ZECHARIA SITCHIN, EL 12° PLANETA, PARTE 7. PODIAN VOLAR!!



ByOskarele
“Los textos sumerios y acadios no dejan lugar a dudas de que las gentes de Oriente Próximo de la antigüedad tenían por cierto que los Dioses del Cielo y de la Tierra eran capaces de elevarse en el aire y ascender a los cielos, así como de recorrer los cielos de la Tierra a voluntad” (pág. 135)

Un ejemplo claro de esto es la diosa INANNA o ISHTAR, de la que se dice que recorría los cielos de muchas y lejanas tierras volando. Esta capacidad de la diosa, que compartía con otros muchos dioses, era representada por los antiguos artistas con alas, que no formaban parte del cuerpo, sino que eran un añadido a la vestimenta.
Claro que INANNA se llega a describir incluso las diferentes partes (7) que forman su “traje para volar”, siete objetos que menciona Sitchin en su libro, y que se pueden observar en algunas representaciones de esta diosa, como la que vemos aquí arriba. La diosa del vaso se llama esta estatua, fue encontrada en Mari y para Sitchin, representa claramente a INANNA con un traje con el que podía volar.
El atuendo de una astronauta.

El antiguo testamento llamaba a los Ángeles del señor “malachim”, que significa literalmente “emisarios”, los que llevaban los mensajes divinos y que, en muchos casos, volaban también: Jacob los subiendo a una escalera celeste, llevaron la destrucción aérea a Sodoma y Gomorra… según Sitchin estos no iban volando literalmente con trajes especiales, por los que eran reconocidos nada más verlos.

Esto nos lleva a una representación escultórica muy extendida en Sumer: figurillas antropomorfas con extraños cascos cónicos y con lo que parecen gafas protectoras (ver foto). Este icono se fue estilizando hasta el punto de que solo se representaba lo más característico: el cono del gorro y las gafas. Los hititas usaban un símbolo bastante parecido para la palabra “dios”
El antiguo testamento, de nuevo, nos cuenta tres sucesos es los que parecen estar implicados artefactos voladores: uno es la extraña historia de Jacob, que acampado una noche cerca de Jarán, vio “una escalera apoyada en tierra, y cuya cima tocaba los cielos” por la que “los ángeles del señor subían y bajaban”. El mismo Señor estaba de pie en la cima de la escalera.  Por la mañana no había nada de aquello. Esto hace al autor plantearse la posibilidad de una especie de nave que podía aparecer sobre un lugar, pararse un rato y luego marcharse, bajando sus tripulantes por la escalera.

Otro suceso es la historia de Elías, que no murió en la Tierra, sino que “subió al cielo en un torbellino”. Pero su ascensión estaba prevista: se le dijo que fuera a Beth-El (La casa del señor) un día determinado y después: “Y mientras iban caminando y conversando, un carro de fuego, con caballos de fuego para entre los dos (Elías y Eliseo), y Elías fue arrebatado en un torbellino hacia el cielo” (2Reyes, 2.11)

Y el otro es la historia de Ezequiel, que vio un ser de aspecto humano, envuelto en brillos y esplendor, sentado en un trono que descansaba son un firmamento de metal dentro del carro. El vehículo podía moverse en cualquier dirección y elevarse del suelo verticalmente: “yo veía un viento huracanado que venía del norte, una gran nube con resplandores en torno, un fuego que despedía relámpagos y en su centro como el fulgor del halo, en el centro del fuego. En el medio aparecía la figura de cuatro seres, cuyo aspecto era el siguiente: presentaban forma humana, pero cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas.”(Ezequiel, I, 4-7) “En medio de esos cuatro seres se veían como brazos incandescentes a modo de antorchas que se agitaban de acá para allá entre ellos. Resplandecía el fuego y del fuego se desprendían fulgores. Los seres iban y venían lo mismo que el relámpago” (Ezequiel, I, 13-14)… ¿Podría tratarse de algún tipo de aparato similar a un helicóptero?

Gudea, un antiguo soberano sumerio, unos dos milenios antes de Ezequiel, menciona que, cuando conmemoraba la construcción del templo de su dios, NINURTA, se le apareció “un hombre que brillaba como el cielo… por el casco que llevaba en la cabeza, dedujo que era un dios”. Era el propio NINURTA, que llegó en su “pájaro negro del viento divino”, para el que, precisamente se estaba construyendo el templo.

Las similitudes entres las descripciones sumerias de estos objetos y las bíblicas son obvias. Y parece claro que todas se refieren a cacharros voladores.

En muchos textos sumerios se habla, siempre según Sitchin, de la existencia en numerosos templos de unos objetos cónicos, con la parte superior ligeramente ovalada, llamados “MU”. El significado de esta palabra es “aquello que se eleva recto”, con otros significados como “alturas”, “fuego”, “periodo”… además, la representación pictográfica es curiosísima, como podemos ver aquí.

En un himno de ISHTAR y sus viajes en el cielo se deja claro que es en este MU donde ella volaba:
“Dama del cielo
Ella se pone la vestimenta del cielo;
Valientemente asciende hacia el cielo,
Sobre todas las tierras pobladas,
Vuela en su MU.
Dama, que en su MU
En las alturas del cielo aletea gozosa.”

Lo curioso es que hay representaciones graficas de estos “MU”, como en algunas representaciones hititas o en algunos sellos sumerios (ver fotos de abajo), con forma de cohetes o misiles, representándose incluso las llamas de la propulsión.  Se han encontrado incluso esculturas en las que se representa a un dios metido en una especie de cohete, como podemos ver en la imagen.





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