EL CINE EXPRESIONISTA ALEMÁN. PARTE 13. GEORG WILHELM PABST
ByOskarele
Georg Wilhelm Pabst fue un director de cine austriaco adscrito como Lang y Murnau, en sus orígenes, al expresionismo, pero, sin embargo, mucho menos conocido e influyente que estos. Pabst nace en Raudnitz, Bohemia (actual República Checa), en 1885 y fallecería en 1967 en Viena.
Estudia en la Academia de Artes Decorativas en Viena, entre 1904 y 1906, y comienza su carrera en el teatro de Viena como diseñador de decorados y actor. Después viaja como actor itinerante hasta 1914, llegando a los Estados Unidos. Al estallar la I Guerra Mundial, lo detienen en Francia y es internado en un campo de concentración en el que organiza un grupo de teatro aficionado que realizó algunas representaciones escénicas.
Terminada la guerra se dedicó al periodismo, pero lo abandonó en 1920 para iniciarse en la realización cinematográfica, aunque primero entró como intérprete, guionista y ayudante de dirección de la mano del director Carl Froelich. En 1923 dirige su primer largometraje, “Der Schatz” (El tesoro), drama realista aunque de corte expresionista en su decoración, aunque casi de inmediato abandona esta última corriente para trabajar en el realismo de la llamada “Nueva Objetividad”.
El primer éxito lo obtuvo en 1925 al dirigir a Greta Garbo en el filme “Die freudlose gasse” (Bajo la máscara del placer), con el que se dio a conocer, un filme naturalista, calificado como de crítica social, y que presenta al público alemán a una Garbo bellísima y desconocida en aquellas tierras, que Pabst ha descubierto viendo una película sueca.
Su siguiente película “Geheimnisse einer Seele” (El misterio de un alma), de 1926, será una gran obra psicológica sobre la sexualidad, hasta el punto de que el guión fue desarrollado con la colaboración de discípulos de Sigmund Freud. El argumento gira en torno a un científico que sufre una crisis de impotencia acompañada del deseo de asesinar a su esposa con cualquier objeto cortante. Las escenas de los sueños son visualmente muy inquietantes, y en ellas Pabst empleó múltiples posibilidadesde distorsión de la realidad, hasta un grado tal que pudo y puede hablarse de hibridez expresiva. El estudio del psicoanálisis sería aprovechado por Pabst en adelante para complicar aún más los móviles internos de sus personajes.
Pabst continúa su carrera consiguiendo éxitos comerciales y polémica, ya que algunas de sus películas son mutiladas por la censura tanto en Alemania como en otros países, sobre todo por su contenido sexual, claramente manifestado en una trilogía de películas compuesta por “Abwege” (Crisis), de1928, “Die büchse der Pandora” (La caja de Pandora) y “Tagebuch einer verlorenen” (Tres páginas de un diario), ambas de 1929. En estas dos ultimas trabaja con la actriz norteamericana Louise Brooks, quien definitivamente se convierte en un icono del momento, especialmente por su encarnación de la vampiresa Lulú en el primero de los títulos. Sin embargo no alcanza un gran éxito en parte debido al auge del cine sonoro. Son retratos de tres mujeres abocadas a la perdición, enfrentadas a duras pruebas psicológicas de las que no siempre salen airosas, y a quienes los deseos y conflictos sexuales arrastran por senderos de fango y podredumbre moral. Lo espinoso del tema no lo trata Pabst con frivolidad exhibicionista; bien al contrario, el director transita por él con toda corrección, pero con una claridad de planteamientos cercana a la crueldad, por cuanto no permite ninguna concesión al escapismo.
El paso al sonoro lo hace en 1930 con la excelente “Westfront 1918” (Cuatro de infantería), un alegato antibelicista. Hasta 1933, fecha en la que Hitler sube al poder, realiza alguna de sus mejores obras como “Die 3groschenoper” (La comedia de la vida), de1931 o “Kameradschaft” (Carbón), del mismo año.
Entre 1933 y 1939, huyendo de los nazis como tantos otros cineastas, trabaja en Francia. De este periodo destaca su versión de “Don Quijote”, de 1933, en clave musical, una rareza genial. En 1934 rueda en Estados Unidos “A modern hero”, que resulta un fracaso e impide que se quede allí. Así que regresa de nuevo a Alemania, donde su carrera ya no levantará cabeza, rodando algunas cosas interesantes como “Der prozess”, de 1948, con la que obtuvo el premio a la mejor película en el Festival de Venecia.
Su última película, “Durch die Wälder, durch die Auen” (Los bosques de mis sueños), la dirige en 1956. Muere el 29 de mayo de 1967 en Viena (Austria) de un derrame cerebral, dejando una filmografía de cuarenta películas como director.
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