LA AMBROSÍA


By Douglas Clark

La ambrosía estaba reservada para uso exclusivo de los dioses. A cualquier hora la comían, la bebían, la utilizaban como medicamento, como perfume o como desodorante. Gracias a ella eran inmortales, “limpiaba de contaminación la carne hermosa“.

Los textos antiguos, bastantes oscuros en lo que respecta a la naturaleza de la ambrosía, nos dicen que podía ser tanto sólida, como líquida (a esta última se le llamaba néctar), y parece ser que era “nueve veces más dulce que la miel“.

Escritores antiguos y estudiosos modernos, no se ponen de acuerdo sobre su origen, unos dicen que era miel, y basan su teoría en que curaba gracias a sus propiedades antisépticas. Existía una bebida llamada hidromiel, vino hecho con miel fermentada, y además las diosas griegas Mérope y Melisa eran representadas en algunas ocasiones con cara de abeja.

Otros afirman que la ambrosía era jugo extraído de la seta alucinógena “amanita muscaria”, esto desde luego explicaría muchas cosas sobre la existencia y la historia de los dioses…

Más tarde, menos místicos, mucho más modernos pero con las mismas ganas de buscar la inmortalidad (o por lo menos de sentirse inmortales de vez en cuando) y con los mismos intereses mundanos que tenían antaño los dioses griegos, se le han dado el nombre de ambrosía a distintas preparaciones.

Un ejemplo puede ser un licor aperitivo llamado ambrosía y del cual podemos conocer la receta gracias al Larousse Ménager (diccionario ilustrado de la vida doméstica) Si bien no sabemos a ciencia cierta que esta poción nos dé el poder divino que buscamos, sabemos que por lo menos, nos hará sentir como si los tuviéramos!

Macerar durante 1 mes, en 10 litros de aguardiente viejo, 80 gramos de cilantro, 20 gramos de clavo y 20 gramos de anís verde. Se decanta, se filtra y después, se le añaden 5 litros de vino blanco y, por último, un almíbar hecho con 5 kilos de azúcar en 6 litros de agua.

Y pa dentro…

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