PA LO QUE HEMOS QUEDAO: HOMO NEANDERTHALENSIS ¿NOSOTROS?

Perpetrado por Oskarele

¿Fue nuestro género la primera y única especie de la Tierra que consiguió realizar el despegue cultural y lingüístico que nos caracteriza? Hace entre 300.000 y 200.000 años el Homo erectus fue sustituido por especies de África muy parecidas al sapiens, denominadas globalmente como Homo sapiens arcaico, de las que descendemos nosotros, casi seguro. Pero, curiosamente, hay otro aspirante al despegue cultural, una especie extinta (supuestamente) de casi-humanos que apareció en Europa y Oriente Medio hace unos 200.000 años. Se trata del famoso Hombre de Neandertal (Homo neanderthalensis).

Hasta ahora se han encontrado un montón de ejemplares (unos cuatrocientos), lo que permite dejar bastante claro como era su anatomía: esqueleto robusto, pelvis ancha, extremidades cortas, tórax en barril, arcos supraorbitarios resaltados, frente baja e inclinada, faz prominente, mandíbulas sin mentón y gran capacidad craneal (1.500 cm³, como nosotros o incluso más). Además sabemos que vivían en grupos organizados, formados por alrededor de unos treinta miembros. Y casi seguro que podían hablar (aunque mantienen la laringe demasiado arriba).

En definitiva, en muchos aspectos, sobre todo en el tamaño del cerebro, estaban más cerca de nosotros que los llamados Homo sapiens arcaicos… sin embargo, tradicionalmente se ha dicho que no procedemos de ellos… lo que parece ser que no es del todo cierto, según recientes investigaciones que veremos mas pa’lante.

Vayamos por partes: el primer neandertal se encontró en agosto de 1856 (el ejemplar seria conocido como Neanderthal 1), en la cueva de Feldhofer, una zona encañonada del valle del Rio Düssel, cerca de Düsseldorf, Alemania. Este valle se llama Neandertal, en alemán, en honor a Joaquim Neander, famoso teólogo, que fue profesor en la zona, a la que dedicó varios poemas. El termino se lo puso el geólogo William King y el descubrimiento fue realizado por Johann Karl Fuhlrott, un modesto maestro local y fue descrito en 1857 por Hermann Schaaffhausen, dos años antes de “El origen de las especies” de Darwin.

En realidad los primeros fósiles, atribuidos posteriormente a la especie, fueron encontrados en Engis, Bélgica, en 1829. Y posteriormente, en Gibraltar, en la cantera de Forbe, en 1848, se encontraron otros, como ya comentamos en el primer artículo de esta colección. Pero el merito se lo llevaron los restos humanos del Valle de Neander (algo sumamente curioso, pues “neander” significa en griego “hombre nuevo”…). Este maestro, llamado Johann Karl Fuhlrott, tuvo el merito de darse cuenta de que era nuevo tipo de ser humano, aunque no supo decir “exactamente” que era.

Lo cierto es que desató una polémica que casi dura hasta la actualidad. Hubo muchos que negaron que aquellos huesos de Neander fuesen antiguos. August Mayer, por ejemplo, profesor de la universidad de Bonn de gran renombre, insistió en que eran los restos de algún soldado mongol herido en combate en 1814 y que se había arrastrado hasta aquella cueva para morir. El famoso T. H. Huxley, desde Inglaterra, dijo, en respuesta a Mayer, que le parecía muy curioso que un soldado herido hubiese trepado veinte metros por la pared de un precipicio, pese a estar mortalmente herido, se hubiese desprendido de su ropa y efectos personales y hubiese cerrado la entrada y enterrado bajo 60 centímetros de tierra. Igual quería estar tranquilico…

Incluso hay quien, impresionado y desconcertado por la gran cresta superciliar, propuso que había mantenido el ceño fruncido durante mucho tiempo por el dolor que le provocaba una fractura mal curada en el brazo… hay gente pa tó.

Ahora bien. ¿De dónde vienen esto cuasi-humanos?

Todo parece indicar que, al contrario que nuestro linaje, los Homo sapiens, que evolucionaron y salieron de África, hace unos 100.000 años, estos neandertales son autóctonos de Europa, y posiblemente de España, pues se plantea que sean descendientes del Homo antecessor de Atapuerca, aunque otros plantean que procede del Homo heidelbergensis.

William King le asignó en 1864 el nombre Homo neanderthalensis, dándole condición humana pero considerándolo una especie diferente. Posteriormente y debido a su elevada capacidad craneal, equivalente a la del humano actual, sino superior, se le denominó Homo sapiens neanderthalensis (durante la mayor parte del XX), a pesar de las notables diferencias anatómicas.

El consenso actual lo ubica como una especie aparte, más que ná por los estudios genéticos recientes, que demuestran que evolucionó en paralelo al Homo sapiens desde antepasados comunes lejanos, de entre 400.000 y un millón de años atrás. Aunque no se descarta un pequeño aporte neandertal al archivo genético del Homo sapiens: un reciente estudio aporta datos para creer que los seres humanos actuales tienen genes neandertales y el cruce entre especies podría haber ocurrido, algo que veremos más adelante.

Pero volvamos a la cuestión de los orígenes: en la Península Ibérica hay pruebas de su existencia desde los primeros estadios, hace unos 230.000 años, hasta hace aproximadamente 28.000 años, cuando sucumben, después de haber creado y desplegado la importante cultura que se conoce como Cultura Musteriense, así como la Châtelperroniense.

También existe cierto consenso en que practicaban alguna especie de canibalismo ritual: al parecer se quitaba la carne de los huesos para ser enterrados, no para comérselos, como demuestran las pruebas hechas a los huesos encontrados. Evidencias de esta practica las tenemos en Moula-Guercy (Francia), Vindija (Croacia) y en El Sidrón y Atapuerca (España), aunque, precisamente, en el caso de la cueva del Sidrón se cree que podría ser un canibalismo con fines alimenticios, debido a hambrunas.

Existen dudas sobre cómo eran los formas de comunicación de los neandertales: unos opinan que era un lenguaje relativamente moderno, con ciertas palabras y reglas gramaticales, mientras que otros opinan que era algo más bien parecido a la comunicación entre los simios, mediante sonidos y gestos, como parece indicar la situación del cuello adelantado y la disposición de la laringe.