RITUAL, CULTURA Y SOCIEDAD. EN BUSCA DE DEFINICIONES APROPIADAS. PARTE 1/2
Perpetrado por Oskarele
¿Qué es un rito? ¿Qué es un ritual? ¿Son lo mismo? ¿Son diferentes?... bueno, pa empezar, etimológicamente, el término “rito” viene del latín “ritus”, que designa un culto, una ceremonia religiosa, pero, también, en un sentido más amplio, un uso, una costumbre.
Este doble sentido (amplio/restringido), lo encontramos también en el lenguaje corriente, en el que, incluso puede presentar una tonalidad peyorativa al representar una conducta mecánica y estereotipada.
Los rituales, por otro lado, pueden ser religiosos (las misas, las comuniones, el sabat judio…), pero también seculares (el protocolo de los magistrados en un juicio).
Pueden ser colectivos (como las fiestas nacionales o locales) o privados (el jesusito de mi vida o ciertos ritos corporales).
Pueden estar relacionados con nuestra vida cotidiana (referidos a la salud o al aseo) o a prácticas supersticiosas relacionadas con la trascendencia…
En definitiva, los rituales son de mil maneras y formas.
Por eso es necesario partir de una definición general que valga para entender el conjunto de variedades…
Pero ¿En qué se diferencia un rito de un ritual?
Pues es complejo plantearlo.
Más o menos se puede asegurar que el ritual se compone de un sistema de ritos.
Por ejemplo: el ritual católico comprende multitud de ritos sacramentales y ceremoniales.
Pero es que también “ritual” se puede emplear como adjetivo, significando la conformidad de acuerdo con las prescripciones de un rito.
Así queda claro que estos conceptos (rito, ritual) no son fáciles de definir, más que nada por su enorme cantidad de variables y manifestaciones, lo que hace que para entenderlos haya que partir desde una perspectiva multidisciplinar o transdisciplinar.
Es decir, no es solo cosa de los antropólogos o de los etnólogos estudiarlo, sino que el trabajo de sociólogos, psicólogos, etólogos, lingüistas, historiadores… es necesario, sin olvidar nunca la gran importancia que tiene el sentido común y la jerga cotidiana, donde usamos a menudo ambas palabras.
Por eso, creo que para entender estos términos lo mejor posible es necesario verlo desde esas diferentes disciplinas del saber: así, por ejemplo, la etnología y la sociología consideran que los rituales son un conjunto de prácticas prescritas o prohibidas, ligadas a unas creencias mágicas y/o religiosas, a unas ceremonias y a unas fiestas, y teniendo una gran relación con la dicotomía sagrado/profano, de la que más adelante hablaremos. Estudiosos clásicos de estas ciencias, como Durkheim o Lévi-Strauss, dedicaron amplios estudios a los rituales.
La psicología social pone sobre todo el acento en la dimensión interactiva de la ritualidad que afecta a determinados aspectos de la vida cotidiana, estando relacionado con el sentido de lo vivido y con el nivel de conciencia de las conductas de los actores, nosotros. En cambio el psicoanálisis, reconociendo también la importante función colectiva de los rituales, se interesa principalmente por sus formas y funciones a un nivel privado, así como su relación con comportamientos compulsivos de repetición (TOC) y obsesiones más o menos neuróticas (por ejemplo, en la alimentación, el aseo o el vestido)
La etología, ciencia que estudia el comportamiento de los animales, tanto en libertad como en laboratorio, considera que la ritualización emana del proceso evolutivo de las especies y está íntimamente relacionada con comportamientos determinantes de la comunicación y la interacción entre individuos, por ejemplo, los cortejos de apareamiento o la intimidación entre diversas especies. En algunos aspectos estas deducciones se pueden aplicar a los humanos, que, al fin y al cabo, seguimos siendo animales.
Lo que parece cierto, desde cualquier perspectiva científica, es que los ritos y los rituales designan siempre unas conductas especificas vinculadas a situaciones y reglas precisas que SE REPITEN, pero cuyo papel no es evidente. Además, también tenemos claro que, sean cuales sean las variedades de ritos y rituales, la existencia de los mismos es universal en todo la humanidad y en todas las épocas.
Todas estas ciencias tratan los rituales y los ritos en un sentido restringido, purista. Pero en la realidad cotidiana, en la vida diaria, estos términos se emplean de una manera más extensa y amplia.
Así por ejemplo, se suele identificar “rito” con “costumbres” o “rutinas”, reduciéndose el significado a determinadas conductas estereotipadas, unas veces relacionadas con cosas prácticas (por ejemplo, los rituales administrativos) y otras veces totalmente convencionales (por ejemplo los rituales judiciales, con su lenguaje, formas y sistemas).
También a un nivel individual practicamos diferentes rutinas que solemos calificar como ritos, por ejemplo en nuestros hábitos cotidianos de ordenamiento, higiene o vestimenta.
Por otro lado, los ritos están relacionados con el lenguaje, especialmente en algunos aspectos de la vida como, por ejemplo, en círculos religiosos o jurídicos, donde se emplean lenguajes ritualizados. Además, desde la perspectiva de la comunicación, se puede considerar que los ritos de una sociedad o grupo forman un “lenguaje”, un código especifico, que solo los iniciados conocen e identifican.
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