DON PELAYO Y LA SANTINA


Perpetrado por Oskarele

En una cavidad en la roca, dentro de la Santa Cueva de Covadonga, en el monte Auseva, situado en la bella Asturias, al norte de España, reposan, supuestamente, los restos del rey don Pelayo, los de su esposa, y los de Ermesinda, hermana del rey. "AQVI YACE EL SEÑOR REY DON PELAIO, ELLETO EL AÑO DE 716 QUE EN ESTA MILAGROSA CUEBA COMENZO LA RESTAVRACION DE ESPAÑA BENCIDOS LOS MOROS; FALLECIO AÑO 737 Y ACOMPAÑA SS M/gEr Y ErMANA".


A escasos metros esta la imagen de la adorada Santina, la Virgen de Covadonga, patrona de la región y enormemente querida por los asturianos.

La pregunta es ¿Por qué está enterrado este mítico fundador del Reino Astur, tradicionalmente considerado el iniciador de la llamada Reconquista, en el mismo sitio donde se rinde culto a una supuesta aparición mariana?

La respuesta la ofrecen a medias la tradición, las leyendas y la historia. Vamos a ver qué pasó, supuestamente, claro.

En la Crónica de Alfonso III,  un documento histórico que se atribuye al propio rey Alfonso III, y que abarca un espacio de tiempo que va desde el reinado de Wamba hasta el final del reinado de Ordoño I, podemos leer:

"...Pelayo, habiendo conseguido escapar a los musulmanes y refugiándose en Asturias, es elegido rey por una asamblea, y organiza la resistencia de los asturianos en el monte Auseva, en la "cova dominica" (Covadonga). Contra él marcha un ejército innumerable, mandado por Alcama, compañero de Terec, y con el que va también Opas, hijo de Witiza y metropolitano de Toledo o Sevilla, quien mantiene con Pelayo un dramático diálogo. Fracasada la mediación intentada por Opas, comienza la batalla; pero la flechas y las piedras lanzadas por las hondas se vuelven para herir a los atacantes, que acaban por huir quedando Alcama muerto y prisionero Opas. Al bajar los fugitivos el monte Auseva, para alcanzar Liébana, un monte se desplomó sobre ellos, muriendo 63.000 caldeos..."


En este texto encontramos la clave de esta historia, bastante perturbadora, por cierto: dice que, tras comenzar la lucha entre los astures y los conquistadores musulmanes, “la flechas y las piedras lanzadas por las hondas se vuelven para herir a los atacantes, que acaban por huir quedando Alcama muerto y prisionero Opas. Al bajar los fugitivos el monte Auseva, para alcanzar Liébana, un monte se desplomó sobre ellos, muriendo 63.000 caldeos...".

Vamos por partes: Don Pelayo, del que no se sabe mu bien cuando nació, según cuenta la leyenda, era un noble visigodo asturiano, hijo del duque Favila (Faffila, según la Cronica Albeldense, también redactada en época de Alfonso III). Parece ser que combatió con las huestes del Rey Rodrigo, último rey visigodo, en la Batalla de Guadalete, en abril o mayo del 711, en la que falleció este rey y que supuso una importante victoria para los invasores musulmanes.

Tras la batalla, Pelayo tiró pa Asturias, no sin antes refugiarse un tiempo en Toledo, custodiando, supuestamente, el tesoro del rey visigodo muerto. Asturias ya había sido tomada por los musulmanes, gracias a las incursiones de Muza entre el 712 y el 714, que obligaron a los nobles astures a capitular, incluido, posiblemente, Don Pelayo. Pero pronto surgieron los problemas. Así, en el 718, Munuza, el jefecillo moro de la zona, se casó, siempre según la leyenda, por la fuerza con la hermana de Pelayo, Adosinda. Esto provocó la primera revuelta encabezada por el futuro líder astur, que fracasó, terminando con la detención de este, que fue llevado a Córdoba.

No se sabe mu bien como, pero logró escapar y regresar a Asturias, donde organizó una segunda revuelta, refugiándose en las montañas de Covadonga y Cangas de Onís. Parece ser que en 722 Munuza envió al general Al Qama a someter a estos sublevados astures, que estaban refugiados en la Montaña de Auseva.


En esta montaña estaba la Cueva de Covadonga, un supuesto lugar de culto anterior, en el que, supuestamente, se rendía ya culto a una pequeña virgen: La tradición afirma que don Pelayo, persiguiendo a un malhechor que se habría refugiado allí, se encontró con un ermitaño que rendía culto a la una pequeña estatua de la Virgen María. El ermitaño rogó a Pelayo que perdonase al malhechor, puesto que se había acogido a la protección de la Virgen, y le dijo que llegaría el día en que él también tendría necesidad de buscar amparo en la Cueva… no está muy claro si era un lugar de culto anterior o no. Lo cierto es que “Covadonga” significa “Cueva de la Señora”, ya que procede del latín “Cova Dominica”.

