríos que vertían miel, leche, vino y aceite, y ellos descendían de ese paraíso celeste para el Jardín del Edén haciendo una vuelta en torno a la Tierra. Ese Tercer Cielo y su Árbol de la Vida eran guardados por trescientos ángeles "muy gloriosos" y era allí que quedaba situado el Lugar de los Justos y el Lugar Terrible, donde los malos sufrían torturas.

Subiendo para el Cuarto Cielo, Enoc pudo ver los luminares y varias criaturas formidables, además de la Hueste del Señor. En el Quinto Cielo, más "huestes"; en el Sexto, "bandos de ángeles que estudian la revolución de las estrellas". Alcanzando el Séptimo Cielo, donde los mayores ángeles andaban apresuradamente de un lado para el otro, Enoc vio a Dios - "de lejos" - sentado en su trono.

Los dos hombres alados y su nube móvil colocaron al patriarca en la frontera del Séptimo Cielo y se piraron, y el Señor mandó al ángel Gabriel a recogerlo. Durante 33 días Enoc fue instruido sobre toda la sabiduría y eventos del pasado y el futuro. Después de ese periodo, un ángel "con fisonomía muy fría" lo devolvió a la Tierra.

En total, Enoc se quedó sesenta días ausente de la Tierra.

Pero solo regresó para poder enseñar a los hijos las leyes y mandamientos.

Treinta días después, el patriarca fue nuevamente llevado para el cielo… esta vez para siempre… y ya verán lo fascinante de este segundo viaje… mañana.

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