ZECHARIA SITCHIN, EL 12° PLANETA, PARTE 5. LA TIERRA DE LOS DIOSES, SHUMER

ByOskarele

Por fin. Parecía que nunca íbamos a llegar a hablar de los dioses sumerios, verdadero leit motiv de este estudio. Pero ha llegado la hora. Pa empezar hay que decir que los sumerios tenían TRES tipos de divinidades: las “celestiales”, de “los tiempos de antes de que las cosas fueran creadas” (pág. 99), que nunca aparecieron en este planeta nuestro y que tenían nombres como Apsu, Tiamat, Anshar o Kishar. Estos, según Sitchin, representaban nuestro sistema solar, y los mitos en torno a ellos eran realmente estudios astronómicos sobre la creación de este.

Luego estaban los dioses “de la Tierra”, deidades locales. Dioses de provincias.

Pero en medio, entre los dioses del cielo y los de la tierra, estaban los llamados “Dioses antiguos”, los dioses de antaño de los relatos épicos, que habían bajado a la Tierra y vivido en ella, pero que procedían de los cielos, mucho tiempo antes de que hubiese hombres en nuestro planeta, ya que, según los sumerios, algunos de estos fueron nuestros creadores.

Estos dioses no solamente tenían un aspecto humano, si no que compartían las mismas emociones, inquietudes y vicios que los humanos. Aunque eran muchísimo más fuertes, poderosos y longevos (¿Recordáis Superman?)

A continuación os voy a contar la historia de una familia.

Advierto que es complicada.
Bastante complicada.

Pero es necesario contarla pa poder explicar y que entendáis bien las ideas de el primillo Sitchin. Ahí va:

A la cabeza de este familia de Dioses del cielo y de la Tierra está AN (o Anu, en los textos más recientes), el gran padre de todos los dioses, que reinaba en la inmensidad inmensa de los cielos y su símbolo cuneiforme era una estrella (este mismo símbolo servía para “cielos”, “divinos” y “dios”). Su morada estaba en el cielo, y a ella iban de vez en cuando los otros dioses a pedirle consejo o a reunirse en asamblea. El pórtico estaba custodiado por dos columnas en forma de árbol…



ANU bajo alguna que otra vez a la Tierra, siempre para solucionar algún conflicto o para alguna ceremonia. Tenía una morada en Uruk, en un templo llamado E.ANNA (casa de AN), totalmente confeccionado de metal y con un propósito explicito según los sumerios: “era la casa para descender del cielo”

La segunda deidad en poder era EN.LIL. Cuyo nombre significa “Señor del espacio aéreo”, prototipo y padre de los “Dioses de las tormentas” a lo Zeus. Era el hijo mayor de ANU, nacido en la morada celeste, pero que, en los tiempos antiguos, descendió a la Tierra, convirtiéndose en el principal de los Dioses en la tierra. Su ciudad deificada era Nippur, donde se encontraba su principal templo, el E.KUR (“casa que es como una montaña”).

Los textos dicen que ENLIL llegó a la Tierra antes de que las “gentes de cabeza negra” (bonita forma sumeria de denominar a los humanos) fueran creados. En su ciudad, Nippur, estaba el enlace que unía el cielo con la tierra, el DUR.AN.KI (“enlace cielo-tierra). Aquí, en la su ciudad, conoció a la que sería su esposa, SUD, que desde entonces pasó a llamarse NIN.LIL (“señora del espacio aéreo”)


ENLIL no solo era el jefe de los dioses, sino el supremo señor de Sumer y de las “gentes de cabeza negra”, los humanos. Esto texto sumerio habla con veneración de su dios: “El señor, que conoce el destino de El País, digno de confianza en su profesión; Enlil, que conoce el destino de Sumer, digno de confianza en su profesión; Padre Enlil, Señor de todas las tierras, Padre Enlil, señor del mandato justo, Padre Enlil, pastor de los cabezas negras…”
Era reverenciado tanto por temor como por gratitud: dio a la humanidad el conocimiento de la agricultura y de la ganadería, pero también les mandó el diluvio. Elegía a reyes para gobernar a los hombres.

El tercer Gran Dios de Sumer es EN.KI (Señor de la Tierra) o E.A (Señor de los mares), hijo de ANU y hermano de EN.LIL. Estaba, por lo tanto, muy relacionado con el agua, siendo conocido como un gran ingeniero, que planificó la construcción de canales, diques y drenajes. Las aguas eran su hogar, hasta el punto que su casa estaba en la ciudad de HA.A.KI (lugar de los peces-agua), aunque también conocida como E.RI.DU (hogar de ir desde lejos).

Curiosamente entre los textos sumerios existe una autobiografía de ENKI, que el mismo Sitchin editaría en un libro, “El libro perdido de Enki”.


ENKI llegó a la Tierra también antes de que existiesen los hombres. Acometió gigantescas obras de infraestructura para acondicionar la tierra de Sumer, lo que es el creciente fértil (actual Irán –Irak). Y una vez que existían los humanos, ENKI, fue su gran benefactor (fue el que aconsejo al “Noé” sumerio como librarse del diluvio), probablemente porque fue su creador, o por lo menos colaboró en la tarea.

MAÑANA MAS, QUE SI NO SE HACE MU CANSINO…

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