“La afirmación de que el hombre físico era originariamente un gigante colosal pre–terciario, y de que existió hace 18.000.000 de años, tiene, por supuesto, que parecer absurda a los admiradores y creyentes de la ciencia moderna.”
A lo que vamos: tras la introducción biográfica de esta controvertida, fraudulenta, pero, a la vez, interesantísima señora, vamos con su obra clave y con el tema que tratamos, la existencia de antiguos continentes desaparecidos: “The Secret Doctrine, the Synthesis of Science, Religion and Philosophy” (La doctrina secreta, síntesis de ciencia, religión y filosofía) es un libro increíblemente pesado (tanto por lo cuenta como literalmente, pues es un tochazo enorme con varios volúmenes), oscuro y espeso hasta límites inimaginables. Vamos un coñazo de dos pares… Pero no deja de ser interesante, pues presenta unas ideas cosmológicas sumamente particulares.
Por si alguien se anima, aquí podéis descargar la obra completa, así como otras obras de esta señora
“La Doctrina Secreta” fue publicada en 1888 y se componía originalmente de dos volúmenes, uno dedicado al origen del cosmos y otro dedicado al origen del ser humano.
Posteriormente la Sociedad Teosófica, tras la muerte de la señora, publicaron un tercer volumen con artículos, supuestamente, suyos.
En la actualidad se suele estructurar en seis volúmenes: el 1º y el 2º (titulados Cosmogénesis y Simbolismo Arcaico Universal), se corresponden con el primer volumen original. El 3º y el 4º, (Antropogénesis y El simbolismo Arcaico de las religiones, del mundo y de la ciencia), se corresponden con el segundo volumen. Y por último, el 5º y 6º (Ciencia, Religión y Filosofía y Objeto de los Misterios y Práctica de la Filosofía Oculta), con el volumen publicado postmortem.
Pero ella no fue su autora… o por lo menos no de toda la obra. Es lo que la propia Madame Blavatsky decía, pues, según ella, en parte fue inspirado por los Mahatmas, los maestros budistas de la India, que mediante diferentes métodos (posesión de su cuerpo, inspiración telepática…) lo escribieron. Por otro lado también afirmaba que una fuente de inspiración fue un pergamino antiguo, “El Libro de Dzyan”, al que habría tenido acceso y que decía haber estudiado.
Se trataba de un antiguo texto, escrito en una colección de hojas de palma, resistente al agua, el fuego y el aire, debido a un proceso de fabricación desconocida, que incluyen registros de toda la evolución de la humanidad en un idioma desconocido por los filólogos llamado “Senzar”. Por desgracia este manuscrito jamás se ha hallado, lo que ha hecho que muchos escépticos nieguen su existencia.
Pero Blavatsky tuvo muchas otras influencias: los libros de Moisés (el Pentateuco), los textos sagrados hindúes (Vedas, Upanishads, y Puranas) y arios (como el Vendidad), la Cábala caldea y judía o antiguas obras de mitología.
Este pastiche intenta ser una síntesis del pensamiento científico, metafísico y religioso, además de contener los conocimientos secretos de antiguas civilizaciones desaparecidas, modificando sustancialmente la historia de la humanidad. Así, por ejemplo, hubo una religión original de la cual emanaron todas las demás, como ecos de un mismo sonido.
Bueno, a lo que vamos.
