LA RIQUEZA DEL SER. PARTE 2. EN BUSCA DE UN SISTEMA DE CLASIFICACIÓN: EL GENIAL LINNEO


ByOskarele

En el artículo anterior mencionábamos como en el siglo XVIII los europeos se volvieron locos recopilando y estudiando plantas y animales en las regiones desconocidas del planeta, para ellos, claro. Esta enorme cantidad de información que recogieron tenía que archivarse, ordenarse y compararse con lo que ya se conocía. El mundo necesitaba desesperadamente un sistema eficaz de clasificación.

Si existe un cielo para los científicos, un sueco llamado Carl Linné se lo ganó con creces por su genial labor. Curiosamente hoy en día se le conoce por su nombre latinizado: Carolus Linnaeus o Linneo.

Nació en Rashult, Suecia, en 1707 y fue un estudiante tan malo que su padre le colocó de zapatero con diez años. Horrorizado ante un negro porvenir clavando tachuelas en el cuero, pidió otra oportunidad y desde entonces no dejó nunca de obtener distinciones académicas. Estudiaría medicina en Suecia y en Holanda, aunque poco a poco el mundo de la naturaleza se fue convirtiendo en su pasión. Hacia 1730 comenzó a dar conferencias de botánica. Y empezó a elaborar sus catálogos de las especies vegetales y animales del mundo, utilizando un sistema ideado por él, que lo llevaría a la fama internacional.

A lo largo de las siguientes décadas alternaría su labor como profesor de botánica con la investigación y recolección de especímenes, haciendo expediciones, como, por ejemplo una que hizo a Laponia en 1732.

Además publicó su famosa obra “Systema Naturae” (la primera versión es de 1738). Su fama fue creciendo exponencialmente.  Su título completo es “Systema naturae per regna tria naturae, secundum classes, ordines, genera, species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis”, traducido como: "Sistema natural, en tres reinos de la naturaleza, según clases, órdenes, géneros y especies, con características, diferencias, sinónimos, lugares".

La décima edición de este libro es considerada el punto de partida de la nomenclatura zoológica.

En 1753, publico “Species plantarum”, aceptado hoy en día como el comienzo de la nomenclatura botánica moderna, junto con el anterior trabajo citado. El libro describía 7.300 especies, tenia 1.200 paginazas y se publicó en dos volúmenes. El prestigio que le otorgó hizo que el rey lo nombrase Barón.

Falleció en enero de 1778.

Pocas personas se han sentido mas cómodas con su propia grandeza que el bueno de Linneo: dedicó gran parte de su ocio a escribir largos y halagadores retratos de sí mismo, proclamando que nunca había habido un “botánico ni un zoólogo mas grande” que él y que su sistema de clasificación era el mayor logro en la historia de la ciencia. Propuso, ni corto ni perezoso, que en su lapida se pusiese “Princeps botanicorum” (El príncipe de los botánicos).

Pero había otro rasgo curiosísimo: su obsesión febril por la sexualidad. Parece ser que le impresionó particularmente la similitud entre ciertos bivalvos y las partes pudendas femeninas.

Así, por ejemplo, a las divisiones de una especie de almeja le dio los nombres de “vulva”, “labios”, “pubes”, “ano” e “himen”…

Agrupó las plantas según la naturaleza de sus órganos reproductores y les dotó de una pasión casi humana. Sus descripciones de las flores y su conducta están repletas de alusiones a “relaciones promiscuas”, “concubinas estériles” y “lecho nupcial”.

Este pasaje suyo muestra exactamente lo que quiero decir:
“El amor llega incluso a las plantas. Machos y hembras celebran sus nupcias (…) mostrando sus órganos sexuales, cuales son machos y cuales son hembras. Las hojas de las flores sirven como un lecho nupcial, dispuesto gloriosamente por el Creador, adornado con excelsos cortinajes y perfumado con suaves aromas para que el novio pueda celebrar allí sus nupcias con la novia con la máxima solemnidad. Una vez dispuesto así el lecho, es el momento de que el novio abrace a su novia amada y se entregue a ella”

Llamó a un género de plantas “Clitoria”

Al margen de esta curiosidad, el sistema de clasificación estaba tan establecido que casi no se nos ocurre una alternativa mejor. Antes de él los sistemas eran extremadamente caprichosos, con criterios como: terrestres/acuáticos, grandes/pequeños… nadie podía igualar a Linneo en coherencia, orden y sencillez. Eso explica el enorme éxito que tuvo, especialmente en Inglaterra.

Tampoco era infalible el hombre: incluyó animales míticos y humanos monstruosos, basado en descripciones hechas por hombres de mar o por aventureros, como por ejemplo, el “Homo Ferus” que caminaba a cuatro patas y no hablaba o el “Homo Caudatus”, que tenia cola.
Su sistema se basaba en una forma binaria, un primer término, en mayúscula, referido al género y un segundo término, en minúscula, referido a la especie. También agrupó los géneros en familias, las familias en clases y las clases en reinos. Dividió el mundo animal es seis categorías: mamíferos, reptiles, aves, peces, insectos y gusanos (sic)

Asimismo, fue el primer científico que utilizó los símbolos del escudo y la lanza de Marte y el espejo de Venus para indicar, respectivamente, macho ♂ y hembra ♀.

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