EL CINE EN RUSIA. PARTE 2. LA REVOLUCIÓN RUSA


Perpetrado por Oskarele

Las revoluciones de 1917 en Rusia supusieron por un lado la caída del Zar (en la Revolución de Febrero) y la instauración del primer Estado Socialista del mundo (en la de Octubre). Por otro lado tuvo como consecuencia directa la Guerra Civil Rusa, entre 1917 y 1923, entre el nuevo gobierno bolchevique y la oposición (formada tanto por zaristas como por antibolcheviques), rojos contra blancos, que terminó con millones de muertos, y con el triunfo definitivo del comunismo y de Lenin, para dar paso en 1924 a la dictadura terrible, genocida y brutal de Josef Stalin.

Sin embargo, esos años dieron a la historia del cine una cantidad de obras maestras impresionantes, así como algunos de los directores más grandes de la historia, a pesar de que en la mayoría de los casos eran cintas propagandísticas, tendenciosas y maniqueas. Pero el cine es así, y si no recuerden a nuestra querida Leni Riefenstahl, la cineasta preferida de Hitler.

Como no podía ser de otra forma, a Lenin no se le escapa la enorme trascendencia y utilidad social del cine. Por eso hizo aquella famosa declaración de Lenin a Lunacharski, comisario del pueblo para la instrucción pública: “De todas las artes, el cine es para nosotros la más importante”. Esa será su regla de conducta.


Hay que tener en cuenta que casi el 80% de la población rusa era analfabeta en esa época, por lo que el cine se convierte, junto a la radio, en el medio de comunicación más eficaz para la formación de las masas. El Gobierno revolucionario ruso nacionalizará la industria del cine, y creará una escuela destinada a formar a los técnicos y artistas (en Septiembre del 1919) que llevarán al cine soviético a las más altas cotas de maestría vista hasta entonces.

La transición entre el cine del periodo zarista y el nuevo cine ruso es lenta y pausada, además, la guerra civil, que dura hasta 1923, supone un freno al progreso y al arraigo del nuevo cine, pero servirá de práctica a los realizadores que con sus cámaras graban desde el frente los primeros documentales.

Este nuevo cine pronto tendrá ocasión de demostrar todo su vigor y su propia personalidad, gracias a la obra de algunos de sus creadores.

Tras la revolución, rápidamente, los estudios embargados son puestos de nuevo en condiciones, comprando cámaras y materiales a Francia y Alemania, reanudándose inmediatamente la producción. También se crea la “Sovkino”, que centralizará todos los asuntos de la vida cinematográfica, desde la producción hasta el alquiler de filmes y las ventas al extranjero.

La nacionalización y la monopolización del cine por parte del estado soviético no impide que determinados realizadores se esfuercen en crear un cine nuevo, que rompa con las antiguas tendencias burguesas, inspirados por los movimientos de vanguardia que se estaban dando en Europa.


Así en 1919 un grupo de cineastas, dirigidos por Dziga Vertov, dan a conocer un famoso texto conocido como “Por un cine no interpretado”. Surge así el famoso “Cine-Ojo” o “Cine-Verdad” que lo caracterizaría y del que hablaremos posteriormente.

Surge entonces lo que se conoce como “Cine Sovietico”, que tendrá como excelentes representantes a Serguéi Eisenstein, Lev Kuleshov, Vsévolod Pudovkin, Dziga Vertov y Alexander Dovjenko, de los que hablaremos en los próximos artículos.

Estos maestros del cine soviético desarrollaron una impresionante carrera durante la época del cine mudo, haciendo algunas de las películas más importantes de la historia. En 1928, con la aparición del sonoro, firmaran un manifiesto, firmado por Eisenstein y Pudovkin entre otros, señalando el peligro de que la palabra y los diálogos esclavicen la libertad creadora del montaje. Por ello, proponen como solución el empleo antinaturalista y asincrónico del sonido.
Sin embargo, Pudovkin, acaba aceptando el sonido sincrónico, y tras él todos los soviéticos, pero se resiste a admitir la decadencia del montaje.

En definitiva, este cine soviético, hace una particular revolución expresiva en la teoría y la práctica cinematográfica mundial, sobre todo, por el implacable realismo de sus imágenes y por el magistral empleo del montaje.

Una nueva forma de expresión, una nueva estética.

No hay comentarios:

Publicar un comentario