RITOS MAGICO-RELIGIOSOS. LA RELACIÓN ENTRE MAGIA Y RELIGIÓN


Perpetrado por Oskarele

La relación entre magia y religión ha sido objeto de repetidas especulaciones, polémicas y mareamientos de perdiz por parte de los antropólogos y teólogos. Básicamente se podría decir que esta relación se articula en torno a tres ideas: la anterioridad temporal (¿Qué fue antes la religión o la magia?), la primacía axiológica y moral (¿Qué fundamenta a que, la religión a la magia o al revés?) y por último la intima relación entre ambos, que queda patente sobre todo en lo relacionado con el tema que estamos tratando, los rituales.

Dejándonos de rollos, podríamos partir de una idea muy útil: la actitud religiosa conlleva un alcance y un objetivo trascendente (asegurarnos seguir “viviendo” después de la muerte, en todas su variedades posibles: reencarnación, más allá, espíritus…), mientras que la actitud mágica está dirigida más bien al mundo mundano, a lo cotidiano, al día a día.

Aun partiendo de esta simple regla de tres (religión=trascendencia, magia=día a día), existe un parecido claro en los móviles y en las practicas.

Por ejemplo: cuando un católico se confiesa ante un cura, por un lado, cumple con el dogma de pedir perdón con los pecados, en un claro intento de tener su alma cuidaica, con la intención implícita de algún día poder alcanzar el cielo. Pero por otro lado funciona a un nivel pragmático inmediato: al considerarse perdonado, el individuo creyente pasa a un estado psicológico de calma y ausencia de remordimiento (a este nivel un cura funciona como un psicólogo o como un buen amigo).

La gran preocupación de casi todos nosotros es intervenir to lo que podamos en nuestro futuro (o destino, según quien mire), como vivientes y mortales, para satisfacer esperanzas y calmar temores. Tanto las prácticas mágicas (más concretas y cotidianas) como las religiosas (más simbólicas), intervienen, o al menos pretender intervenir, en nuestro futuro. Por este motivo encontramos muchas prácticas similares en ambas: prohibiciones, sacrificios, invocaciones, iniciaciones… aunque de una forma y esencia diferente.

Algunos antropólogos plantean que la religión deriva de la magia, que sería propia de los pueblos “primitivos”, se fundamentaría en analogías burdas y contigüidades fortuitas. Una especie de mezcla de deseo y azar. Y la herramienta empleada sería el rito.

Pero al comprobarse que estos ritos son frecuentemente ineficaces, el ser humano habría ido en busca de técnicas pre-científicas y hacia unas creencias religiosas en unos seres superiores que se encargan de dirigir el curso de la vida y de la naturaleza.

Según esta perspectiva el mago que pretende ordenar las fuerzas de la naturaleza se opondría al cura que ruega a Dios para que ordene las fuerzas de la naturaleza. Pero claro, estas cosas pueden mezclarse: por ejemplo, cuando un sacerdote es requerido para reparar un maleficio o cuando un mago realiza un exorcismo. Además hay casos intermedios, como el de los “hombres-dioses”, donde mago, rey y divinidad se identifican (por ejemplo, los antiguos faraones egipcios).

Por eso otros autores, proponen, más acertadamente desde mi punto de vista, que magia y religión proceden de una misma fuente, aunque se expresan de manera diferente. Se trata de intentar luchar contra lo incontrolable (la muerte, el dolor, la sequia…) con los medios que se dispone y mediante la dirección de unos guías (chamanes, magos, sacerdotes…) que aunque apelen a fuerzas distintas, se tornan en intermediarios entre lo sagrado y lo profano de la misma manera.

Ambos ritos, mágicos y religiosos, están ligados a intereses públicos (sequia, hambre, guerra) o privados (sufrimiento, remordimiento…). La diferencia estaría más bien en las formas: los ritos religiosos suelen ser solemnes, obligatorios, repetitivos, mientras que los mágicos tienden a ser secretos, voluntarios y ocasionales, además de estar muchas veces por encima de determinados tabúes culturales o religiosos (profanación de tumbas, sacrilegio…).

Pero por lo general, religión y magia, se interrelacionan e interactúan: junto a la magia negra o brujería (más relacionada con esos aspectos transgresores mencionados) existe una magia blanca que sirve para exorcizar demonios, proteger, fecundar, buscar novio… y está en poco se diferencia de prácticas religiosas que buscan esos mismos objetivos: muchos cristianos perciben y practican los sacramentos como una técnica de salvación. Además la iglesia católica, por ejemplo, ofrece también eliminar posesiones diabólicas, proporciona divinidades intermedias (conocidas como “santos”), que median para esos otros objetivos (buscar pareja, fecundar, proteger a los conductores…). Y no digamos ya de las típicas apariciones marianas y las, supuestas, curaciones de mutilaciones e incapacidades varias… aquí magia y religión se disuelven.

Pero también es cierto que queda un sustrato final de diferenciación entre ambas ideas: las religiones tienden más al espiritualismo, aunque en un grado variable, y las magias tienden más al pragmatismo, también en un modo relativo.

Por esto el genial antropólogo belga Lévi-Strauss propone una especie de simetría en los cometidos y relaciones de ambos. En su obra de 1962 “La pensée sauvage” (El pensamiento salvaje), dice lo siguiente al respecto: “en cierto sentido puede decirse que la religión consiste en una humanización de las leyes naturales y la magia en una naturalización de las acciones humanas, es decir, el tratamiento de ciertas acciones como si las misma fueran parte integrante del determinismo físico. Pero se trata ahí de los términos de una alternativa o de las etapas de una evolución. El antropomorfismo de la naturaleza (en lo que consiste la religión) y el fisiomorfismo del hombre (por donde definimos la magia) forman dos componentes siempre dados y de los que únicamente varia la dosificación. Así como no hay religión sin magia, no hay tampoco magia que no contenga al menos un granito de religión.”

Esa es la clave: “Así como no hay religión sin magia, no hay tampoco magia que no contenga al menos un granito de religión”.

Para entender esto, en los siguientes artículos os propondremos una serie de rituales en los que magia y religión se mezclan.

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