Perpetrado por Oskarele
Ante un estimulo sexual (o simplemente porque si), el pene de los varones de la raza humana cambia de aspecto. Básicamente se produce un cambio tridimensional (se alarga y aumenta de volumen), pero también se endurece. Puede parecer algo soez o banal, pero lo cierto es que se trata de un proceso fisiológico bastante complejo en el que intervienen determinados nervios, conductos vasculares, hormonas y algún que otro factor psicológico. Vamos a ver en qué consiste una erección, por si alguien no se acuerda.
Antes de ná hay que dejar claro que no todas las erecciones se producen por incentivos sexuales. Existen lo que podríamos llamar erecciones espontaneas, que se producen sin venir a cuento, así, porque si. Además están las erecciones nocturnas, que tienen el bonito nombre de “tumescencias nocturnas”, algo que no tiene que ver necesariamente con sueños eróticos o ganas de orinar, como popularmente se cree, sino que, parece ser, se producen durante la fase REM del sueño, con el supuesto cometido fisiológico de oxigenar alegremente el miembro viril.
Pero todos sabemos lo que pasa generalmente.
Ante un estimulo placentero, que puede ser recibido y percatado por todos los sentidos (desde la vista hasta el gusto…), el cerebro interpreta esta información y activa una reacción en cadena (posiblemente motivada por las partes más primarias y básicas de nuestra psique animal, pues al fin y al cabo, en esencia esto es parte del juego reproductivo), enviando señales nerviosas por la medula espinal, a nivel de las vertebras sacras (¿sacras?)S1, S3 y S4 hasta el mismo falo.
Ante esta orden del cerebro se desencadena un curioso proceso en el pene: este contiene, por si no lo sabíais, dos cámaras llamadas cuerpos cavernosos, que se extienden a lo largo (o a lo corto) del órgano. Estas estructuras se componen de tejido eréctil que contiene espacios irregulares llenos de sangre y están separadas entre sí por tejido mesenquimatoso (cagate). Y luego tiene un cuerpo esponjoso, en la parte inferior, con músculos y tejidos fibrosos, cuya función es evitar que, durante la erección, se comprima la uretra (conducto por el cual son expulsados tanto el semen como la orina). El glande (también conocido como cabeza del pene) es la última porción y la parte más ancha del cuerpo esponjoso, con su característica forma cónica…
Pues bien, como íbamos diciendo, el cerebro da la orden al pene de que entre en erección… para ello las arterias que suministran sangre al susodicho se dilatan, permitiendo el paso de más sangre para llenar el tejido esponjoso y eréctil de las tres cámaras internas, causando aumento en el tamaño y la longitud del pene, así como la rigidez en el mismo, en un claro intento de desafiar a la gravedad.
Una vez ensanchado el pene, el tejido eréctil presiona las venas, impidiéndole que se llene de demasiada sangre, y dejando el miembro en su tamaño definitivo (sea el que sea..)
Curiosamente hay penes como colores, pues en estado erecto existen inclinaciones sumamente diferentes. El ángulo eréctil, así se llama eh, puede apuntar hacia abajo, paralelamente al suelo o en muchas otras direcciones, dependiendo de la tensión del ligamento suspensor que hace que el pene erecto esté en dicha posición. En este tema todo depende de los genes.
El grado de rigidez del pene de cada individuo también es variable.
Para la práctica del coito vaginal, el único que permite la reproducción, es necesaria una correcta erección del miembro viril (que conste que no he dicho excelente), cosa que, en cambio no es necesaria para mantener otro tipo de prácticas sexuales, en las que el pene de poco vale.
Tradicionalmente se ha asociado la correcta erección del pene con la masculinidad, lo que ha hecho que determinadas dolencias o afecciones sean consideradas como una vergüenza para los varones. Gracias a dios este tipo de ideas se va superando, más que nada porque cada vez tenemos más claro aquello que dijo Newton (todo lo que sube baja) y porque cada vez existen más remedios para corregir estos problemillas. La falta de erección (antes llamada impotencia y actualmente denominada disfunción eréctil), que tiene varias causas, desde lo psicosomático hasta enfermedades de tipo vascular o sistémicas, puede ser tratada tanto por psicólogos (en los casos psicosomáticos) o por médicos, en los casos vasculares, administrándose el famoso Sildenafil, cuyo nombre comercial es Viagra, para estimular vascularmente el área peneana y lograr, así, una erección satisfactoria. Preferible es, llegado el caso, no tomar estos movidas.
También se asocia con la masculinidad la duración que cada uno puede mantener su miembro erecto, hecho que está íntimamente relacionado tanto con los factores psicológicos que motivan el deseo, como por los factores fisiológicos que permiten y mantienen la erección.
En relación con esto existe una curiosa y jodida dolencia llamada priapismo, una enfermedad dolorosisima, por la que el pene erecto no retorna a su estado flácido tras el acto (o los actos), permaneciendo erecto sin estimulación sexual, además el pene queda firme pero el glande es blando, es decir, sólo hay erección de cuerpos cavernosos, no del cuerpo esponjoso donde se aloja la uretra y que incluye el glande.
Curiosamente, la palabra “priapismo” viene del griego Príapo, un dios cuya figura presentaba una permanente y desproporcionada erección, que encarnaba la fuerza fecundadora de la naturaleza.
Por último, y sin pretender cortar el rollo, existen también erecciones postmortem, que en realidad son variaciones de los priapismos de antes, como, por ejemplo, la de los cadáveres ahorcados o la gente fallecida por disparos de armas de fuego (para los investigadores forenses, un priapismo postmortem es un indicador que la muerte fue rápida y violenta).
Parece ser que se debe a la presión sobre el cerebelo (en el caso de los ahorcados) o por heridas en el cerebro o en los vasos sanguíneos mayores (en el caso de los disparos). En cualquier caso esta erección postmortem puede ir acompañada de una descarga de orina, mucosa o fluido prostático.
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