EL CINE EXPRESIONISTA ALEMÁN. PARTE 11. MURNAU Y SUS OBRAS MAESTRAS ALEMANAS

ByOskarele

A “Nosferatu” le seguiría otra joya, “Phantom”, del mismo año, 1922 (como eran capaces estos señores de hacer dos o tres pelis por año y todas buenas…), con guion de Thea Von Harbou, la esposa de Fritz Lang, basado a su vez en una novela de un tal Gerhart Hauptmann. Y cuenta la terrible historia de un ex-presidiario que, a petición de su hermana, escribe la historia de su jodida vida: era un modesto funcionario que perdió la cabeza por amor, al quedarse pillado con una muchacha que pasa un día frente a él en una carroza. El tío entra en una espiral extrañísima, buscando por todos lados a alguna mujer parecida a aquella dama inalcanzable, hundiéndose en una espiral de prostitutas y alcohol hasta que… como decía Mayra Gómez Kemp, ya no puedo leer más.

“Phantom” es una película terrible y delirante, un retrato psicológico de los fantasmas que todos tenemos y debemos controlar… porque si nos dejamos llevar por ellos nuestra vida acaba, posiblemente, destrozada.

Ese mismo año, 1922 (bendito año), llega otra obra maestra, “Der Brennende Acker” (La tierra en llamas), película con la que da la patada definitiva al expresionismo y abraza definitivamente el realismo, que tan buenos resultados le traerá. Curiosamente esta película estuvo perdida durante años, hasta que apareció una copia con rótulos en polaco, dañada e incompleta y años más tarde, una versión completa en italiano.


De nuevo emplea un libreto firmado por la Von Harbou, esta vez en clave de melodrama rural de tensiones familiares por intereses económicos. Es decir, un drama humano, una historia centrada en el trabajo de actores y espacio teatral. Todo lo contrario a Nosferatu… o no.

Es una película sensacional, con una fotografía increíble (la peli usa un montón de filtros de color, absolutamente embriagadores), con unos paisajes dramáticos, terribles y tan protagonistas como los actores. Una película que en muchos aspectos recuerda a Griffith (posiblemente Murnau estaba influenciado por “Way down east”, de 1920), y nada más que por eso ya merece la pena verla.

Otra película perdida es “Die Austreibung”, de 1923, de nuevo con guion de Thea Von Harbou. Y a esta le sigue otra obra magna, “Der Letzte Mann” (El ultimo) de 1924, una película plenamente realista, que cuenta la historia de un portero de un hotel de lujo que a causa de su edad es degradado y se le manda al servicio de los lavabos. El hombre se niega y sigue utilizando el uniforme para volver a su casa hasta que es descubierto por los dueños del hotel. Perder ese uniforme le conllevaría la decadencia social en su barrio.

Una curiosa historia, con una fantástico Emil Jennings, pero con un final que nunca me ha acabado de convencer, pues en vez de terminar como se merece una peli realista, Murnau se saca de la manga un Happy End bochornosillo: ¿Lo cuento? Simplemente decir que la fortuna le sonríe inesperadamente…

En 1924 rueda una obra menor, "Die Finanzen des Großherzogs” (Las finanzas del gran duque), de nuevo con guion de Thea Von Harbou, que pasó sin pena ni gloria. Después de esta rueda dos sendos homenajes literarios: “Tartüff” (Tartufo), de 1925, basada en la obra de Molière y “Faust”, de 1926, basada en la obra de Goethe. Dos grandes películas que, a pesar de todas sus cualidades no impiden que Murnau quede en la memoria como el director de “El ultimo” o “Nosferatu”.

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