En esta monumental obra se plantea que la Tierra será habitada por 7 razas “matriz”, siendo la nuestra la 5º de una serie que comenzó hace millones de años. A su vez, cada una de estas razas está formada por siete “subrazas”. Cada una de las cuatro razas matriz anteriores vivieron en un espacio geográfico totalmente diferente al nuestro:
LA ISLA SAGRADA: La primera raza matriz estaba compuesta por seres formados de fuego y niebla y vivían en algo que Blavatsky llama “La Isla Sagrada e imperecedera”, que, en sus propias palabras “nunca ha participado de la suerte de los otros Continentes, por ser la única cuyo destino es durar desde el principio hasta el fin del Manvantara pasando por cada Ronda. Es la cuna del primer hombre y la morada del último mortal divino, escogido como un Shishta para la semilla futura de la Humanidad. Muy poco puede decirse de esta tierra misteriosa y sagrada, excepto, quizás, según una poética expresión de uno de los Comentarios, que la “Estrella Polar fija en ella su vigilante mirada, desde la aurora hasta la terminación del crepúsculo de un Día del Gran Aliento“(Vol. 3, pág. 9)
LA HIPERBOREA: La segunda raza matriz habitaba el antiguo continente ártico de Hiperbórea, “la tierra que extendía sus promontorios al Sur y al Este desde el Polo Norte, para recibir la Segunda Raza, y comprendía todo lo que se conoce como Asia del Norte. Tal fue el nombre dado por los griegos más antiguos a la lejana y misteriosa región adonde su tradición hacía viajar cada año a Apolo, el Hiperbóreo”, pero no se trata de un país mítico o irreal, si no de un continente que existió en la realidad, pero del que poco queda, donde nunca se ponía el sol (el polo norte?)
LEMURIA: La tercera "raza matriz" fue la de los lémures, término que tomó prestado de las ciencias biológicas del momento: P. L. Sclater, entre 1850 y 1860 planteó con fundamentos zoológicos la existencia de un continente que se extendía desde Madagascar hasta Ceilan y Sumatra. Para ello propone varios animales que eran comunes en zonas muy alejadas, como los propios lémures. “Este gigantesco Continente, que se extendía desde el Océano Indico hasta la Australia, ha desaparecido ahora por completo bajo las aguas del Pacífico, dejando aquí y allá solamente algunas de las cumbres de sus montes más elevados, que en la actualidad son islas”. Los humanos lémures de Blavatsky eran unos seres gigantescos, sin cerebro, de aspecto entre reptil y simiesco.
ATLANTIDA: La cuarta "raza matriz" fue la de los atlantes, los primeros seres plenamente humanos. Y su continente, la Atlántida, “sería la primera tierra histórica si se prestase más atención de lo que se ha hecho hasta ahora a las tradiciones de los antiguos. La famosa isla llamada así por Platón era sólo un fragmento de aquel gran Continente”
EUROPA: Nosotros somos la quinta raza. Casi mejor que la propia Madame Blavatsky os explique esto: “El quinto Continente era América; pero, como está situado en sus antípodas, los ocultistas indo–arios mencionan generalmente a Europa y al Asia Menor, casi contemporáneos de aquél, como el quinto. Si su enseñanza siguiese la aparición de los Continentes en su orden geológico y geográfico, entonces esta clasificación tendría que alterarse.
Pero como el orden sucesivo de los Continentes se hace que siga al orden de la evolución de las Razas, desde la Primera a la Quinta, nuestra Raza–Raíz Aria, Europa tiene que llamarse el quinto gran Continente. La Doctrina Secreta, no toma en cuenta islas y penínsulas, ni sigue tampoco la distribución geográfica moderna de la tierra y el mar. Desde el tiempo de sus primitivas enseñanzas y de la destrucción de la gran Atlántida, la faz de la Tierra ha cambiado más de una vez. Hubo un tiempo en que el delta de Egipto y el África del Norte pertenecían a Europa, antes de la formación del Estrecho de Gibraltar, y de que un ulterior levantamiento del Continente cambiase por completo la faz del mapa de Europa. El último cambio notable se verificó hace unos 12.000 años, y fue seguido por la sumersión de la pequeña isla Atlante de Platón, que él llamó Atlántida como su continente padre. “
La sexta raza matriz será una evolución de la nuestra y regresará a Lemuria.
Después de la séptima "raza matriz" la vida abandonará nuestro planeta y empezará de nuevo en Mercurio…
Por falta de imaginación que no sea... Mañana hablaremos un poco más en especifico de sus opiniones y propuestas acerca de la Atlántida.
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