Efectivamente, según la leyenda, en esa cueva se refugiaron los rebeldes durante la llamada Batalla de Covadonga, en el 722. Lo que pasó a continuación explica porque la asociación entre Don Pelayo y la Virgen de Covadonga, la Santina: Según otra crónica de Alfonso III, la Crónica de Albelda, datada en el 881:

“Alqama entró en Asturias con 187.000 hombres. Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Auseva y que el ejército de Alkama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de una cueva. El obispo Oppas subió a un montículo situado frente a la cueva y habló así a Rodrigo: «Pelayo, Pelayo, ¿dónde estás?». El interpelado se asomó a una ventana y respondió: «Aquí estoy». El obispo dijo entonces: «Juzgo, hermano e hijo, que no se te oculta cómo hace poco se hallaba toda España unida bajo el gobierno de los godos y brillaba más que los otros países por su doctrina y ciencia, y que, sin embargo, reunido todo el ejército de los godos, no pudo sostener el ímpetu de los ismaelitas, ¿podrás tú defenderte en la cima de este monte? Me parece difícil. Escucha mi consejo: vuelve a tu acuerdo, gozarás de muchos bienes y disfrutarás de la amistad de los caldeos». Pelayo respondió entonces: «¿No leíste en las Sagradas Escrituras que la iglesia del Señor llegará a ser como el grano de la mostaza y de nuevo crecerá por la misericordia de Dios?». El obispo contestó: «Verdaderamente, así está escrito». [...] Tenemos por abogado cerca del Padre a Nuestro Señor Jesucristo, que puede librarnos de estos paganos [...]. Alqama mandó entonces comenzar el combate, y los soldados tomaron las armas. Se levantaron los fundíbulos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Virgen Santa María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como a Dios no le hacen falta lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los caldeos emprendieron la fuga...”

Así que, según la tradición, fue gracias a la Santina que Pelayo y los bravos rebeldes astures consiguieron aplastar a las tropas de Al Qama. Posteriormente ellos, ya solicos, se las apañaron para atrapar a Munuza y cargárselo. Fue el momento en el que comenzó la llamada “reconquista” contra los “infieles” musulmanes, que culminó setecientos y pico años después con la Toma de Granada en 1492.


Don Pelayo acabó siendo proclamado Rey de Asturias, fijó su corte en Cangas de Onís, y falleció en el 737. Aunque fue enterrado en la iglesia de Abamia, sus restos, finalmente, fueron transportados, por orden de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León, a la Santa Cueva de Covadonga, supuestamente…


Obviamente, desde un punto de vista escéptico, como es el mío, la historia no fue así. Seguramente no fueron treinta astures contra miles de musulmanes, sino que serian muchos más, además, conocedores de una orográficamente complicada zona. Después de todo la historia la suelen escribir los ganadores.

Además, los musulmanes cuentan otra historia: según la Crónica de Al-Maqqari “en tiempos de Anbasa Ibn Suhaim al-Qalbi, se levantó en tierras de Galicia un asno salvaje llamado Belay [Pelayo]. Desde entonces empezaron los cristianos en al-Ándalus a defender contra los musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no habían esperado lograr. Los islamistas, luchando contra los politeístas y forzándoles a emigrar, se habían apoderado de su país hasta que llegara Ariyula, de la tierra de los francos, y habían conquistado Pamplona en Galicia y no había quedado sino la roca donde se refugia el rey llamado Pelayo con trescientos hombres. Los soldados no cesaron de atacarle hasta que sus soldados murieron de hambre y no quedaron en su compañía sino treinta hombres y diez mujeres. Y no tenían que comer sino la miel que tomaban de la dejada por las abejas en las hendiduras de la roca. La situación de los musulmanes llegó a ser penosa, y al cabo los despreciaron diciendo «Treinta asnos salvajes, ¿qué daño pueden hacernos?». En el año 133 murió Pelayo y reinó su hijo Fáfila. El reino de Belay duró diecinueve años, y el de su hijo, dos.

Pero lo cierto es que desde entonces, y probablemente desde antes, la Cueva de la Santina, “pequeñina y galana", como dice el cantar, con sus durísimos 101 peldaños, y la Basilica, que se construyó entre los años 1877 y 1901, se han convertido en importantes lugares de culto marianos, tanto por los asturianos, que le tienen un especial aprecio a su Santina (ya sea por cuestiones religiosas o por mera herencia tradicional de su pueblo), como por los fieles españoles cristianos, que visitan en masa el bello enclave.

La verdad merece la pena visitar el sitio, de una belleza extraordinaria y cautivadora, al margen de las creencias religiosas que uno practique o deje de practicar, y de camino, darse una vueltecilla por el Parque Nacional de los Picos de Europa, que pilla al laico, con los maravillosos Lagos de Covadonga.

Toda una experiencia.

“Bendita la Reina/de nuestra montaña/que tiene por trono/la Cuna de España. Es Madre y es Reina/venid peregrinos/que ante ella se aspiran/aromas divinos/y en ella está el alma/del pueblo español.”


Mas fuentes e info: aqui, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Alfonso_III_de_Asturias, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Roderico, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Don_Pelayo, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Reino_de_Asturias y aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Santa_Cueva_de_Covadonga.

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