ZECHARIA SITCHIN. LIBRO 2º: LA ESCALERA AL CIELO. EN BUSCA DEL PARAÍSO, PARTE 6. EN BUSCA DE LAS INDIAS, ENCONTRARON EL NUEVO MUNDO
ByOskarele
A los emisarios de papas y reyes, que buscaban el reino de Preste Juan, inmediatamente se juntaron comerciantes aventureros, como Nicolo y Matteo (Maffeo) Polo, y posteriormente el hijo del primero, Marco Polo (1.260-1.295) y caballeros como el alemán Guilherme de Bondensele (1.336).
Poco después sale a la palestra una obra titulada “The Voyages and Travels of Sir John Maundeville, Knight” (Los viajes de Sir John Maundeville, caballero, mas info aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_Mandeville) . Su autor se presentaba como "Yo, John Maundeville, Caballero, nacido en la ciudad de St. Albans, en Inglaterra, que me hice a la mar el año de Nuestro Señor Jesús de 1.322". Escribiendo al regresar de sus viajes, 34 años después, explicaba que "me dirigí para la Tierra Santa y Jerusalén, y también para la tierra del Grande Khan y del Preste Juan, para la India y diversos otros países, así como para las muchas y extrañas maravillas que allá existen".
En el Capítulo 27 del libro está escrito lo siguiente: “Ese emperador, Preste Juan, posee un territorio muy extenso y tiene muchas buenas y nobles ciudades en sus dominios, y muchas grandes islas, pues todo el país de la India es dividido en islas a causa de las grandes inundaciones que vienen del paraíso... Y esa tierra es muy buena y rica... En las tierras del Preste Juan existen cosas muy varias y muchas piedras preciosas, tan enormes que los hombres con ellas hacen traviesas, platos, tazas etc...” Enseguida, sir John describe el río del paraíso: “ En ese país el mar es llamado de mar de Gravelly... a tres días de distancia de él quedan grandes montañas, de las cuales procede un gran río que viene del paraíso, y él es de piedras preciosas, sin ninguna gota de agua. Él corre por el desierto y va a formar el mar de Gravelly cuando alcanza su punto final.” Más además del río del paraíso, había una gran isla, larga y angosta, llamada Milsterak, que era un paraíso en la Tierra. Allá quedaba "el más bello jardín que se puede imaginar; dentro de él hay árboles dando todos los tipos de frutos, toda especie de hierbas virtuosas y perfumadas".
En aquel lugar existían tres pozos que vertían cosas diferentes: uno de ellos leche, el otro vino y el otro miel. Ese lugar lo llamó El paraíso. Sin embargo, explica John Maundeville, ese aún no era el verdadero paraíso de la Biblia. En el Capítulo 30, afirma que este quedaba mucho más allá de las tierras que Alejandro, el Grande, había recorrido. La ruta para alcanzarlo seguía rumbo este, en la dirección de dos islas ricas en minas de oro y plata, "donde el mar Rojo se separa del océano". Y al punto más alto del paraíso, exactamente en medio de él, hay
Un pozo del cual salen cuatro ríos que atraviesan diversas regiones.
Confesando que él aún no alcanzó el Jardín del Edén bíblico, sir John Maundeville esclarece: "Ningún mortal puede aproximarse a ese lugar sin una gracia especial de Dios; por eso, de ese lugar no puedo hablar más".
(Actualmente los estudiosos de la época creen que "sir John Maundeville, Caballero" puede haber sido un médico francés que jamás viajó, pero supo juntar con gran habilidad los relatos de otros aventureros.)
Con las rutas terrestres cerradas por los musulmanes, los reyes cristianos de Europa comenzaron a buscar una ruta marítima para la India. La veda la levantó a mediados del siglo XV Enrique El Navegante, infante de Portugal, que buscó el Oriente bordeando África (más info aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_el_Navegante). En 1445, el navegador portugués Dinis Días llegó a la desembocadura del río Senegal y, atento al propósito del viaje, escribió: "Dicen que él viene del Nilo, siendo uno de los más gloriosos ríos de la Tierra, pues procede del Jardín del Edén y del paraíso terrestre".
Otros exploradores lo siguieron, avanzando cada vez más en la dirección del cabo al sur del Continente Africano. Finalmente, en 1499, Vasco de la Gama y su flota dieron la vuelta en torno a África y alcanzaron la meta tan deseada: la India.
Sin embargo, los portugueses, que habían comenzado la Era del Descubrimiento, no consiguieron vencer la carrera.
Estudiando diligentemente los mapas antiguos y todos los relatos de los que se habían aventurado al Oriente, un navegador italiano, Cristóbal Colón, concluyó que, partiendo para el oeste, él conseguiría alcanzar la India por una ruta mucho más corta que la buscada por los portugueses. En búsqueda de un patrocinador llegó a la corte de Fernando e Isabel, los Reyes Católicos, llevando consigo, entre otras cosas una versión comentada del libro de Marco Polo (que también llevó en su primer viaje) y los textos de John Maundeville, que un siglo y medio antes había explicado que, yéndose al Oriente más lejano, se llega al Occidente" debido a la esfericidad de la Tierra... pues Nuestro Señor hizo la Tierra redonda".
Sitchin obvia o ignora otras posibles informaciones que tenía Colón, como la proporcionada, supuestamente, por Alonso Sánchez, marinero de Huelva, que, según cuentan llegó por accidente a América y regresó, encontrándose con un joven Colón en Madeira. (Más info aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Alonso_S%C3%A1nchez_de_Huelva)
En enero de 1492, Fernando e Isabel derrotaron los musulmanes y los expulsaron de la península Ibérica. El 3 de agosto del mismo año, Colón zarpó bajo la bandera española con el objetivo de encontrar una ruta marítima occidental para la India. El 12 de octubre, avistó tierra. Hasta su muerte, en 1506, Colombo continuaba creyendo que había descubierto las islas que constituían gran parte del legendario reino del Preste Juan.
Veinte años después, el rey Fernando concedió a Ponce de León la patente de descubridor, instruyéndolo a encontrar sin tardanza las aguas rejuvenecedoras, como narramos en la primera parte de esta saga.
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